AFP, lunes, 24 sept. 2007. -
El presidente francés, Nicolás Sarkozy, anunció este lunes
en la ONU que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez,
visitará Francia en noviembre para conversar sobre un
intercambio humanitario de rehenes en poder de la guerrilla
colombiana de las FARC por rebeldes presos.
¿Qué
estará tramando el señor Sarkozy? ¿Se las juega todas para
adquirir más popularidad? ¿Será que verdaderamente quiere
que el dilema y sufrimiento de los secuestrados termine
felizmente después de tantos años en cautiverio? ¿O
simplemente desea mejorar sus relaciones con un cliente que
considera potencial?
¡Todo es un misterio!
Por lo tanto, sólo voy a atreverme a hacer comentarios
simples al respecto.
Primero, me pregunto si Sarkozy está consciente de que
mientras las FARC, indiscutiblemente, mantienen en
cautiverio a 45 secuestrados en condiciones infrahumanas,
Chávez, también indiscutiblemente, mantiene en condiciones
sórdidas a muchísimos millones de venezolanos.
El escudo humanitario (con grandes excepciones), siempre se
ha prestado para soterradas operaciones de bien definidos
intereses políticos o económicos (sólo echémosle un vistazo
a los programas de ayudas internacionales que los países
ricos le hacen a los países en desgracia).
No quiero poner en duda que los propósitos de Sarkozy sean
de genuino orden humanitario, aunque vengan algo teñidos de
fraternal nacionalismo francés (lo digo por Ingrid
Betancourt). Sin embargo, me extraña y me cuesta trabajo
pensar que este señor esté dispuesto a forjar un daño
inmensamente mayor, al legitimar a Chávez como un
interlocutor válido (desinteresado) en este macabro juego de
ajedrez internacional.
Tremendo favor para Chávez, diría yo (pero además,
internamente, también restituye el poco respeto que les
quedaba a los externamente tarifados de Le Monde
Diplomatique).
En todo caso, me alegro enormemente por Zapatero, que sin
pertenecer al grupo de los déspotas del mundo (los amigos
actuales de Chávez), ya no se encuentra tan solo con la
carga de la “ingenua” vergüenza causada por sus acciones
pasadas en relación a Venezuela.
No soy yo quien deba exigirle explicaciones a tan elevado
jerarca mundial, pero sería interesante, para todos los
millones de venezolanos que sufren la ignominiosa represión
de un régimen tan forajido como el de las FARC, que
explicara al menos que también va a abogar por la libertad y
la democracia de un país tan excesivamente maltratado como
el nuestro.
Monsieur Sarkozy, en el Arco del Triunfo de París, muy cerca
de donde usted despacha, descansa, grabado eternamente en
sus piedras, el nombre del general en jefe de los ejércitos
del norte de la revolución francesa, Don Francisco de
Miranda (insigne precursor de la independencia de
Venezuela).
¿Será verdad que la embrollona retórica de Chávez (que
obviamente usted considera como seria), podría llegar a
elevarlo a tan digna distinción?
Espero que los franceses no lo permitan.