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El peso real de Ahmadinejad
por Luis  DE LION
jueves, 6 septiembre 2007


El presidente iraní, que se distingue por una retórica apocalíptica, estará nuevamente de visita en Venezuela y la ocasión es propicia para reiterar, que Ahmadinejad no tiene prácticamente ningún poder, si lo comparamos con el inmenso poder acumulado por Hugo Chávez.

Sin embargo, se insiste en diabolizar a Ahmadinejad, al tiempo que dejan de satanizar al régimen iraní en sí mismo. Algunos creen, que el único defecto del régimen iraní es este oscuro miliciano, escogido por los Ayatolás para jugar el rol de gran agitador internacional. En consecuencia, desde el Consejo de Seguridad, también desde Washington y París, se estarían renovando relaciones con los mal llamados “moderados” del régimen iraní, de donde sobresale Alí Rafsanyani, quien deja entrever que con él a la cabeza de la presidencia de Irán las cosas irían mejor, particularmente en lo que respecta al tema nuclear. Y mientras se sigue diabolizando a Ahmadinejad, nos olvidamos del currículo de Rafsanyani sobre quien pesa actualmente un mandato de arresto internacional.

En el plano interno, el período presidencial de Ahmadinejad fue reducido por los Molás y las próximas elecciones iraníes – de manera expresa – coincidirán con las presidenciales norteamericanas. Una subyugación inimaginable para Chávez quien tras asumir el poder aumentó la duración de su período presidencial. Entretanto Ahmadinejad, seguirá con su aterradora retórica, con la finalidad de desestabilizar a los EE.UU. y que mejor tribuna, que hacerlo nuevamente desde la Venezuela de Chávez. Así mismo, todos los acuerdos en materia económica, entre bolivarianos e islámicos, se hace con el visto bueno de Rafsanyani, político de inmensa influencia, la cual es ejercida generalmente tras bastidores. En Irán en materia de petróleo es Rafsanyani quien decide, así como también en el resto de la economía, en fin un poder tan amplio como el del Guía Supremo.

Los poderes que conforman el Estado iraní tras la Revolución Islámica, definidos en la Constitución de la República Islámica de Irán son poco conocidos. A la cabeza está el Guía Supremo, cargo hecho a la medida del ayatolá Komeini, sobre el principio de tutela suprema, por una eminencia religiosa con competencias terrenales y divinas, dicho cargo, lo ejerce actualmente el ayatolá Kamenei. El Guía Supremo controla las fuerzas armadas, las milicias, los medios de comunicación del Estado y las miles de mezquitas, y cada gobernador y cada ministro está siempre acompañado de un representante de dicho Guía Supremo. La Asamblea de Expertos, es un consejo de 86 religiosos encargados de confirmar al Guía Supremo en sus funciones y de nombrarle un sucesor. El presidente de la República, elegido por sufragio universal por un período de 4 años, no tiene derecho sino a dos mandatos sucesivos. He aquí otro aspecto, de la minusvalía de Ahmadinejad en comparación al infinito poder de Chávez, quien está a punto de imponer una nueva Constitución, gracias a la cual el Guía Supremo Bolivariano tendrá derecho a cuantos mandatos sucesivos se le antoje.

En teoría el Presidente iraní es el segundo personaje del Estado, pero cada uno de los otros poderes (Guía Supremo, Asamblea de Expertos, Consejo de los Guardianes y el Consejo de Discernimiento) pueden pasar por encima del Presidente quien a fin de cuentas no controla ni la propia composición de su gobierno. El Parlamento Islámico, instancia cercana a la presidencia, ve su influencia legislativa reducida al derecho a veto que tiene el Guía Supremo. El Consejo de los Guardianes, es una suerte de Senado, que ratifica o rechaza las leyes votadas en el Parlamento y por último el Consejo de Discernimiento, dirigido por Rafsanyani, es el órgano encargado de trazar la política general de Irán.

Así pues, queda demostrado que el hombre fuerte de Irán es Rafsanyani, quien además de todo lo antes mencionado acaba ser nombrado a la cabeza de la Asamblea de Expertos.


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