La vara de
Dios por
Macky
Arenas
miércoles,
4 julio
2007
Una de las actitudes humanas que
producen mayor lástima es la falta de temor de Dios. Cuando
un individuo, valiéndose de su poder, hace sufrir a otros a
sabiendas de que comete una tremenda injusticia, eso es
falta de temor de Dios. Cuando familias enteras lloran por
causa de la injusticia que se comete contra sus seres
queridos, eso es falta de temor de Dios. Cuando ciudadanos
honestos permanecen encarcelados para satisfacer el deseo de
venganza de un dictadorzuelo, eso es falta de temor de Dios.
Y cuando hay ausencia de temor de Dios, falta todo. El
riesgo para los pelos.
Da lástima el individuo que no teme a Dios porque es como el
ignorante que no ve el peligro mientras delira con el poder
que por un ratico disfruta, aunque ese ratico ya dure diez
años. En el tiempo de Dios, es muy poca cosa.
Esos mandantes dan dolor. Por tibios serán vomitados. Tienen
una vara muy corta porque sólo alcanza a dominar lo que no
puede doblegar. Por eso la admiración que suscitan aquellos
a quienes golpea, que contrasta dramáticamente con el
desprecio que inspira el que la empuña. La vara de Dios es
larga, tan larga como segura es su Justicia. No temer a esa
Justicia es de necios y ciegos. La ira de Dios es terrible y
la historia de la humanidad está llena de pruebas, no sólo
de su amor y su misericordia, sino también de las
consecuencias de su ira. La ira de Dios se ha manifestado
cuando se le desconoce porque no se le teme y cuando repara
injusticias para escarmiento de los duros de corazón.
La conseja popular asegura que los atropellos se pagan en
esta vida y también hay suficientes pruebas de ello. Eso
permite suponer lo que vendrá en la otra, por lo que
cultivar el temor de Dios es, por lo menos, aconsejable. La
justicia humana es manipulable; la Divina va hasta el final.
Está escrito.
El Papa ha mencionado a los presos políticos esta Navidad.
Se refirió a Latinoamérica y tenemos fundadas sospechas de
que pensaba en Venezuela. La injusticia es el gran escándalo
evangélico y Jesús vino a esta tierra a predicar la
Salvación del pecado y de la muerte. El pecado y la muerte
rondan a la injusticia instalada en Miraflores. Seis años
tras la rejas de seres inocentes es demasiado pecado para un
sólo hombre, pero en el tiempo de Dios aún hay espacio para
conjurar esos demonios. Mientras más oportunidades perdidas
para rectificar, mayor acumulación de cuentas que rendir y
de saldos que pagar. Debían pensarlo, crean en lo que crean,
no vaya a ocurrir aquello de enfrentarse, ya sin poder
alguno, al "llanto y el rechinar de dientes".