(Dedicado a los estudiantes
"revolucionarios" que con sus ofensas y golpes en el
Pedagógico de Caracas, mostraron el mal que les están
haciendo)
Odio
viene de odium (latín) y no es mas que
antipatía y aversión hacia algo o hacia
alguien cuyo mal se desea ( DRAE ). El fascismo tiene un
origen y varias interpretaciones.
En primera instancia, se trató de un movimiento
político y social de carácter totalitario que se produjo en
Italia, liderado por Benito Mussolini, después de
la I Guerra Mundial y que luego se convirtió en
la doctrina de este partido italiano.
Camisas negras. Los nazis las usaron pardas.
Entre los estudiosos del tema –que son muchos
– escojo a Robert O. Paxton, profesor emérito de la
Universidad de Columbia, quien lo define
como [...] una forma
de comportamiento político marcado por la obsesiva
preocupación por el declinar, humillación o victimismo de la
comunidad, así como por cultos compensatorios de unidad,
energía y pureza, en los que un partido de masas o un
conjunto de militantes nacionalistas comprometidos,
trabajando en difícil pero efectiva colaboración con las
élites tradicionales, abandona las libertades democráticas y
persigue, con redentora violencia y sin restricciones éticas
o legales, metas de limpieza interna y expansión externa
“ (en
su libro
Anatomía del
fascismo,
p. 218. Knopf, 2004).
Lo que
vimos y escuchamos cuando unos supuestos jóvenes
estudiantes calificaron de fascista a Pompeyo Márquez nos da
la medida de la pésima formación cultural y política de esos
neo-revolucionarios, que lastimosamente se erigen en líderes
de un movimiento que pretende guiar la doctrina del
partido único tan mentado por su Jefe Supremo.
Cuando no
pueden argumentar sino repetir como borregos lo que les
mandan a decir o sienten porque les inculcaron odio,
resentimiento convertido en leit motiv y utilizan
cobardemente la ofensa, la descalificación y golpes a sus
adversarios, significa que no tienen razón.
Esa táctica
de provocar situaciones caóticas y luego
irresponsablemente culpar a los agredidos, es un
peligrosísimo signo de que están siendo encaminados por una
senda incoherente y malsana que no les producirá sino una
tremenda frustración tanto intelectual como espiritual.
Si son
afectos al llamado proceso y a la inconstitucionalidad
representada en la llamada reforma, harían bien en estudiar
historia universal e historia de Venezuela. Pero la
verdadera, no la historia oficial que ha demostrado aquí y
en cualquier lugar del planeta, no es sino un remedo útil
para aquellos que más temprano que tarde, pasan a formar
parte del mal recuerdo en s pueblos que por desgracia
tienen la mala suerte o la inmadurez de dejarse enamorar por
dictadores disfrazados de demócratas. Esos sólo aman el
poder.
Un
dirigente que trabaja para beneficio de su pueblo lo hace
sin pretender que lo adoren, lo vitoreen o lo aplaudan.
Como hicieron Mussolini (finalmente colgado en una plaza),
Hitler (fracasado y suicidado). Kim Il Sung (con un hijo
tan dictador como él oprimiendo a su pueblo).
Un
gobernante sano no trabaja solo. Escucha. No se vale de la
bondad y la ignorancia. Nunca amenaza con el uso de las
armas ni la guerra ni la sangre para supuestamente
construir. No jura en vano. No humilla. Eso es odio. Nada
que ver con el amor. Eso se convierte en fascismo.
Autoritarismo, totalitarismo y veneno.
Los pueblos
callan hasta que hablan. Estallan.
Lo que los
venezolanos queremos es trabajo, salir de la miseria, de la
corrupción galopante, de la inseguridad, de la impunidad.
Queremos
salud, educación no ideologizada. Necesitamos pluralidad,
igualdad y respeto. Moral y luces, como decía Bolívar.
Muchachos,
no lo traicionen. No vendan a su país. Construyan.
mirfrei2003@yahoo.es