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El PRI regresa desde el centro
por Luis  DE LION
domingo, 8 julio 2012


La victoria del candidato del PRI, Peña Nieto, en las elecciones del domingo pasado en México, es sin duda, una consecuencia de la nostalgia opositora de la mayoría del electorado mejicano. El Partido Revolucionario Institucional, que ha vuelto al poder, tras doce años en la oposición y casi al borde de la desaparición, es el heredero de la revolución mejicana, un partido cuyos orígenes y fundamentos tienen una raíz de izquierda, favorables a la reforma agraria, a las nacionalizaciones, la laicidad, la institucionalidad, pero que usó y abusó del poder.

Corrupción, impunidad, arbitrariedad, asfixia de la oposición, sin espacios para subsistir, el PRI se comportó durante 70 años de ejercicio del poder supremo, como un partido único estilo tercermundista. Muchos de sus líderes, fueron muy cercanos a la extinta Unión Soviética, antes de la guerra fría, con muchas aproximaciones en el tema del nacionalismo, con muy buenas relaciones con la tiranía castrista y miembro de la Internacional Socialista.

Al PRI, lo sustituyó en el poder durante más de una década el PAN, una agrupación política de derecha democratacristiana. Felipe Calderón el último presidente del Partido de Acción Nacional puso todas sus fuerzas en una ofensiva militar contra los narcos, el balance, 50.000 muertos en cinco años, sin duda, una insostenible e insoportable situación de insurrección, que si bien, la misma, no es padecida por el grueso de la población mejicana en su cotidianidad, por cuanto la misma tiene como escenario las lejanas fronteras, no obstante, los electores mejicanos en su mayoría aspiran a que vuelva la calma al país.

En ese sentido, para muchos, el PRI en su momento supo frenar a los narcos, con una gestión si se quiere al mejor estilo mafioso y eso es parte de la nostalgia electoral.

Peña Nieto, supo captar ese anhelo de calma y paz, al que aspiran los 113 millones de habitantes que tiene México. La promesa electoral, del candidato del PRI, de contratar como asesor a Oscar Naranjo, ex director de la Policía Nacional de Colombia y artífice de la derrota de los narcos colombianos, sin duda fue clave en su victoria. Además, desde un punto meramente de táctica política, muy hábilmente, Peña Nieto, encarnó una corriente centrista, sin duda más federadora a la hora de traducir sus propuestas en votos.

El eterno mal perdedor, el candidato progresista, Andrés Manuel López Obrador, repite el mismo guión del 2006. Su fatuidad, no oculta su frustración al no poder formar parte del actual y extenso número de presidentes de izquierda democráticamente electos en América Latina.  López Obrador, no ha aprendido, o no quiere, nadar en una escena de contrapoderes y busca fantasmas en cada casilla. Al candidato AMLO se le ha hecho tarde a la hora de ofrecer alternativas políticas modernas a los desafíos de la modernidad. Como dijo Enrique Krauze, si la izquierda mexicana quiere llegar al poder por la vía democrática, tendrá que tomar distancia de AMLO.

luisdelion@gmail.com
@LDeLION


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