El
problema de los cambios, ya no cabe duda que
inconstitucionales e ilegítimos, a los que se someterá al
país a partir del mes de diciembre no radica en cuándo
serán puestos en práctica sino en lo que ellos significan
para la vida de los venezolanos y la seguridad de nuestra
sociedad. El hecho de que un solo hombre tenga todo el
poder por todo el tiempo coloca en peligro, no sólo a
quienes se le oponen, sino a cada cual sin excepción. Es
cuestión de esperar para ver arrepentirse uno a uno de
quienes hoy bailan a este son y entonces será el llanto y el
rechinar de dientes.
Aquí no se está regulando un Estado de Excepción. Más que
eso, nos impondrán vivir un toque de queda permanente. El
Estado de Excepción tiene reglas muy claras, muchas de ellas
en consonancia con disposiciones internacionales sobre el
respeto a los Derechos Humanos, no importa la situación que
lo provoque. La forma como estos saqueadores de la vida
pública se despachan de un manotazo el derecho a difundir y
recibir información, así como al Debido Proceso en este
atentado contra la Constitución, ya no tiene nada que ver
con un Estado de Excepción. Se trata de un toque de queda,
donde el ciudadano existirá si le da la gana al mandante.
Tan sencillo como eso. Si luego, aquellos que aún me leen
con aprehensión, son sorprendidos en su buena fe, no digan
que no se lo advertimos.
La Constitución aprobada por la Asamblea Constituyente el
año 2000, incluyó un artículo llamado "350", que dice así:
"El pueblo de Venezuela,
fiel a su tradición republicana, a su lucha por la
independencia, a la paz y la libertad, desconocerá cualquier
régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores,
principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos
humanos". Qué ha pasado, para que apenas siete
años después lo que se desconozca sea este Artículo? Qué ha
cambiado para que tome la forma de una especie de paria en
el exilio del olvido? Qué ha ocurrido que el régimen le teme
tanto? Qué estará pasando que su sola mención es sinónimo
de de intenciones desestabilizadoras?
Dónde están los firmantes de esa Constitución, Maduro,
Otaiza, Santos Amaral, Villegas, Earle Herrera, Jaua,
Vielma Mora, Rangel, Lara, y Tarek Saab, a quien entrevisté
por esos días en Globovisión y repetía hasta el cansancio
que era la mejor Constitución, la más perfecta y un modelo
para el Continente y el mundo, sobre todo en materia de
Derechos Humanos? Dónde quedó ese orgullo por el deber
cumplido? Dónde esconden las plumas con las que firmaron?
Dónde enterraron los principios que proclamaban defender?
Cómo es que hoy alcahuetean un proyecto opuesto? Qué
sentido tiene echarse así la soga al cuello? Será que el
Socialismo del Siglo XXI funde las neuronas y enajena la
voluntad? O será que jamás hubo ni neuronas ni voluntad?
Es oportuno recordar aquí el argumento de Stalin para
defenestrar toda otra voz: "La organización del Partido
sustituirá al Partido mismo, el Comité Central sustituye a
la organización y finalmente un dictador sustituye al
Comité Central". El partido oficialista ya comienza a tener
las dimensiones físicas y mentales del Camarada Chávez.
Para quienes aún conservamos la cabeza en su sitio y la
dignidad en cada molécula, esta arremetida de la destrucción
hecha proyecto político, no puede ser llevada a las urnas
electorales, ni aún con la Madre Teresa de Calcuta al frente
del CNE, por la sencilla razón de que los derechos no se
someten a votación. Se puede discutir si éste o el otro va a
tal o cual cargo; si se construye un parque aquí o un
hospital allá. Pero jamás un derecho. El que acepte hacerlo,
pasa a engrosar las filas de la pandilla de bandoleros que
quieren merendarse la legalidad.
mackyar@gmail.com