Este
es un mensaje respetuoso e imaginario a Rafael Bolívar
Coronado, autor de la letra
de Alma Llanera. Digo imaginario
por lo parecido (el mensaje, claro) a todas esas crónicas
de viajes que él nunca realizó pero sí publicó en su
época de periodista y porque como cualquier venezolano que
se precie, imagina, inventa. Eso de mentir es tan pegajoso,
que, el mismo BC, habiendo visto la luz en Villa de Cura
dijo y así se canta que fue en una ribera del Arauca
vibrador y que era hermano de la espuma, de la garza, de la
rosa y del sooooooooool.
¿Sería error del
tipógrafo y en verdad decía Aragua? Se comprende. No había
computadoras ni editores. Supe que cuando la zarzuela, con
música de su amigo el guaireño Pedro Elías Gutiérrez, fue
estrenada (1914) en el desaparecido teatro Caracas, su
Alma Llanera, que era una canción de toda la pieza, fue
muy aplaudida. Tanto gustó que los chismes fueron de boca en
boca de tatarabuelas, bis y abuelas acerca de lo bonito que
sonaba la música y lo metafórico de la letra, tanto que
ha sido nuestro segundo himno. Bueno, por ahora pues su
potro tiene rubias crines y no sabemos si a alguna niña o
niño se le pueda ocurrir preguntar por qué y termine teñido.
Cuidado si salta un resorte. No se asuste amigo
imaginario BC. Tal vez en aquella época, los venezolanos
eran arrullados por la viva diana de la brisa del palmar y
tenían el alma primorosa del cristal. Probablemente amaban,
lloraban, cantaban y soñaban con claveles de pasión para
ornar las crines del susodicho. Para ese año (Primera
Guerra Mundial) , ya las cámaras legislativas del país
que era éste , tenían al general Gómez, presidente
constitucional
de
Venezuela quien estaba gobernando desde 1910 y
supuestamente hasta el 14 (el año 13, de golpe y porrazo ese
JV decidió que quería continuar en el poder, creando la
primera crisis en el seno de su gobierno) Duró en la silla
ique constitucionalmente 27 años, perpetuo,
vitalicio. Golpista es golpista hasta que se muere,
como dicen por ahí.
Sepa usted periodista BC que ya no somos
arrullados por la viva diana sino arrollados por quienes son
despertados con y por ella.
Cuéntole - sin confirmación
oficial del zoológico- que otro potro, recientemente
volteado – presuntamente- sufre de una seria tortícolis
que, dicen
los entendidos ,
afecta sus cervicales. Operarlo es complicado porque
algunos guardianes no saben a ciencia cierta si es alérgico
y pudiera producirse alguna reacción mañosa. Otros comentan
que por tan forzada postura, su vista podría haber
adquirido daltonismo, aunque yo eso no lo creo porque,
al menos, a los humanos que cambian el verde por el rojo y
viceversa, no les da. Nacen con ese mal de ojo.
Ni siquiera
les otorgan licencia para conducir coches, digo carros.
Volviendo a
usted, que recibió del Benemérito como premio una beca para
viajar a España y allá los críticos literarios no
comprendieron sus “originalidades ” por lo cual se puso a
publicar historias firmadas con un montón de seudónimos -
algunos pertenecientes a escritores venezolanos vivos y
otros recién fallecidos - creando un caos literario . Qué
pena. Eso no es ético. Por estos lares, ahora, los
juglares y juglaras que no rinden pleitesía al nuevo
reino comunal, son desclasificados, perseguidos,
amenazados y hasta a sus familias amedrentan. Lo que sí está
permitido - por decreto real- es la existencia de unos
cenadores (comen y también se supone, beben por la noche)
quienes, en lugar de dar a la gente hambrienta
reconstituyentes, han preparado un minestronérico
menú general, que regiría a toda la casa Re-zarzuela ahíta
de música tipo Mambrú se fue a la guerra, que,
dolor, que dolor, que pena. ¿La conoció? Figúrese que
hay una imprenta montada en el cerro mágico - que ahora es
de todos- donde imprimen la historia oficial así que no hay
peligro de caos literario. Y para terminar le digo un
secreto (el presuntamente dueño de la comarca muestra
desconocer del asunto, así que no lo difunda) : Voló
solo, solito un maletín lleno de humo… Parece que
llevaba una gran chispa capaz de incendiar la pradera.
Aunque esa es la noticia, chíiito. Hay un cura y un
sacristán, maracuchos - ambos metiches - que llevaron una
carretilla llena de llaves a la funeraria donde creían, la
abrirían, pero no los dejaron entrar por la puerta principal
porque, dicen, ese maletín no existe, no existió ni
existirá. No, no y no.
Como su Alma
llanera siempre suena al final de la fiesta, por favor,
envíe del más allá para acá, el joropo original. Es que
algunos medios tontos lo tergiversan. Da rabia. Son un
peligro para la estabilidad mundial y, sobre todo, del reino
único.
PD: Un elefante se
balanceaba como la tela de una araña y como veían que
resistía fueron a buscar un camarada.