La
segunda vuelta de las elecciones regionales francesas, ha
confirmado los resultados obtenidos en la primera. El
Partido Socialista ha ganado el primer escrutinio
intermediario desde que Sarkozy fuera electo presidente.
¿Los franceses han dejado claro cuales son sus motivaciones?
nada seguro, por cuanto es válido interrogarse si luego de
la euforia cívica de mayo 2007, los electores galos no
estarían nuevamente retomando el viejo habito de sancionar
sistemáticamente a las mayorías, costumbre cuyo origen está
en el hecho que el pueblo desconfía del poder absoluto,
cualquiera que sea la corriente política que pretenda
ejercerlo.
Igualmente se ha podido constatar una abstención record, la
cual refleja el abismo que separa a los dos grandes partidos
políticos de la opinión publica nacional. Los respectivos
llamados a la movilización electoral no surtieron efecto.
Quedando en el ambiente la duda si los votos constituyen una
real adhesión, pareciera que no es así, por cuanto la alta
abstención refleja de forma paradójica que el electorado
galo estaría cansado del clásico enfrentamiento entre
izquierda y derecha.
Pero mas allá de las paradojas, está el hecho incontestable
de la perdida de popularidad del presidente Sarkozy, quien
en esta ultima semana ha optado por exponerse menos a los
medios, la vocería presidencial esta siendo corregida, con
el objetivo de frenar la disonancia entre la presidencia y
el gabinete ejecutivo, de igual forma habrá que mejorar las
relaciones entre Sarkozy y sus copartidarios que ejercen
mayoría en el legislativo. Todo ello tomará tiempo, no basta
un simple cambio de imagen, habrá que esperar mientras
llegan los resultados de las reformadas emprendidas, para
que Sarkozy recupere la confianza dilapidada en apenas 10
meses. El enorme plan de reformas puesto en practica por el
presidente francés, de momento ha logrado la concertación
entre gobierno, representantes patronales y sindicales. Los
descontentos están en la izquierda y los impacientes a la
derecha, por lo que no cabe duda que Sarkozy seguirá
adelante con su programa de gobierno, dado que la sanción
electoral de este domingo tiene, menos que ver con su
política de gobierno que con su estilo presidencial, menos
de fondo que de ritmo.
Del lado socialista, se impone la interrogante; ¿que
provecho van a sacarle a esta victoria?, un partido
confrontado los últimos años a un sinfín de ambiciones. De
momento, no ha habido arrogancia en los discursos de los
diversos lideres de la izquierda, los comentarios han sido
de orden consensual, insistiendo sobre el aspecto colectivo
de la victoria. Dada la magnitud del triunfo socialista, mas
allá de lo que algunos de sus lideres catalogan como voto
sanción contra el gobierno, los socialistas deberán ponerse
del tamaño del compromiso que ahora encarnan como
contrapoder.
Así las cosas, de momento Francia se orienta hacia una nueva
forma de cohabitación, una manera muy propia y original de
compartir los poderes republicanos; los destinos de la
nación en manos de la derecha y la gestión regional en manos
de la izquierda.