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Odio y fascismo
por Miriam Freilich
sábado, 27 octubre 2007


(Dedicado a los estudiantes "revolucionarios" que con sus ofensas y golpes en el Pedagógico de Caracas,  mostraron el mal que les están haciendo)

 

Odio viene de odium (latín) y no es mas que antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea ( DRAE ). El fascismo tiene un origen y varias interpretaciones. En primera instancia, se trató de un movimiento político y social de carácter totalitario que se produjo en Italia, liderado por Benito Mussolini, después de la I Guerra Mundial y  que luego  se convirtió en la doctrina de este partido italiano. Camisas negras. Los nazis las usaron pardas.

Entre los estudiosos del tema –que son muchos – escojo a Robert O. Paxton, profesor emérito de la Universidad de Columbia, quien lo define como [...] una forma de comportamiento político marcado por la obsesiva preocupación por el declinar, humillación o victimismo de la comunidad, así como por cultos compensatorios de unidad, energía y pureza, en los que un partido de masas o un conjunto de militantes nacionalistas comprometidos, trabajando en difícil pero efectiva colaboración con las élites tradicionales, abandona las libertades democráticas y persigue, con redentora violencia y sin restricciones éticas o legales, metas de limpieza interna y expansión externa  “ (en su libro Anatomía del fascismo, p. 218. Knopf, 2004).

Lo que vimos y escuchamos cuando unos supuestos jóvenes estudiantes calificaron de fascista a Pompeyo Márquez nos da la medida de la pésima formación cultural y política de esos neo-revolucionarios, que lastimosamente se erigen en líderes de un movimiento  que pretende guiar  la doctrina del partido único tan mentado por su Jefe Supremo.

Cuando no pueden argumentar sino repetir como borregos lo que les mandan a decir o sienten porque les inculcaron odio, resentimiento convertido en leit motiv y utilizan cobardemente la ofensa, la descalificación y golpes a sus adversarios, significa que no tienen razón.

Esa táctica de provocar situaciones caóticas  y luego irresponsablemente  culpar a los agredidos, es un peligrosísimo signo de que están siendo encaminados por una senda incoherente y malsana que no les producirá sino una tremenda frustración tanto intelectual como espiritual.

Si son afectos al llamado proceso y a la inconstitucionalidad representada en la llamada reforma, harían bien en estudiar historia universal e historia de Venezuela. Pero la verdadera, no la historia oficial que ha demostrado aquí y en cualquier lugar del planeta, no es sino un remedo útil para aquellos que más temprano que tarde, pasan a formar parte del mal recuerdo en  s pueblos que por desgracia tienen la mala suerte o la inmadurez de dejarse enamorar por dictadores disfrazados de demócratas. Esos sólo aman el poder.

Un dirigente que trabaja para beneficio de su pueblo lo hace sin pretender que  lo adoren, lo vitoreen o lo aplaudan. Como  hicieron Mussolini (finalmente colgado en una plaza), Hitler (fracasado y  suicidado). Kim Il Sung (con un hijo tan dictador como él  oprimiendo a su pueblo).

Un gobernante sano no trabaja solo. Escucha. No se vale de la bondad y la ignorancia. Nunca amenaza con el uso de las armas ni  la guerra ni  la sangre para  supuestamente construir. No jura en vano. No humilla. Eso es odio. Nada que ver con el amor. Eso se convierte en fascismo. Autoritarismo, totalitarismo y veneno.

Los pueblos callan hasta que hablan. Estallan.

Lo que los venezolanos queremos es trabajo, salir de la miseria, de  la corrupción galopante, de la inseguridad, de la impunidad.

Queremos salud, educación no ideologizada. Necesitamos pluralidad, igualdad y respeto. Moral y luces, como decía Bolívar.

Muchachos, no lo traicionen. No vendan a su país. Construyan.

mirfrei2003@yahoo.es


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