La
izquierda tradicional (Partido Socialista, Partido Comunista
y Ecologistas) ha logrado el 47.5% de los sufragios, contra
40% del solo partido de derecha UMP. Dichas cifras,
confirman la victoria de la izquierda - especialmente en las
ciudades de más de 30.000 habitantes - en ésta primera
vuelta de las elecciones regionales y municipales francesas
del pasado domingo 9 de marzo.
No obstante el éxito obtenido, los dirigentes del partido
socialista, a excepción de la ex-candidata a la presidencia
Segolène Royal, han evitado hacer anuncios triunfalistas, de
manera a esperar que, ésta primera victoria, se confirme el
próximo domingo 16 de marzo cuando tendrá lugar la segunda y
definitiva vuelta.
Así mismo, se trató de una primera vuelta poco seguida por
los votantes, 31% de abstención, por lo que el golpe que
recibiera el presidente Sarkozy no es necesariamente muy
fuerte, salvo para su imagen. Si bien, el presidente Sarkozy
ha resultado ser menos efectivo que lo que fue su
predecesor, Jacques Chirac, en las municipales de junio
1995, las cuales tuvieron lugar apenas días después de haber
sido electo Chirac, en el campo socialista también habían
sufrido un revés en elecciones regionales, pero el mismo
tuvo lugar tras cuatro años de gobierno de Jospin. Esta
derrota del 9 de marzo 2008, tiene lugar, para Sarkozy,
luego de apenas 10 meses en la presidencia. De tal manera,
que si las cifras no constituyen de momento un huracán de
votos contra Sarkozy, representan al menos, una llamada de
alerta.
En cuanto a los discursos post-resultados, de los diversos
líderes regionales, de cada lado se mantienen a la
expectativa, los socialistas evitaron cantar victoria y la
derecha espera una corrección o un despertar de sus
electores que le permita limitar los daños y así minimizar
el alcance político del escrutinio.
Como quiera que sea, el mensaje de los electores en ésta
primera vuelta de las regionales galas tiene múltiples
destinatarios. Las elecciones intermediarias francesas son
siempre la ocasión, para la opinión publica, de enviarle un
mensaje claro y fuerte al ejecutivo. En los escrutinios
regionales, las preocupaciones locales de los electores
sobrepasan las consignas, las ideas y proyectos que los
grandes partidos ponen en práctica a nivel nacional. Así
como también, históricamente los electores franceses tienen
el hábito o el reflejo político de no confiarle nunca todos
los poderes republicanos a un solo campo político.
Ante la contundencia de algunas instituciones como la
presidencia, los electores, en varias ocasiones previas, con
la cohabitación, han obligado a los dos principales campos
políticos, a trabajar juntos y a compartir el poder y este
domingo 9 de marzo 2008, en virtud que no se jugaba la carta
presidencial, los franceses decidieron jugar la carta de los
contrapoderes locales. Ante el poder central de derecha, se
presentan los poderes locales de oposición.
Si bien, Francia, no necesariamente ha amanecido de
izquierda, al menos, se ha expresado una decepción y lanzado
un aviso al gobierno de Sarkozy, y será el domingo 16 de
marzo, cuando se podrá medir con justeza la amplitud del
malestar. De igual forma, si los socialistas logran afianzar
su victoria, tienen por delante la titánica tarea de poner
orden en su propia casa, arreglando sus divisiones internas
y atreviéndose de una vez por todas a realizar el tantas
veces postergado "aggiornamento" del Partido socialista.
En resumen para Sarkozy la situación no es desastrosa.
Deberá sin duda cambiar de estilo, mas no necesariamente de
política, puesto que Sarkozy conserva la legitimidad de un
mandato que culmina en el año 2012. Sin embargo, su política
de apertura, ha mostrado claramente sus límites, la apuesta
por borrar las fronteras partidistas está perdida y las
elecciones de este domingo pasado mostraron claramente que
en Francia sigue habiendo una izquierda y una derecha, y
puede que hasta un centro.