Para mi amiga Gisela Ortega
La mucha frecuencia con
que se usan los vocablos marginal y marginalidad,
unida a otros factores, ha hecho que ese uso resulte a menudo
bastante equívoco. De hecho no es fácil definir con exactitud
ambos términos, entre otras razones porque la dinámica
económico-social de los últimos tiempos ha tenido el efecto de
que los conceptos con ellos señalados hayan sufrido importantes
cambios.
En relación con el concepto que por ahora nos interesa, el DRAE da
de ambos vocablos definiciones muy vagas e imprecisas. De
marginal dice, en su 4ª acepción: ³Dicho de una persona o de
un grupo: Que vive o actúa, de modo voluntario o forzoso, fuera de
las normas sociales comúnmente admitidas², y de marginalidad:
³Falta de integración de una persona o de una colectividad en las
normas sociales comúnmente admitidas².
Lo primero que debemos observar es que, de acuerdo con lo que
comúnmente entendemos por marginal, a nadie en su sano
juicio se le va a ocurrir vivir ³voluntariamente² en esas
condiciones. Por otra parte, ambas definiciones son tan generales,
que entran dentro de ellas numerosos casos que, estrictamente
hablando, no corresponden a lo que uno empíricamente considera que
es marginal y marginalidad.
Tampoco los diccionarios especializados dan definiciones
plenamente satisfactorias de ambos vocablos, principalmente
porque, desde el punto de vista de las ciencias sociales cada
autor tiene su propio criterio al respecto, y sobre esa base
ensaya su particular definición.
Una de las definiciones, de las muchas leídas, que más se
aproximan, a mi juicio, a lo que comúnmente se intuye, más que se
piensa, como marginal es la de Gino Germani: ³Šsectores de
la población segregados en áreas no incorporadas al sistema de
servicios urbanos en viviendas improvisadas y sobre terrenos
ocupados ilegalmente² (G. Germani: El concepto de marginalidad.
Nueva Visión. Buenos Aires; 1973. p. 12. Cit. por Diccionario
de Ciencias Sociales. Instituto de Estudios Políticos. Tomo II.
Madrid; 1976. p. 147).
Quizás la falla principal de esta definición está en que reduce el
fenómeno de la marginalidad al medio urbano, a las ciudades
más o menos grandes, y un criterio más actual es que, si bien el
problema se plantea con mayor dramatismo y notoriedad en las
grandes ciudades, ya la marginalidad no puede limitarse
sólo a las ciudades, pues también se produce en muchas zonas
rurales.
En todo caso, creo que el punto crucial para una definición de la
marginalidad reside en la exclusión compulsiva, nunca voluntaria,
de individuos y grupos de personas del disfrute de los servicios
básicos e imprescindibles para la sobrevivencia en cualquier tipo
de sociedad. No sólo porque dichos servicios no existan, sino
también porque, existiendo, aquellos individuos y grupos no tienen
acceso a ellos. ¿Cuáles son esos servicios básicos e
imprescindibles?: trabajo remunerado, alimentación, vivienda,
salud y cultura, por lo menos. Dentro del concepto de cultura
incluyo la educación sistemática, escolarizada; la recreación,
esta última tanto en lo que toca a la producción cultural propia
(música, artes plásticas, literatura, teatro), como en lo que toca
al goce del producto cultural de los demás; y el deporte, el que
se practica directamente y el que se disfruta como espectáculo.
También en el concepto de cultura, y específicamente en la
educación, debe incluirse el aseo personal, aunque en estrecha
relación con la idea de salud.
De tal modo que, un sujeto marginal es aquel que no tenga
trabajo fijo y remunerado, lo cual le impide ganar el dinero
necesario para alimentarse y alimentar debidamente a quienes
dependan de él, por lo que también carece de vivienda propia o
alquilada en condiciones mínimas de habitabilidad, lo mismo que de
la asistencia médica elemental para conservar la salud suya y de
sus dependientes, que no asiste a la escuela generalmente es
analfabeta, aunque no siempre ni tiene posibilidad de producir
ninguna clase de manifestación artística en condiciones que no
sean las más rudimentarias, ni de disfrutar de alguna forma de
recreación (cine, televisión, radio, teatro, deporte, etc.).