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Guerra avisada
por Macky Arenas
viernes, 1 agosto 2008


Desde que el gobierno de Hugo Chávez se instaló en Venezuela hace ya una década, los venezolanos hemos visto empeorar de manera sostenida y sin precedentes en su celeridad nuestras condiciones de vida. Hay más pobres que nunca, hay más niños abandonados en las calles, las instalaciones de escuelas y hospitales públicos dan pena y hay un deterioro creciente y sumamente peligroso de instituciones y redes interinstitucionales. Muchos se preguntarán cómo es posible que esto pase en un país con tanta riqueza petrolera y cómo puede entenderse que a un gobierno le interese una situación semejante? Pero es el gobierno de Hugo Chávez no sólo se esmera en sea así, sino que lo hace porque le conviene.

Es importante que los países hermanos, todos al alcance de los tentáculos de este nuevo imperialismo con ropaje revolucionario y chequera petrolera, tengan bien claro el oscuro túnel en que se adentrarían en caso de aceptar las lisonjas de los aliados del régimen que actualmente opera en Venezuela, al punto de someterse a los riesgos que enfrentarían de conducirlos al poder. Si aún así, resuelven sucumbir al atractivo adrenalínico de dormir con el enemigo, pues ya es su opción.

A un gobierno que no le preocupa el bienestar de su pueblo sino la exportación de la revolución, destina los recursos no a satisfacer las demandas y aliviar las angustias de las clases desposeídas, sino que emplea los cuantiosos ingresos petroleros en enviar "ayudas" que en realidad son regalos a los gobernantes - que no a los países- que son sus aliados políticos.

Así, en El Salvador, el gas se envía a las alcaldías controladas por el FMLN, con el fin de que sirvan al objetivo de ayudar a la opción político-electoral que ellos representan. Venezuela cobrará en la otra vida, ya que el interés es al 2% y el plazo a 25 años. A Cuba se le bombea pretróleo desde siempre y el "pago" ha sido enviarnos entrenadores deportivos y médicos que, no sólo no son tales, sino que apenas pueden ponen los pies en polvorosa y se fugan a Miami o cualquier otro lugar donde estén a salvo de la obligación de regresar a la isla. Ahora construiremos una refinería en Cienfuegos, lo cual ha sido advertido como inviable por todos los técnicos del propio gobierno de Chávez. A Nicaragua ya hemos perdido la cuenta de las ofertas que se le han hecho, pero, aparte de otros regalos más sustanciosos y patrocinios electorales, sabemos que les enviamos neumáticos mientras en Venezuela escasean. Ya en Mexico habíamos ayudado y probablemente lo seguimos haciendo al truculento López Obrador. En Argentina el embajador venezolano se metió en serios problemas por descubrirse su generosidad con los piqueteros y ya es harto difundida la "mala junta" de Chávez y los suyos con las Farc, con la correspondiente y expresa repulsa de los venezolanos.

A Bolívia literalmente le hemos cubierto varias veces el presupuesto nacional y lo más doloroso ha sido la muerte absurda de 4 militares venezolanos que pilotaban un helicóptero cedido a la campaña de Evo Morales. En otra ocasión supimos que el embajador de Cuba en Caracas se paseaba por Bolivia, chequera en mano, distribuyendo nuestro dinero entre los amigos de Evo Morales, quien ha cometido la impudicia de agradecer públicamente a Chávez por esas donaciones. Hemos construído casas, hospitales, pavimentado calles y remodelado escuelas en muchos municipios latinoamericanos, sin mencionar la gasolina que le enviamos gratis a londinenses y "zonas pobres" de EEUU, que en realidad nadan en opulencia cuando se las compara con nuestros sectores marginales. Eso, por sólo mencionar algunas de estas fugas de recursos.

Esto no sólo termina indignando a la población, sino que se convierte en una humillante evidencia de arbitrariedad cuando constatamos que todo está diseñado para apuntalar el éxito político de los complices de Chávez en el Continente, en lugar de servir a paliar las necesidades de los pueblos con los que Venezuela, por cierto, tiene amplia trayectoria de solidaridad. Tanto más indignante cuando se hace sin pasar por ninguno de los controles que todo Estado debe observar a la hora de erogar lo que pertenece al tesoro público. Esa es la razón por la cual todos estos regímenes apuntan a favorecer la inversión extranjera, luego de quebrar a los empresarios locales y aniquilar las industrias básicas, etapa ya cumplida con el desastre de Petróleos de Venezuela y la Electricidad. Aquellos no pueden pedir las cuentas que los segundos sí pueden exigir. Mermar la capacidad de respuesta de los factores políticos nacionales es de vital importancia para manejar el país a su antojo.

El caos que se produce en un país por causa de la asfixia al aparato productivo, a la inversión privada y a la democratización de los espacios de comunicación, no sólo coloca a la población en una dinámica de supervivencia que desestimula la participación política, sino que desmoraliza a la ciudadanía cuando recibe de su propio gobierno un trato discriminatorio y displicente. Y la ira no importa que sea mucha cuando es débil. Por eso la pobreza es el mejor negocio para Chávez. Recomendación de Fidel Castro que él disciplinadamente la extenderá a los países en donde logre colocar sus piezas. Guerra avisada no mata soldados.

mackyar@gmail.com


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