El
artículo anterior, primero sobre la palabra marginal,
motivó algunos interesantes comentarios provenientes de varios
amables lectores. Uno de ellos me llama la atención sobre la
relación semántica entre los vocablos marginal, derivado de
margen, y su sinónimo orilla, que dio origen en el
pasado a la expresión ³blanco de orilla², lo mismo que, más acá en
el tiempo agrego yo, a ³patiquín de orilla². Pero no se trata
exactamente de lo mismo, porque ni el ³blanco de orilla² ni el
³patiquín de orilla² eran propiamente marginales, tal como
entendemos hoy este concepto. Todavía en los años 40 recuerdo que
en los pueblos, y seguramente también en la Caracas todavía
pueblerina, se discriminaba socialmente, más con ingenuidad que
con intención malsana, a la gente pobre, que vivía en las
orillas del pueblo o de la ciudad, a quienes incluso se les
llamaba también orilleros, y, en algunos países,
arrabaleros. Pero era mas bien una forma, que hoy nos resulta
hasta cómica, de establecer categorías sociales sin ningún
fundamento, salvo la pobreza de unos, frente a la supuesta riqueza
de otros, que casi siempre era mas bien menos pobreza.
Por otra parte, la sinonimia entre margen y orilla
es muy imperfecta, pues la orilla tiende a verse más como
una línea imaginaria, mientras que el margen sugiere la
idea de franja, o zona más amplia que la línea. Esto sea
dicho sin desconocer que el DRAE define margen en alguna de
sus acepciones como equivalente a línea. Por eso digo que
se trata de una tendencia, y no una definición, a ver la orilla
más como una línea, y el margen como una franja o
zona más o menos ancha.
Otro lector sugiere que el concepto de marginal no debe
limitarse a las personas, y por extensión a las comunidades
sociales, sino que debe extenderse a otros entes, como países,
regiones, etc. Esto es válido si usamos las palabras marginal
y marginalidad más allá del ámbito en el cual me he ubicado
en este artículo. Un país marginal no es propiamente un
país caracterizado por la miseria absoluta que, entre otras
cosas, define a los marginales en sociedades como la
nuestra. Una persona o cualquier otro ente puede mantenerse al
margen de algo, sin que puedan ser llamados marginales
en el sentido con que aquí manejamos ese concepto. La inteligencia
y sagacidad de los hablantes, sin ser gramáticos ni filólogos, ha
establecido de hecho, y al margen valga la aplicación del
término de los diccionarios, la diferencia entre marginal
y marginado. Lo que sí puede decirse, y se dice, es
barrio o zona marginal, para referirse al ámbito físico
en que viven los marginales, individuos o grupos.
En todo caso, agradezco mucho a estos lectores que, al escribirme,
han enriquecido mis conocimientos sobre el tema, y me han sugerido
aspectos de este que podrían ser tratados por mí en oportunidades
posteriores. En el próximo artículo concluiré estas notas sobre la
palabra marginal.
