Inicio | Editor | Contáctenos 
 

Chávez perdió y no hay quien lo reemplace
por Liko Pérez
domingo, 2 marzo2008


Cómo será de profunda la crisis política de la IV república, la que hizo posible el chavismo, que a pesar de que el monstruo está técnicamente descalificado, no hay quien lo sustituya.

Esta situación no tiene por qué avergonzarnos, siempre y cuando la aceptemos como un proceso de transición hacia algo diferente que debemos aprender a consentir.

El chavismo, en realidad, no existe. Sólo existe el desarrollo natural de una debacle política que no logra rescatar el rumbo democrático perdido.

Sinceramente, ya estoy cansado de echarle la culpa de todo lo que pasa a los bandidos que usurparon el poder y tomaron por asalto el tesoro nacional. Esos son simplemente unos delincuentes vernáculos que aprovecharon el desorden institucional del país para hacer de las suyas.

Esto se veía venir desde la debacle de Lusinchi y las inconsistencias políticas de Herrera Campins. Y sobre todo, a partir de un Caldera II, debilitado e infiltrado por una quinta columna que terminó de abonar el terreno para la instauración de una total irracionalidad.

La solución a nuestro problema no existe en el statu quo político que aún sobrevive el tsunami político venezolano, sino más bien en algo “nuevo” que difícilmente hoy podemos percibir.

No hablo de soluciones de “derecha” o de “izquierda” radicales, hablo de la necesidad de un árbitro que claramente desbarate todas las triquiñuelas heredadas e imponga de vuelta las verdaderas reglas de juego que exige una democracia funcional.

Mientras no logremos el “entendimiento” de una alternativa sustitutiva del atavismo político que vivimos hoy, no saldremos de la carcoma político-social que se ha adueñado de nuestra sociedad.

No nos engañemos, aún no hemos renacido; simplemente hemos comenzado a sentir el vacío esperanzador que nos indica la posibilidad de lograr llenarlo de eficaz renovación.


© Copyright 2007 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.