El
presidente iraní, que se distingue por una retórica
apocalíptica, estará nuevamente de visita en Venezuela y la
ocasión es propicia para reiterar, que Ahmadinejad no tiene
prácticamente ningún poder, si lo comparamos con el inmenso
poder acumulado por Hugo Chávez.
Sin embargo, se insiste en diabolizar a Ahmadinejad, al
tiempo que dejan de satanizar al régimen iraní en sí mismo.
Algunos creen, que el único defecto del régimen iraní es
este oscuro miliciano, escogido por los Ayatolás para jugar
el rol de gran agitador internacional. En consecuencia,
desde el Consejo de Seguridad, también desde Washington y
París, se estarían renovando relaciones con los mal llamados
“moderados” del régimen iraní, de donde sobresale Alí
Rafsanyani, quien deja entrever que con él a la cabeza de la
presidencia de Irán las cosas irían mejor, particularmente
en lo que respecta al tema nuclear. Y mientras se sigue
diabolizando a Ahmadinejad, nos olvidamos del currículo de
Rafsanyani sobre quien pesa actualmente un mandato de
arresto internacional.
En el plano interno, el período presidencial de Ahmadinejad
fue reducido por los Molás y las próximas elecciones iraníes
– de manera expresa – coincidirán con las presidenciales
norteamericanas. Una subyugación inimaginable para Chávez
quien tras asumir el poder aumentó la duración de su período
presidencial. Entretanto Ahmadinejad, seguirá con su
aterradora retórica, con la finalidad de desestabilizar a
los EE.UU. y que mejor tribuna, que hacerlo nuevamente desde
la Venezuela de Chávez. Así mismo, todos los acuerdos en
materia económica, entre bolivarianos e islámicos, se hace
con el visto bueno de Rafsanyani, político de inmensa
influencia, la cual es ejercida generalmente tras
bastidores. En Irán en materia de petróleo es Rafsanyani
quien decide, así como también en el resto de la economía,
en fin un poder tan amplio como el del Guía Supremo.
Los poderes que conforman el Estado iraní tras la Revolución
Islámica, definidos en la Constitución de la República
Islámica de Irán son poco conocidos. A la cabeza está el
Guía Supremo, cargo hecho a la medida del ayatolá Komeini,
sobre el principio de tutela suprema, por una eminencia
religiosa con competencias terrenales y divinas, dicho
cargo, lo ejerce actualmente el ayatolá Kamenei. El Guía
Supremo controla las fuerzas armadas, las milicias, los
medios de comunicación del Estado y las miles de mezquitas,
y cada gobernador y cada ministro está siempre acompañado de
un representante de dicho Guía Supremo. La Asamblea de
Expertos, es un consejo de 86 religiosos encargados de
confirmar al Guía Supremo en sus funciones y de nombrarle un
sucesor. El presidente de la República, elegido por sufragio
universal por un período de 4 años, no tiene derecho sino a
dos mandatos sucesivos. He aquí otro aspecto, de la
minusvalía de Ahmadinejad en comparación al infinito poder
de Chávez, quien está a punto de imponer una nueva
Constitución, gracias a la cual el Guía Supremo Bolivariano
tendrá derecho a cuantos mandatos sucesivos se le antoje.
En teoría el Presidente iraní es el segundo personaje del
Estado, pero cada uno de los otros poderes (Guía Supremo,
Asamblea de Expertos, Consejo de los Guardianes y el Consejo
de Discernimiento) pueden pasar por encima del Presidente
quien a fin de cuentas no controla ni la propia composición
de su gobierno. El Parlamento Islámico, instancia cercana a
la presidencia, ve su influencia legislativa reducida al
derecho a veto que tiene el Guía Supremo. El Consejo de los
Guardianes, es una suerte de Senado, que ratifica o rechaza
las leyes votadas en el Parlamento y por último el Consejo
de Discernimiento, dirigido por Rafsanyani, es el órgano
encargado de trazar la política general de Irán.
Así pues, queda demostrado que el hombre fuerte de Irán es
Rafsanyani, quien además de todo lo antes mencionado acaba
ser nombrado a la cabeza de la Asamblea de Expertos.