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La bicha está en estado
por Miriam Freilich
martes, 28 agosto 2007


Vamos a organizarnos. Se embarazó la bicha. Será hija de un papá biológico quien a su vez es producto de inseminación  artificial con donaciones de varias mamás y papás. Estos antepasados - congelados desde los años 60  -  han  ayudado   (aún cuando estaban en tubos de ensayo), psicológica y materialmente a  sostener el status quo de la futura mamá y de lo que quiere y estima  Bioman,  sería la nieta general de la República Feudal de V. No se enreden. Esto significa que la que está en el vientre  podría ser una hija  legítima o no.

Hay un desacuerdo. Como nacería entre dos poblados que forman una comuna ( Demo  y Mili) , hay un fifty-fifty  de vecinos abrogándose la pertenencia o no , la aceptación o no, de la aún no-nata. Unos dicen que no se tragan ese patuque parental porque es de origen dudoso. Otros que claro porque les da la gana. Los encargados de la contabilidad no han hecho el balance porque hay diferencias en cuanto a las compañías de lo que antes  se conocía como “ tenedores de libros ”. Unos opinan que no todas son de fiar mientras que otros aseguran que las suyas sí. Sin embargo,  a ojo de buen cubero, la cosa parece estar fifty-fifty  tal como  denominaba Rómulo (el  de las multisápidas)  a las cosas parejas. Partiendo de ese estimado empírico, aunque un poblado grita más duro que el  otro, podemos asegurar que comenzó la batalla campal  por la aceptación o no de la  neo-bichita.

Bioman,  el padre biológico quien  parece admirar  a Superman  porque dijo en su show dominical que su cerebro es  “ chiquitico,  del tamaño de su verruga”, tiene por los momentos tan buena suerte, es tan rico y tan fidel, que se metió en el bolsillo a un  fifty ofreciéndole un caramelito:  trabajar dos horas menos al día, membresía gratuita en el club Pusfans (eso sí, con inscripción machacante), prometiendo unos juguetitos de hierro sin pintura de plomo - ya que es dañina para la salud -  amén de un paraíso comunal , nada parecido a Disneyworld, donde  habría caudillitos como arroz. Ya hay unos preparados al bate. Además, de retruque, se harían con propiedades gentilmente donadas por empresarios neo-parientes que vienen y van con sus maletines preparados y prepagados.  

 

El otro fifty dice que se montaría  en  el cuadrilátero para no dejarse meter un/a chuzo/a. Aunque todavía  las investigaciones biológico-nucleares-metafísicas no hayan  podido  demostrar al mundo la ilegitimidad del cromosoma infiltrado que contaminó las cuenta-cuentos, disculpen, los cuenta óvulos y esperamotozoides,  reclaman  que la cadena ADN que corre desde la Plaza Caracas hasta donde el viento se devuelve, no los deja pasar a esos científicos. Por ahí hay matemáticos que aseguran tener ecuaciones contundentes que saldrán a la luz en su oportunidad binaria. Este fifty pataruco  (como lo ha tildado, Bioman) ha propuesto que mientras se disulida  el enigma, se le explique a la comunidad qué virus mortal podría contaminar ambos poblados. Por ejemplo,  matar a Demo y dejar a Mili o al revés. Mientras  se ponen de acuerdo sobre tan peliagudo compromiso  en donde podrían irse las vidas de ambas (de apellido Cracia)  pienso en el clavo oxidado que podría traer en su seno la bichita. Oh Dios, no han inventado los antibióticos. 

 

En cambio, el padre en ciernes ya escogió el nombre con el cual la anotara en su iglesia: díganme si no es horrendo; Perpetua.  NO, pobrecita.


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