La
aceleración del proceso hacia lo que se ha denominado el
Socialismo del siglo XXI, con la reciente presentación de la
llamada Reforma Constitucional, que está orientada, entre
otros aspectos, a lograr la mayor concentración posible de
poder, a la destrucción de lo que queda de libertad de
expresión y de asociación, a establecer conceptos débiles y
confusos sobre la propiedad privada y a la aprobación de la
elección continuada del Presidente, crea la necesidad de
revisar y difundir el análisis del pensamiento, las
acciones, la defensa y las críticas del Socialismo hechas
por destacados intelectuales.
A continuación se presenta un
breve resumen de las ideas y acciones de Rosa Luxemburgo,
quien es considerada una de las más grandes teóricas
marxistas y una brillante polemicista. Su vida y su trabajo
han servido para conocer sobre el desarrollo del socialismo
en Europa desde finales del siglo XIX y también para
interpretar su desarrollo posterior. En 1898 se incorporó al
Partido Socialista Alemán. Mantenía Luxemburgo que el
socialismo por su naturaleza no puede ser una dictadura
introducida por medio de decretos autoritarios y que sin
elecciones generales, sin irrestricta libertad de prensa y
reunión y sin libre intercambio de opiniones, mueren las
instituciones públicas y sólo la burocracia permanecería
activa.
Sus desavenencias con Lenin por
sus tácticas durante la Revolución Rusa de 1918, se debieron
a que ella se negaba a ver en la guerra cualquier cosa que
no fuera el más terrible desastre sin importarle el eventual
resultado. Consideraba Luxemburgo que el precio en vidas
humanas era muy alto en cualquier caso. No podía aceptar las
masacres, algo que a Lenin no le importaba. Con respecto al
problema de la organización no creía en una victoria en la
cual el pueblo no hubiese tomado parte, creía muy poco en
mantener el poder a cualquier precio y su preocupación total
la expresa cuando afirma que “estaba más temerosa de una
revolución deformada que de una derrotada”. Esta era una
diferencia fundamental entre ella y los bolcheviques.
Dentro de su preocupación
personal se destaca la lucha por la preservación de las
libertades fundamentales. Planteaba Luxemburgo que la
libertad no tiene ningún sentido sin la libertad de prensa,
de asociación y de asamblea. Criticó fuertemente a Lenin y
alertó contra los bolcheviques al declarar que estaban
completamente errados en los medios que empleaban como sus
decretos y las fuerzas dictatoriales o del terror.
Sus escritos, sus acciones, sus
polémicas, su revolucionarismo, su internacionalismo, su
énfasis en los movimientos de masas y en la democracia, su
espíritu independiente, su aguda crítica al socialismo
burocrático la convierten en una de las figuras femeninas
más importantes en la historia del socialismo. Sin embargo,
todas sus ideas no las compartían sus camaradas. Para las
sociedades comunistas autocráticas posteriores las ideas de
Rosa Luxemburgo tenían implicaciones en su contra. Los
partidos comunistas de Rusia, de China y de Europa del Este
consideraron que sus planteamientos representaban una
desviación de la ortodoxia leninista. Por ello ignoraron la
petición de Lenin de 1922, quien, a pesar de sus
discrepancias con Luxemburgo había ordenado que se
publicaran su biografía y sus obras completas y no lo
hicieron. Sólo después de la Segunda Guerra Mundial, se
ordenó, en Berlin del Este, una edición de dos volúmenes con
una selección de sus escritos pero con notas sobre lo que
consideraron ser sus errores.
Después de muchas luchas, de
escribir sus ideas, de estar varias veces en la cárcel, de
trabajar desde la clandestinidad, de ser perseguida y
torturada, es asesinada en Berlin en 1919, por criminales
miembros de la fuerza ilegal ultra nacionalista, paramilitar
identificada como los Freikorps, grupo del cual,
posteriormente, Hitler reclutó sus más prominentes asesinos.
Hannah Arendt plantea que la
historia posterior de la Unión Soviética es la mejor
demostración de los peligros de una “revolución deformada”.
Es impresionante el colapso moral que llegó a prever Rosa
Luxemburgo, aún sin haber conocido la criminalidad de Stalin.
Arendt se pregunta si no es verdad que lo que demostró la
historia posterior fue que Lenin estuvo errado en los medio
que empleó y que el terror lo destruyó todo. Luxemburgo no
vivió lo suficiente para ver lo acertada que estaba en su
análisis de las tácticas revolucionarias deformadas y para
observar el terrible deterioro moral de los partidos
comunistas que se desarrollaron mundialmente inspirados en
la revolución rusa, de los cuales, desafortunadamente,
todavía quedan seguidores.
laura.gurfinkel@gmail.com