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El embuste y la democracia
por Liko Pérez
domingo, 18 mayo 2008


No existe nada más antidemocrático que el embuste y la tergiversación de la verdad. No es lo mismo abordar una verdad con distintas aproximaciones contrarias a su autenticidad que totalmente negar que dicha verdad exista.

Tratar una verdad con análisis y reflexiones que enturbien su esencia formal puede formar parte de la preparación que el embuste necesita para instaurarse como verdad. Se dice que una mentira dicha mil veces se convierte en una verdad, cosa con la cual no podemos estar totalmente de acuerdo, a causa de que la verdad, a pesar del cansancio que ejerce la patraña, queda tácitamente sobreentendida en el subconsciente individual y colectivo.

La acumulación de pruebas para certificar que una verdad es verdadera, o desenmascarar que una mentira es mentira, requiere de ingentes esfuerzos que se generan de la premisa “nadie es culpable hasta que no se demuestre lo contrario”.

La enorme lista de “supuestos” embustes acumulados durante los últimos diez años de vida política venezolana, nos indican lo lejos que estamos de hacer valer o defender nuestra democracia.

Todos los venezolanos, oficialistas o de oposición, conocemos virtualmente la agenda antidemocrática del movimiento bolivariano. Sin embargo, ésta sólo se manifiesta como una verdad tácita y difícil de certificar como verdad verdadera.

En nuestro caso, los consecuentes embustes han llegado a tales niveles de recalcitrante imposición, que más bien deben ser considerados como simples argumentos de coacción y no de abierta discusión democrática.

Posiblemente, es por eso que el informe de Interpol (que nos prueba que la verdad negada alberga la debilidad de ser reivindicada) ha generado un desasosiego general en las filas del oficialismo. Si buscamos la causa del desbordado desvelo bolivariano, la encontraremos en sus verdades escondidas (o más bien en sus insostenibles embustes) y verificaremos que el Socialismo del Siglo XXI descansa sobre una virtual montaña de falsedades que como frágil castillo de naipes amenaza toda su estructura encaminándolo hacia su definitiva desaparición.

En estos diez años de mordaza política, no hemos logrado probar, contundentemente, ni uno solo de los abusos cometidos contra la democracia venezolana (aunque ya hemos mencionado que no por eso han dejado de ser harto conocidos, tanto nacional como internacionalmente).

Son quizás, por fin, las pruebas acumuladas en los computadores de Reyes, las que podrán desencadenar la investigación de todas las otras supuestas verdades hipócritamente impuestas desde la doctrina represiva bolivariana.

Aunque el embuste y la democracia son como el aceite y el vinagre, nunca deberemos olvidar que sí existen las emulsiones. Y que éstas, dada su composición, se pueden revertir si las cortamos.


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