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Periodistas, medios y vida activa
por Macky Arenas
martes, 30 junio 2009


El debate público en nuestros días dispone de un escenario privilegiado y es el de la comunicación mediática. Los medios están para servir a la ciudadanía a reconocerse y accionar como tal. Es el moderno concepto de participación para incidir en los asuntos que afectan a todos. Hacer vida activa en la sociedad es imposible si no se dispone del recurso mediático. Lo que es absolutamente contradictorio a que se privilegie a una sola persona o sector para disponer de esa especie de reencantamiento de mundo, que si bien hace que el periodismo bordee la heroicidad en su cara más romántica, por otro lado genera el ineludible compromiso de hacer siempre lo posible porque se exprese la opinión pública.

Nuestro compromiso fundamental es ser los portavoces y defensores de una opinión pública que es la expresión de los deseos, expectativas y valores de la sociedad. Todo cuanto hacemos profesionalmente recibe su última justificación en la expresión de la opinión pública. No hay opinión pública que no sea aquella que se convierte en noticia y es por ello que toda noticia es expresión de opiniones, que a su vez son representaciones de la sociedad. Es por ello que la relación con el poder tiene en los medios un vehículo demasiado eficaz para someter a los gobernantes a un referendo con sus electores. Inevitablemente, los medios se convierten en el referente central del escenario político, porque ya no sólo reflejan a la sociedad civil, sino que hacen posible sus mismas condiciones de existencia como sociedad democrática.

De allí que nuestra responsabilidad como modelaje de la sociedad adquiera una enorme seriedad desde el punto de vista del papel de los medios como articuladores de la sociedad civil. Y esto se debe a las propias carencias de la sociedad, escasamente dotada de instituciones suficientemente representativas, como para que el ciudadano pueda reconocerse en ellas y a través de su poder participar en la esfera política. En Venezuela han sufrido una doble quiebra, de legitimidad y de eficacia. El ciudadano está más desprovisto e indefenso que nunca y es a los medios que hoy corresponde posibilitar la expresión ciudadana y devolverla a la vida activa. Los medios estamos obligados a impedir que se le reduzca a la condición de simples espectadores. Es eso hacer política?: si. Al fin y al cabo somos ámbito del debate público. Es eso salir de nuestra especificidad?: no, porque somos un legítimo grupo de presión y nuestra intervención en la política pasa tanto por la defensa de intereses organizativos y profesionales, como por la proclamación y defensa de ciertos valores morales.

Las acciones que llevamos a cabo los medios y los periodistas no se agotan en el círculo profesional; tampoco en el político. Se proyectan con más fuerza en el conjunto de la sociedad en razón de que somos una de las élites más visibles e influyentes de nuestra época. Eso también incrementa nuestra responsabilidad a la hora del agotamiento de las instituciones o ante el despojo de la dignidad ciudadana por regímenes de fuerza que ignoren la vigencia inalienable de los valores que tenemos el deber de defender. No hay disyuntiva o señalamiento que pueda enfrentar la profesión o la fidelidad de un medio con su rol, por el hecho de asumir valientemente y sin esguinces su compromiso con la democracia y la libertad. Es más, una cosa no existe sin la otra. La sola duda traiciona el oficio.

mackyar@gmail.com


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