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Fútbol, política y economía
por Luis  DE LION
domingo, 17 junio 2012


El fútbol además de toda su magia deportiva y competitiva, es política y económicamente rentable. Políticos y anunciantes, han comprendido que a través del fútbol se identifican formas de sociabilidad convencionales y en otros casos emergentes, las cuales en cierta medida constituyen una suerte de barómetro que ayuda a medir, entre otras características, la evolución de una nación determinada.

¿Será porque el fútbol tal y como lo conocemos hoy, nació en Inglaterra al mismo tiempo que nacía el capitalismo moderno? Difícil saberlo, pero cualquiera que sean las razones; la industria deportiva actual son 133 millardos de dólares de volumen de negocio según PriceWaterhouseCoopers. Un crecimiento de 47% en apenas 10 años ¿cual otro sector aparte del informático, ha crecido tanto?

La creación de federaciones nacionales, como el número de países participantes en las diferentes competencias futbolísticas no cesa de aumentar, podríamos pensar, futbolísticamente hablando, que ésta práctica deportiva está en pleno proceso de mundialización.

Pero la mundialización del fútbol, no tiene solo consecuencias deportivas y financieras. En sociedades tan particulares como la iraní actual, la pasión por el fútbol ha crecido de manera tan irresistible, que los líderes religiosos islamistas temen que esta modernidad cultural que el fútbol estaría vehiculando (mujeres en los estadios, héroes emergentes fuera de los modelos convencionales, etc.), podría atentar contra las tradiciones de una nación donde el deporte nacional siempre había sido la lucha. 

De igual forma, la actuación de la vinotinto tanto en la Copa América como en las actuales eliminatorias mundialistas, con sus victorias, nos enseñó que dentro del propio eje suramericano se puede concebir un nuevo orden deportivo, triunfos estos, si bien insuficientes para clasificar a un mundial, no obstante al parecer alcanzaron para despertar a una apasionada afición, que se identificó con su equipo nacional. De manera tal que, tanto jugadores como el personal técnico adquirieron unos niveles de popularidad, que provocaron los celos del líder máximo, Hugo Chávez, quien por su parte sueña con su propio eje suramericano.

Está pendiente la paradoja, del por qué el fútbol ha venido logrando escapar de toda crítica profunda. Casi como un poder espiritual. Dicho esto y volviendo a lo meramente deportivo, el funcionamiento cotidiano del fútbol en el ámbito mundial, ha padecido, y a pesar de las ventajas de la mundialización, sigue padeciendo aún de escándalos de corrupción, dopaje y violencia, los cuales empañan valores y principios fundamentales propios del fútbol y de la mayoría de las prácticas deportivas. El fair-play (juego limpio) debe aplicarse en el seno de instituciones como la propia FIFA y sus diversas confederaciones, al tiempo que deben ser condenados penalmente los propietarios de equipos de fútbol, quienes con fines puramente económicos, fomentan la violencia entre sus fanáticos.

@LDeLION
luisdelion@gmail.com

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 Artículo originalmente publicado en el diario El Nuevo País.


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