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La Universidad también
por Macky Arenas
lunes, 17 marzo 2008


La mejor manera de constatar que un gobierno es incompetente consiste en enumerar los “operativos” que pone en marcha. Hay un operativo para tapar huecos, otro para recoger la basura, otro para arreglar escuelas y otro para remodelar canchas deportivas. Al final, la marcha nunca arranca y nada se soluciona pues lo permanente es la presencia del problema. Pero si usted quiere saber si un gobierno es siniestro, observe cómo trata a la Educación.

Si bien es cierto que hay que reconocer el papel estratégico de la educación de calidad en un mundo globalizado, también lo es otro detalle: eso de “estratégico” va en función de lo que se quiera conseguir con ella. El mundo globalizado para el desarrollo y el progreso, entendido en términos de bienestar para los pueblos, exige niveles cada vez más altos de preparación. El mundo globalizado para el servilismo a una ideología o régimen de confiscación de libertades en función de la dominación, exige niveles cada vez más bajos de preparación.

Cuando se habla de que la Educación es un elemento estratégico para la revolución, se está marcando territorio, se está advirtiendo que será dirigida, controlada y focalizada hacia una visión del mundo distorsionada cuando no falsa. Cuando se plantea que serán eliminadas las pruebas en cuestión, se está avanzando hacia una democratización de mentira. Porque no por decretar “entrada libre” se eleva la calidad de la educación; lo previsible es que ocurra todo lo contrario. No por eliminar los requisitos de admisión se masificará el acceso a la educación universitaria; lo previsible es que ocurra lo contrario. Masificación no es igual a democratización y democratización no es igual a calidad. Esa ecuación no funciona de manera automática. Antes bien, el proceso que vivimos y el manejo que se está haciendo de los elementos estratégicos del desarrollo social, no garantiza la superación de la exclusión, sino todo lo opuesto.

Hay que tener muy claro que estas acciones no constituyen un error del gobierno, ni son producto de una equivocada visión del objetivo educativo. El descalabrar, desmontar y hasta ranchificar el sistema educativo es un requisito imperativo para anular la capacidad de respuesta de un pueblo y deshilachar el tejido social. Debilitar a la sociedad es indispensable para que prospere y se mantenga un proyecto político de dominación, por ende clasista y excluyente como el que se está armando en Venezuela, disfrazado de revolución reivindicadora que propiciaría la oferta de oportunidades para todos.

Todos los mecanismos de respuesta deben ser sometidos, excluidos. La Universidad también. Tendrán éxito? Como siempre, depende del punto hasta el cual el país esté dispuesto a dejarlos llegar.

mackyar@gmail.com


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