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Toque de queda
por Macky Arenas
miércoles, 31 octubre 2007


El problema de los cambios, ya no cabe duda que inconstitucionales e ilegítimos, a los que se someterá al país a partir del mes de diciembre no  radica en cuándo serán puestos en práctica sino en lo que ellos significan para la vida de los venezolanos y la seguridad de nuestra sociedad. El  hecho de que un solo hombre tenga todo el poder por todo el tiempo coloca en peligro, no sólo a quienes se le oponen, sino a cada cual sin excepción. Es  cuestión de esperar para ver arrepentirse uno a uno de quienes hoy bailan a este son y entonces será el llanto y el rechinar de dientes.  

Aquí no se está regulando un Estado de Excepción.  Más que eso, nos impondrán vivir un toque de queda permanente. El Estado de Excepción tiene reglas muy claras, muchas de ellas en consonancia con disposiciones internacionales sobre el respeto a los Derechos Humanos, no importa la situación que lo provoque. La forma como estos saqueadores de la vida pública se despachan de un manotazo el derecho a difundir y recibir información, así como al Debido Proceso en este atentado contra la Constitución, ya no tiene nada que ver con un Estado de Excepción. Se trata de un toque de queda, donde el ciudadano existirá si le da la gana al mandante. Tan sencillo como eso. Si luego,  aquellos que aún me leen con aprehensión, son sorprendidos en su buena fe, no digan que no se lo advertimos.  

La Constitución aprobada por la Asamblea Constituyente el año 2000, incluyó un artículo llamado "350", que dice así: "El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, a la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos".   Qué ha pasado, para que apenas siete años después lo que se desconozca sea este Artículo? Qué ha cambiado para que tome la forma de una especie de paria en el exilio del olvido? Qué ha ocurrido que el régimen le teme tanto?  Qué estará pasando que su sola mención es sinónimo de de intenciones desestabilizadoras?  

Dónde están los firmantes de esa Constitución, Maduro, Otaiza, Santos Amaral, Villegas, Earle Herrera,  Jaua, Vielma Mora, Rangel,  Lara, y Tarek Saab, a quien entrevisté por esos días en Globovisión y repetía hasta el cansancio que era la mejor Constitución, la más perfecta y un modelo para el Continente y el mundo, sobre todo en materia de Derechos Humanos? Dónde quedó ese orgullo por el deber cumplido? Dónde  esconden las plumas con las que firmaron? Dónde enterraron los principios que proclamaban defender? Cómo es que hoy alcahuetean un proyecto opuesto?  Qué sentido tiene echarse así la soga al cuello? Será que el Socialismo del Siglo XXI funde las neuronas y enajena la voluntad? O será que jamás hubo ni neuronas ni voluntad?  

Es oportuno recordar aquí el argumento de Stalin  para defenestrar toda otra voz: "La organización del Partido sustituirá al Partido mismo, el Comité Central sustituye a la organización y finalmente un  dictador sustituye al Comité Central".  El partido oficialista ya comienza a tener las dimensiones físicas y mentales del Camarada Chávez.  

Para quienes aún conservamos la cabeza en su sitio y la dignidad en cada molécula, esta arremetida de la destrucción hecha proyecto político, no puede ser llevada a las urnas electorales, ni aún con la Madre Teresa de Calcuta al frente del CNE, por la sencilla razón de que los derechos no se someten a votación. Se puede discutir si éste o el otro va a tal o cual cargo; si se construye un parque aquí o un hospital allá. Pero jamás un derecho. El que acepte hacerlo, pasa a engrosar las filas de la pandilla de bandoleros que quieren merendarse la legalidad.

mackyar@gmail.com


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