Por la
ventana de
la SIP por
Macky
Arenas
lunes, 31
marzo 2008
La
reunión de Medio Año que se realizó en Caracas, congregó a
los miembros de la Sociedad Interamericana de Prensa y a
cuanto interesado en el tema comunicacional resolvió
acercarse. Los temas allí abordados, de la más patente
actualidad, motivaron debates durante los cuales, tal y como
estaba previsto, el centro de atención fueron Cuba y
Venezuela.
La primera, porque, a pesar del hecho claro del paso atrás
de Fidel Castro para colocar a su hermano Raúl y las
expectativas que esto ha levantado con la posibilidad de
introducir algunos cambios en la vida cotidiana de los
cubanos, el régimen mantiene sus coordenadas intactas y, si
se trata de los 25 periodistas presos, su situación ha
variado para peor. La segunda porque no existe posibilidad
de ocultar el constante atropello que, adoptando diversas
formas, sufren continuamente la sociedad democrática
venezolana y sus medios independientes.
Una cosa es escuchar en otros países los informes que sobre
el tema de la libertad de expresión llevan los venezolanos a
discusión en el seno de la SIP; y otra muy distinta es
presenciar "in situ" lo que los venezolanos vivimos de
manera cotidiana y ante lo cual nos resistimos a crear
costumbre. Sufrieron la cadena que impidió a dos de las
principales figuras de la SIP salir al aire una noche en
Globovisión; escucharon el tremendismo y la acidez con que
los rojos se refieren a los medios; supieron de las mentiras
presentadas como verdades y conversaron con periodistas,
camarógrafos y reporteros gráficos sobre las diarias
vicisitudes que colocan en riesgo su trabajo.
Una contracumbre mas-de-lo-mismo que no generó el menor
impacto, a pesar de la generosa cobertura de los medios
independientes; un derecho de palabra para los oficialistas,
perdido entre el resentimiento y la amenaza y una escuálida
protesta diluida en el tedio de una tarde sabatina, pusieron
en evidencia el éxito de una nueva reunión de la SIP, que
logró superar todos los escollos que un régimen terrorista,
tanto mediático como callejero, colocó en el camino de su
llegada a Caracas.
Se considera esta reunión como la más concurrida y
sustanciosa entre las de Medio Año. Vinieron todos, porque
pudo más el compromiso ético que los naturales temores.
El "terrorismo mediático" quedó como epitafio de una visión
totalitaria de dimensiones hemisféricas y se asoma a la
ventana de la SIP como el más acabado testimonio de la
autodescalificación de Chávez y su séquito.