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Por amor...
por Macky Arenas
miércoles, 24 diciembre 2008


Desde hace 2008 años la humanidad se reúne por esta época para celebrar el acontecimiento más entrañable que se puede experimentar entre seres queridos: el nacimiento del Niño Jesús. Cuando éramos muy pequeños la ilusión eran los regalos. De mayores, es la esperanza en un nuevo comienzo. Sin duda que un ambiente muy especial caracteriza estos días, hermosos y alegres, que hacen una atmósfera distinta al resto del año. Algo que no es de este mundo nos impulsa a revisar los motivos de nuestras tristezas, desazones y hasta rencores y reconsiderar la posibilidad de trocarlos en sentimientos positivos.
 
No es que los venezolanos tengamos razones para estar especialmente alegres, pero lo que sí es cierto es que este es uno de esos momentos en que la fe regresa para inyectarnos la fuerza que necesitamos, a los fines de recuperar el espíritu de lucha y rescatar una gran Verdad. Esa gran Verdad no es otra sino que el ser humano no está sólo, que toda esta incertidumbre y todo este sufrimiento tienen sentido y que recibimos la mejor de la noticias: que no estamos desprovistos ni abandonados a nuestra suerte, sino que el poder de Dios se manifestó una vez en Belén y a partir de allí tenemos la certeza de que dirige la Historia. Y es esa la indudable alegría de estos días, la que no puede arrebatarnos el odio, ni la traición, mucho menos el poder que sólo es de este mundo.
 
Este hecho que marcó al ser humano para siempre, se manifiesta en toda su grandiosidad cuando constatamos que tiene la inagotable energía de representar un reinicio, un nuevo comienzo, un reciclaje que en realidad significa una nueva oportunidad. Como decimos en criollo, una recarga de baterías para recapitular en lo que hacemos y cómo debemos replantear nuestro esfuerzo para cumplir el Plan de Dios...con la ayuda de Dios. Cada año recordamos y celebramos la feliz circunstancia de que nos enviara a su Hijo para que caminara entre nosotros y nos enseñara a ser mejores. Su Plan era que definitivamente  lo fuéramos y ello implica ser libres y ser compasivos. Ser mejores para mejorar nuestro entorno y hacer de la vida en la tierra la comunidad de amor que nos anunció era para toda la eternidad.
 
No cabe duda de que en el Plan de Dios no está que unos atropellen a otros, ni que la ley se coloque por encima de la dignidad y los derechos que nos confiere la paternidad divina; no está Sus Planes el que sus hijos sufran por la ambición de poder, el resentimiento y la avaricia de unos cuantos. Y no está en sus planes el que el afán de revancha mantenga a los inocentes privados de su libertad. Uno de los discursos de Jesús que maravilló  las muchedumbres por la sabiduría de su doctrina fue: "No juzguéis y no seréis juzgados, porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados y con la medida con que midiereis sereis medidos. Cómo ves la paja en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el tuyo?".
 
Pero para quien sufre la injusticia también hay un mensaje: "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá". Los caminos no siempre son despejados y la letra no siempre es derecha, pero la  misericordia de Dios es infinita y su justicia inexorable...por amor.-

mackyar@gmail.com


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