Inicio

Política

Internacionales

Cine

Fórmula 1

Camino al Mundial

¿Quiénes Somos?

Contáctenos

 

 

 

 

 

 

 

La "legitimidad" del NO 
por Paula Vásquez

miércoles, 8 septiembre 2004


No pretendo analizar las cifras del escrutinio ni la cuestión del supuesto fraude informático. Dejo el tema a los especialistas. Señalaré tres pilares sociológicos que sostienen el triunfo avasallante del No: el clientelismo, la coacción y la convicción.

Una madre damnificada, con cuatro hijos con edades comprendidas entre los 3 y los 10 años, está a la espera de un hogar desde hace 5 años. Ella está indignada porque ha cumplido con todos los requisitos para ser beneficiaria de una vivienda y ahora corre el riesgo de quedarse en la calle. Van a cerrar el refugio. El FUS, su “interlocutor” institucional hasta ahora, ha prácticamente desaparecido porque el financiamiento es ahora para las misiones. Sin embargo, el FUS le tiene prometido un “cheque de 8 millones” para poderse comprar una casita.

Pero tiene la obligación de asistir a las clases de la misión Ribas en la noche. También le tienen prometida una beca de Bs. 200.000 que no termina de llegar. Ya llenó las planillas en
Banesco. Le van a avisar dentro de poco. El 15A patrulleros y profesores de la misión Ribas son la misma cosa.

El voto para ella no es secreto. Es un trámite más para ser beneficiaria de los planes actuales del gobierno, financiados con más de 3.000 millones de dólares procedentes de
Pdvsa. Era “un paso más” de la maquinaria clientelar. En los sectores populares no había libertad de elegir.

La coacción es que una semana antes de las elecciones, la zona del oeste de Caracas donde está ubicado el refugio donde habita esa madre estaba tomada militarmente. Las calles de los sectores populares del país fueron tomadas por 118.000 soldados. A Irak, los Estados Unidos han enviado más o menos 60.000 soldados. Al verlos, esta madre decía: “si gana el Sí va a haber muertos. Ya los soldados tomaron la calle”.

El “Plan República” no significa diferencia alguna entre el estado de sitio permanente y el resguardo de los comicios. ¿Los soldados estaban allí para resguardar al No? La confusión no era azarosa Un soldado sigue siendo una amenaza. La amenaza militar hace parte de la cotidianidad ordinaria.

La “convicción” del que defiende ciegamente al proceso, sin necesariamente ser beneficiario material, es la “posesión” política que ejerce el “mago de las emociones”.
  

                                               

En los sectores socialmente menos favorecidos ello se combina con lazos asistenciales ahora más íntimos y personales. “Los operativos son buenos”, dicen, aun reconociendo las deficiencias. El registro de la convicción es moral y premoderno: unos son “buenos” porque practican la caridad.

Los otros son “malos” porque critican a los primeros. Más aún en aquellos lugares donde lo único que quedaba antes de los médicos cubanos era la emergencia de los hospitales públicos.

¿Cuál es la “legitimidad de origen” del “proceso” hoy? La forma en que se relegitimó deja mucho que desear de un gobierno que se dice progresista. El engranaje de estos tres factores es complejo y poderoso. La adhesión no será pasajera.
                                       Imprima el artículo Subir Página