Inicio | Editor | Contáctenos 
 

Egipto: entre el faraón y el profeta
por Luis  DE LION
domingo, 1 julio 2012


“No fue la democracia, es la victoria de Dios y es a él a quien le debemos ésta revolución”, gritaba un hombre en la plaza Tahrir, tras el anuncio de la victoria del Hermano Musulmán Mohamed Mursi como nuevo presidente de Egipto. Los acontecimientos han transcurrido a tal velocidad, desde que comenzó la primavera árabe, que ya pocos recuerdan que los Hermanos Musulmanes habían prometido no participar en las presidenciales.

No obstante, pueden decir que no son un partido político sino una confraternidad, en consecuencia no hay un líder, siendo ésta la trampa perfecta para cualquier elección. Una corriente religiosa en ella misma, una red social, más antigua y más poderosa que Facebook. Los Hermanos Musulmanes una asociación creada en 1928 y que en la actualidad además de haber obtenido la victoria en las presidenciales egipcias, es la matriz de los movimientos islamistas.

Durante los primeros días de la primavera árabe egipcia los Hermanos Musulmanes fueron discretos y hasta se oponían al movimiento en crecimiento, por cuanto el mismo estropeaba la línea táctica que ellos mantenían de confrontación calculada con el régimen de Mubarak. Twitter, Facebook e Internet daban la sensación a los analistas de que la era islamista se estaba cerrando y su fin era solo cuestión de días. Occidente creyó que la primavera árabe era una suerte de epónimo de la primavera de Praga, por sus eslogans de dimensión democrática y de exigencia y respeto por los derechos humanos.

Luego llegó el otoño islámico y la red de los Hermanos Musulmanes comenzó a ocupar posiciones en la Plaza Tahrir, un recinto que había comenzado a vaciarse. Los Hermanos Musulmanes tenían la fuerza que les otorgaba el haber tejido durante décadas una espesa red de sistemas de solidaridad, que una vez transformados en estructuras de movilización política, inmediatamente vendría el cobro de los dividendos electorales. Mientras el ejército egipcio conservaba el tesoro que significa el control del Estado, al igual que ocurrió en 1981 luego del asesinato de Saddat.

Reislamización de las instituciones y de la sociedad en general, similar a lo que ocurre hoy Túnez, es el proyecto de los Hermanos Musulmanes. Pero el nuevo presidente egipcio no tiene ni un tercio de los poderes de Mubarak, no puede gobernar, ni legislar, no tiene ni ejército, ni Constitución y sin embargo mete miedo, por el hecho de ser un islamista. Dicho esto, el riesgo es menos en el plano militar, pero en el plano político la duda, las interrogantes están a la orden del día.

Respecto a Israel, hay esperanza e inquietud ante el nuevo gobierno egipcio. El oleoducto que lleva gas desde Egipto a Israel ha sido saboteado en más de 20 ocasiones desde que comenzó la primavera árabe. En agosto 2011 la embajada de Israel en El Cairo fue saqueada e incendiada. En 1979 Israel y Egipto firmaron la paz, podríamos decir que se trata de una paz entre Estados pero no una paz entre ambos pueblos, es una paz muy fría.

Occidente debe estar muy atento y poner en perspectiva la continuidad y la ruptura de las posiciones de muchos líderes de los Hermanos Musulmanes comparando lo que decían en 1981 cuando asesinaron a Saddat y lo que dicen y prometen hoy luego de la caída de Mubarak.

luisdelion@gmail.com
@LDeLION


© Copyright 2012 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.