La
reciente gira del presidente iraní, por América Latina solo
tuvo efectos mediáticos.
El régimen que preside Ahmadinejad, no anda bien, no solo
tras la derrota que sufriera en las recientes elecciones
regionales, sino también por el efecto que se comienza a
sentir, como consecuencia de las sanciones financieras que
la comunidad internacional ha puesto en práctica contra el
gobierno iraní. Unas medidas que incitan a algunas empresas
petroleras a no renovar sus respectivos contratos con Irán.
Las reservas de la banca central iraní se están vaciando y
el déficit supera la mitad del PIB iraní.
En esas condiciones, es que el régimen iraní intentó buscar
un poco de oxígeno a través de golpes mediáticos. Comenzó
anunciando una nueva fase de comercialización de las
inmensas reservas gasíferas de Irán, oferta que fue aceptada
por la China, que de momento solo firmó un acuerdo de
principios. Inmediatamente, un alto representante del
régimen iraní viajó a Pekín, y desde allá montó un show
mediático que buscaba hacerle creer al mundo, que la China
no respetaría la resolución 1737 emitida recientemente por
el Consejo de Seguridad. La maniobra solo consiguió, que el
canciller chino Yang Jiechi, aclarara que su país aún no ha
firmado ningún acuerdo definitivo con Irán.
La China era la última esperanza para los iluminados de
Irán, en sus ganas por dividir al Consejo de Seguridad.
Por otra parte, Teherán pretendió hacer subir los precios
del petróleo y Arabia Saudita, anunció recientemente un no
rotundo, tan contundente fue el anuncio de Riyadh, que desde
Teherán algunos políticos comienzan a hablar de una
coalición árabe-israelí, que buscaría en el corto plazo
aislar a Irán.
Ante ese cuadro, es que se inicia la gira de Ahmadinejad;
por Nicaragua, Ecuador y Venezuela. Con el solo viaje a
Caracas no hubiera bastado para remontar la imagen del
régimen iraní, razón por la cual los molás optaron por una
amplia gira, con una comitiva conformada por una extensa
delegación ministerial. Imposible visitar a las principales
naciones árabes, por cuanto éstas actualmente boicotean
diplomáticamente a Irán; la China de momento no quiere
recibir mas visitas oficiales de Irán y desde Argentina
quieren poner tras las rejas a varios altos funcionarios
iraníes. Es así, como el periplo se limitó a los tres
regímenes que con mayor fuerza practican el atorrante
discurso antiamericano.
En el fondo, es una gira que se sabía no aportaría gran cosa
a Irán, pero que sin embargo, le daría una actualidad a
estos cuatro países (Nicaragua, Venezuela, Ecuador e Irán)
que tienen en común el abusar en el uso de slogans
populistas o revolucionarios, que generalmente le interesan
a los medios, pero que en el fondo no tienen incidencia, ni
sobre las sanciones financieras que golpean a la economía
iraní, ni sobre los precios del petróleo.
Dicho esto, los contratos firmados entre un Irán
profundamente deficitario y sus compinches latinoamericanos,
no hacen sino ridiculizar aún mas al régimen de Ahmadinejad,
al cual cada vez se le hace mas difícil ocultar su
vulnerabilidad y su falta de opciones ante su cada vez más
marcado aislamiento internacional.