Ningún Jefe de Estado
occidental ha manejado, al menos durante la década, el
montón de dinero que ha manejado Hugo Chávez sin control
de ninguna especie. Los montos que manejan los expertos
–quienes sacan cuentas casi a ciegas valiéndose tan sólo
de su experiencia y de cifras internacionales- son
sencillamente alucinantes. Se sabe también que el BCV no
recibe el 40% del total de lo que entra en Venezuela por
concepto del petróleo. Para remate, el Washington Post
publica que podría existir una red terrorista a las
puertas de los EEUU, con el presidente venezolano como
responsable. Automáticamente uno identifica el paradero de
los reales de la república, que debían estar en los
hospitales, la vivienda, la red vial, la seguridad y la
educación.
Pero es que, además, el
Contralor avala todo, la Comisión de Contraloría,
tradicionalmente dirigida por la oposición –ahora en manos
oficialistas sin pudor alguno-, no se reúne desde
principios de Enero cuando se instaló formalmente la nueva
Asamblea Nacional. Con el agravante de que ahora ese foro
exhibe más de sesenta diputados opositores que constituyen
lo que se conoce como “mayoría calificada”. Por su lado,
la Fiscal se dedica a perseguir a cuanto disidente
consigue a mano y la Presidenta del Tribunal Supremo de
Justicia ha llegado a justificar la concentración del
poder del lado del Ejecutivo, alegando que el balance que
garantiza la división de poderes es casi una afrenta para
el proceso revolucionario en marcha en Venezuela.
No es de extrañar, en
consecuencia, que los estudiantes tengan que coserse la
boca para conseguir presupuesto, que los enfermeros tengan
que hacer huelga de hambre para que les paguen, que las
mujeres de los presos tengan que derribar las rejas de las
cárceles y encaramarse en las “ballenas” para evitar que
disuelvan sus manifestaciones exigiendo saber de sus
familiares y que el país entero sea una sola protesta que
crece con los días en lugar de apagarse como figuraba en
los planes de desgaste que el régimen viene ejecutando.
Es verdad que esto muestra un
país al revés, porque donde ha corrido tanto dinero estos
episodios dantescos parecen un mal sueño. Un país donde
hay que encadenarse para reclamar lo elemental. Pero
también es verdad que se está gestando un país que dejará
atrás a los gobiernos que venden fraude y las dirigencias
alcahuetas que sólo tienen un punto en la mirilla, cual es
el tema electoral y gríngolas para todo lo demás. Porque
los verdaderos líderes surgen de la lucha, del riesgo y
del dolor. Quienes ha hecho historia en Venezuela no
voltean la mirada cuando el país sufre, sino que se
consustancian con su sacrificio y lo comparten. Ante lo
que han sido capaces de hacer los jóvenes estudiantes,
cualquier otro estilo de liderar el combate para salir del
más oprobioso gobierno que haya tenido Venezuela luce
raído, sin color, mareado y frágil.
Es verdad que tenemos un país
encadenado y que nosotros mismos lo estamos cuando hasta
la información se nos niega, ningunean las penurias del
pueblo y se burlan de nuestros reclamos. Es verdad que hay
presos políticos, que hay gente que vive en medio de la
miseria mientras otros negocian y cobran, que hay
exiliados. Pero también hay un pueblo que lucha y que se
crece en esa lucha, que hace músculo para que salgan los
presos, para que vuelvan los exiliados, para que los
venezolanos vivan dignamente del dinero que nos pertenece
y para que se haga justicia. Y así será.