Al revés por
Macky
Arenas
domingo,
14 octubre
2007
Bajo
el mando revolucionario las cárceles encierran policías de
carrera con intachable trayectoria, mientras el indefenso
ciudadano cobra alarmada conciencia del malandraje que se
adueña de los cuerpos de seguridad. Privados de su libertad
se encuentran cumpliendo condena militares dignos, quienes
evocan la ya difusa memoria de una Fuerza Armada al servicio
de la soberanía, mientras toda clase de extraños se
introducen en los cuarteles, camuflajeados tras una reserva
desprovista y mercenaria.
Nuestras ciudades exhiben el resultado de la más rampante
desidia, mientras el dinero se fuga a raudales para
financiar campañas extranjeras. Los hospitales mueren de
mengua y las escuelas se mimetizan con el entorno desgastado
y macilento, mientras las clínicas, colegios y universidades
que se las arreglan para mantenerse en pie, viven con la
amenaza de que les pasen la máquina al cero.
El discurso presidencial fustiga a las "Hummer" y al escocés
18 años cuando hoy, semejantes costos, sólo pueden ser
pagados por quienes integran esa "cofradía de agentes
subalternos capaces de engullirse la República alentados por
la impunidad". El Defensor del Pueblo defiende su puesto con
inimitable esmero y el Contralor deja claro, con ocasión y
sin ella, el que por su mente ni siquiera pasa una sospecha
de algo que pueda considerarse enriquecimiento ilícito. El
Fiscal? Se ha vuelto experto en "extraviar" testigos y
pruebas. Fustigados o agachados, todos son empleados y
mantenidos del Presidente.
Cada día crece la lista de venezolanos secuestrados y en la
agenda de las negociaciones presidenciales, supuesta para
liberar a rehenes de otros países, no aparece ni uno sólo de
sus nombres. Todos los elogios son para la guerrilla
colombiana y los de la guerrilla colombiana para el gobierno
venezolano. El país es progresivamente alejado de las
naciones que proyectan progreso y el bienestar, mientras se
le acerca a los menesterosos y desestabilizadores del
escenario internacional.
Las avenidas, instituciones o plazas bautizadas con nombres
que evocan orgullo nacional, son sustituídos por
denominaciones vergonzosas, cuya sola mención revuelve el
estómago y subleva la conciencia.
Nos están convirtiendo el país en territorio extraño.
Pretenden injertarnos otra piel. Quieren imponer un régimen
comunista…y aún andamos como si se tratara de cambiar un
gobierno de AD por uno de COPEI. Como si de un régimen
democrático se tratara, aún pensamos que el voto es
herramienta. Discutimos sobre sueldos. Nos deja estupefactos
la escasez. Y lo que es más grave, aún los líderes creen que
pueden tomarse su tiempo para enfrentar la amenaza.
Esta inversión que coloca al país al revés no se endereza
pasando bajo la horca caudina del CNE. Este organismo no
garantiza resultados transparentes sino tiempos más opacos y
una desmoralización imprescindible a los objetivos del
régimen. Semejante situación no se supera electoralmente. El
camino hacia la recomposición comienza por eludir las
trampas.