Grecia ha reiterado, una vez más, su interés
y su intención de sobreponerse a la crisis que le asfixia.
En las elecciones del pasado domingo 17 de junio los
ciudadanos griegos insistieron en lo que han hecho en los
últimos dos años. Disciplina, rigor, austeridad y puesta en
práctica de múltiples medidas exigidas por la Unión Europea,
y ahora para seguir en esa ruta, para sentar las bases
sólidas de la recuperación, piden tiempo, un lapso necesario
e indispensable y que ante la muestra de convicción y
realismo que los griegos expresaron a través del voto, a
Bruselas no le queda otra opción lógica que, mirar con
buenos ojos, el respiro que los griegos están pidiendo.
Clientelismo, burocracia y corrupción, un
tridente que reinó durante décadas en Grecia y nadie más que
los propios griegos, en el papel de las principales
víctimas. No obstante, no han perdido la cabeza, saben que
no vale la pena discutir la permanencia o no dentro de la
zona euro y respecto a su membresía a la Unión Europea,
Grecia es quizás el pueblo más europeo que existe.
Hoy Grecia está dirigida por un gobierno de
coalición, los electores fueron diestros y no se dejaron
encandilar, por el imaginario de la izquierda radical
representada por Alexis Tsipras, quien pretendía que la
grave crisis tenía otra salida, sin necesariamente pasar por
el rigor y la disciplina. Al tiempo que, en medio del
pragmatismo ciudadano, vimos el peligroso avance del partido
neonazi, quizás la única fuerza antidemocrática a la que se
le permite participar en elecciones de un país miembro de la
UE. Por cierto, los militares griegos votaron 25% a favor
del movimiento neonazi.
El gobierno que ahora preside, el conservador
Andonis Samarás nuevo Primer Ministro y líder de Nueva
Democracia, el partido tradicional del conservadurismo
heleno, en coalición con la izquierda que representa
Venizelos líder del partido socialista Pasok, apenas
instalado, envió una muy buena señal a Bruselas y a los
mercados, al nombrar como nuevo ministro de finanzas a,
Vassilios Rápanos,
profesor de economía formado en Canadá, un
hombre que en su juventud militó en las filas del partido
comunista, un resistente de la dictadura, que padeció la
tortura. Su estilo riguroso, propio del banquero que es
Rápanos, seduce a los griegos, sin duda, otra prueba más, de
la voluntad de los helenos por salir de la crisis.
Los profetas del apocalipsis llevan dos años
anunciando la salida de Grecia del Euro, sin decir que
moneda adoptarían. Los griegos han demostrado comprender la
gravedad de la crisis, a cambio, han pedido respeto, han
exigido menos tecnicismo y más comprensión. Los mercados y
la peyorativa opinión pública alemana, deben de una vez por
todas, prestarle atención y comenzar a escuchar las
reiteradas señales enviadas desde Atenas.
Desde que estalló la crisis, los griegos ante
cada oportunidad, que Bruselas les ha otorgado han
establecido una obligación. Los fundamentos siguen sólidos,
son miembros a tiempo completo de la Unión Europea y de la
Zona Euro, mientras se construye el camino de la disciplina
y del rigor.