Trescientos delegados de los
países del hemisferio se encuentran en Asunción, Paraguay,
para participando en la Reunión de Medio Año de la Sociedad
Interamericana de Prensa. Temas ineludibles son la crisis
financiera que afecta a varios importantes periódicos
norteamericanos y el auge de los diarios digitales, que cada
día compiten más con los impresos. El otro gran desafío está
representado en los gobiernos populistas que afinan
mecanismos para acogotar la libertad de prensa.
En su empeño por defender la libertad de prensa y fomentar y
proteger los intereses de la prensa diaria y periódica de
América, la SIP se ha esmerado siempre en fortalecer y
mantener la dignidad, los derechos y las responsabilidades
de la profesión periodística. Por ello se monitorea, cada
vez con mayor acuciosidad, la situación, en este momento en
franco deterioro, del libre ejercicio del periodismo en
varios países del hemisferio. Es el caso de Venezuela,
Argentina, Ecuador , Bolivia y Nicaragua, por sólo mencionar
algunos de ellos. En el caso de Cuba, lejos de mejorar la
condición de los comunicadores con la llamada "transición",
el cerco se cierra sobre los periodistas, intelectuales y
escritores disidentes: se reporta la existencia en la isla
de más de 25 periodistas condenados a penas que superan los
20 años de cárcel. México mantiene su primer lugar como país
peligroso para hacer periodismo, gracias al fenómeno del
narcotráfico. En El Salvador se teme por la libertad de cara
a la fortaleza electoral ganada por el FMLN, políticamente
emparentado con el proyecto excluyente de Chávez Frías en
Venezuela. El mismo temor existe en Uruguay, de prosperar
las posibilidades de una de las opciones oficialistas,
alentada y respaldada por el gobierno venezolano.
Es un hecho que la mayoría de los presidentes terminan
atacando a la prensa y tratando de restarle credibilidad. No
es sencillo, desde la altura del poder, lidiar con un frente
crítico cuya responsabilidad es informar lo que muchas veces
no conviene a sus gestiones. Es así como muchos gobernantes
democráticos terminan siendo enemigos de la prensa
independiente. Se presentan como demócratas pero devienen en
autoritarios. Aún cuando se declaran bastiones de la
libertad y adalides de los derechos de sus respectivos
pueblos, no respetan el primero de ellos, el de la libertad
de expresarse e informarse sin cortapisas ni amenazas. Uno
de los asuntos que más vigila la SIP es la proliferación de
procesos judiciales que se entablan contra los medios y el
uso de la publicidad como instrumento de los gobiernos para
premiar o castigar, temas cuya tendencia se acentúa cada vez
con mayor fuerza, anexando esta modalidad coercitiva en
países como Honduras y Guatemala.
El asesinato y la violencia verbal y física contra los
periodistas es una de las herramientas de amedrentamiento en
nuestros países; en algunos de ellos, grupos delictivos y
paramilitares dan muerte o amenazan constantemente a
profesionales de la comunicación. Un capítulo pendiente es
el del periodista Santiago Leguizamón, víctima de la
violencia precisamente aquì en Paraguay. En otros casos, es
el propio gobierno o son ciertas instituciones estatales
quienes reprimen a la prensa a través de sofisticados
mecanismos de terror. Es indudable que se ha innovado en la
represión a los medios de comunicación.
Sin embargo, los testimonios vivos de quienes se dan cita,
año tras año, en estas reuniones de la SIP son el mejor
estímulo para la lucha. Estos sillones están ocupados por
editores y periodistas que han sobrevivido, junto a sus
diarios y a fuerza de coraje, a dictadores, crueles tiranos
y toda clase de sátrapas. Y es que, como dijo alguno de
ellos, los diarios siempre han sido protagonistas de la
historia. Mientras los autócratas pasan, la prensa queda.
Ellos son la violación y ella encarna el derecho. Por eso
ellos son el accidente y ella es lo permanente.
mackyar@gmail.com