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La justicia y su perversa cola 

por Lucy Gómez
sábado, 18 septiembre 2004


A pocos días de la denuncia de un fraude masivo en el referendo revocatorio, otros casos individuales ocuparon rápidamente la atención de los caraqueños. La libertad inesperada  del alcalde de Baruta, Henrique Capriles Radonsky, la detención de su perseguidor, el juez  León Villanueva, la huelga de hambre de Linda Loaiza para pedir que enjuiciaran de una vez a su agresor, Luis Carrera Almoina , y su  denuncia contra  59 jueces que  pelotearon su caso,  con la anuencia de un ex fiscal general de la república, Javier Elechiguerra  y el presidente de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, Elio Gómez Grillo. A partir de la libertad de Capriles, cayeron los focos igualmente sobre la situación de la comandante Jazmín Manuitt, abandonada en la Disip por sus amigos y seguidores. Ella le debe ahora la reactivación de su proceso a los comentarios de un contendor político, Capriles, que en su caso ejerció primero de ser humano.

 

Parecía una manera más en que los medios y los lectores se escaparan un poco, de la tensión vivida durante la primera quincena de agosto con el referéndum. Creo todavía que el enfoque casi absoluto de muchos medios sobre estos casos, sobre los deportes y los concursos de belleza, es una salida lógica, natural, defensiva al asfixiante y amenazante clima político, que los estaba poniendo al borde del exterminio por parte del gobierno. Uno de los principales deberes de todo medio de comunicación y de todo periodista es la supervivencia, mientras no se pase por la muerte civil, que es la sumisión y el jalabolismo.

 

Pero pensándolo mejor, simplemente estamos viendo la otra cara del 15 de agosto, donde la oposición fue sometida a uno de los actos más desvergonzados de denegación de justicia electoral de que haya tenido noticia este país en cuarenta años. Fue un año completo de idas y venidas, de anulación de firmas, de presiones para su retiro, de rechazo al derecho fundamental del voto, de procesos repetidos como el Reafirmazo que culminaron con una votación bajo hostigamiento, agresión y amenazas. Todo eso se unió para que se produjera la total indefensión del ciudadano, con los posteriores indicios fraudulentos que están en investigación, como los topes del sí y el incremento desmesurado del Registro Electoral, tesis que ahora no solamente sostiene Tulio Alvarez sino nada menos que los ministros de Relaciones Exteriores y Defensa de Colombia, cuyas cifras indican la existencia de   500 000 nuevos cedulados colombianos.

 

Las manos torcidas de la autoridad

 

El maltrato al ciudadano que constituyó el pasado proceso electoral se unió en la mente del hombre de a pie con estos casos individuales, que demuestran que el desprecio de las autoridades por los votantes es una cara del mismo sistema perverso que produce la denegación de justicia cotidiana a los ciudadanos particulares. Se trata de acciones torcidas de quiénes cumplen sumisamente los deseos del poder, evaden su responsabilidad o responden a quién les paga.

 

 Capriles Radonsky permanece meses preso por razones eminentemente políticas. Estuvo encerrado en un cuarto sin luz de sol y sin posibilidades de salir a hacer ejercicio y se convirtió en símbolo de la arbitrariedad cuando se violó en su caso uno de los presupuestos principales del nuevo código Procesal Penal, que es el juicio en libertad.

 

Linda Loaiza se obligó a estar semana y media en huelga de hambre pasando frío y mas humillaciones en la puerta del Tribunal Supremo, para que su Presidente, Iván Rincón, otros jueces y la sociedad toda se dieran cuenta que estaba reclamando simplemente un derecho conculcado mil veces, el de que un proceso dictamine el origen de sus lesiones y castigue al culpable. El juicio comenzó solamente después de la ordalía.

 

 La detención del juez León Villanueva, al servicio del gobierno en el caso del guerrillero José María Ballestas, de Capriles Radonsky y otros, develó la desconfianza de los propios jueces en el sistema legal  y como se ha hecho normal para algunos de ellos  arreglar  sus problemas fuera del tribunal,  mediante pagos ilegales. En el caso de Jazmín Manuitt,  se ejemplifica como el lumpen del MVR, que se deja utilizar como fuerza de choque,   aprende a golpes  que la justicia  de  este país  se aplica  discrecionalmente  y  que   una vez que no  sirve más a quiénes lo utilizan  se convierte en  un estorbo sin derechos, a quién se le niega hasta el saludo de sus amigos por la vía de la intimidación.

 

¿No es lo mismo revisar firma por firma y huella por huella cuando se trata de pedir un referéndum contra el Presidente, pero no permitirle el mismo derecho a la oposición? ¿Someter a un votante a 12 horas de espera, de pie para ejercer el voto y después no permitirle escudriñar el resultado, que es, sino el resultado de la misma estructura corrompida que disfrutan quiénes abusan, porque se sienten apoyados y dotados de impunidad? Cuando la Procuradora Marisol Plaza le explica al país, que no importa lo que diga la OEA porque las conclusiones de la comunidad internacional no producen efectos legales en Venezuela, ¿que está diciendo?

 

Lo mismo que los magistrados respondieron una vez  al recurso de amparo por omisión que interpuso la Federación Médica Venezolana,  cuando solicitaba que se le ordenara al gobierno que proveyera los fondos necesarios para dotar a los hospitales de los insumos que permitan garantizarles el derecho a la salud a los venezolanos. La Sala Constitucional rechazó el amparo unánimemente y solicitó a los ciudadanos que "ejerzan el control político". Recurriendo al escarnio, recomendó a los peticionarios en abril pasado, dos años después de introducido el recurso, que "ante la evidente incapacidad de la administración" le revoquen el mandato a sus representantes o que esperen las próximas elecciones. (1)

 

Lo mismo que hicieron cuando se pidió la aclaratoria del artículo 350, que implica el rechazo de cualquier régimen, legislación o autoridad cuando contradiga los principios democráticos o menoscabe los derechos humanos. Para la sala Constitucional, sería un contrasentido legitimar cualquier medio de resistencia a la autoridad, legislación o régimen por encima de los instrumentos que el orden jurídico "pone a la disposición de los ciudadanos", porque " se atentaría contra un sistema de valores y principios instituidos democráticamente» como los previstos en la Constitución, destruyendo por lo tanto el espíritu y la esencia del texto fundamental. (2)

 

Cuando se obstruyen los caminos legales en una sociedad, sus habitantes buscan otra salida. Quizá ese es el mensaje que Henrique Capriles y Linda Loaiza están dando desde su campo de batalla personal. Ante la denegación de justicia que se da en Venezuela en todos los ámbitos, no habrá salidas institucionales más que cuando se fuercen mediante acciones particulares que se conviertan por la vía del ejemplo, la solidaridad y la unión en generales. Así es como se le hinca los dientes a la cola perversa de la justicia.

 

Notas: 

1)       El 21 de marzo de 2004, la Sala Constitucional dio respuesta al recurso de amparo por omisión y violación de los artículos 83,84 y 85 de la Constitución interpuesto por la Federación Médica Venezolana en setiembre de 2002. En el capítulo IV del texto constitucional la educación, la salud, el trabajo, la seguridad social y la vivienda se caracterizan como derecho sociales. 

2)       La sala Constitucional del TSJ declaró resuelta la  acción de interpretación que el 27 de junio de 2002 interpusieron Elba Paredes Yéspica y Agustín Hernández, respecto del artículo 350 de la Constitución el 22 de enero del 2003, declarándola improcedente.                                    Imprima el artículo Subir Página