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Entre lo jurídico y lo político
por Luis DE LION

lunes, 13 de septiembre 2004


La crisis se mantiene. Los problemas de gobernabilidad siguen presentes. El fraudulento régimen de Chávez, lejos de reconciliar, sigue dividiendo a los venezolanos. De la división emergen dos fuerzas, impotentes la una frente a la otra, de allí el desorden y desinterés de las elecciones regionales.

 

Sin embargo, sigue latente – aunque en estado de coma – el inagotable espíritu democrático de los venezolanos, y que según las cifras de lo que quedó del CNE, estaría compuesto por un 40% del electorado que se opone frontal y democráticamente al régimen de Chávez, así como también un alto porcentaje del chavismo que no se adhiere al fraude como formula electoral. Por lo que estamos frente a una importante mayoría de venezolanos, que anhelan prosperidad, desarrollo y bienestar, de manera pacífica y democrática. Pero dichas mayorías se encuentran hoy respectivamente prisioneras de una dirigencia política caudillesca y reaccionaria.

 

El pueblo democrático venezolano, ha venido dando suficientes señales a favor de la imperiosa necesidad de que se produzca un renacimiento institucional. Dicho decisivo renacer, ha venido siendo postergado, no solo por un régimen que persigue la aniquilación de las instituciones democráticas, sino también por una dirigencia de oposición incompetente; un liderazgo que – entre otros ejemplos - desestimó hace algunos meses atrás, una importante decisión de la Sala Electoral, emanada por el magistrado Martini Urdaneta.

 

Así las cosas, es en estos momentos históricos y decisivos, que deben emerger o ser escogidos, responsables políticos de oposición del tamaño del compromiso, que desplacen a la actual dirigencia de oposición, la cual en su conjunto, y dada su reiterada incompetencia, candidez, complicidad y agendas personales, ha puesto – junto al régimen de Chávez - al país al borde del precipicio.

 

Claro está que el fraudulento triunfo del NO, inmediata e imprudentemente celebrado por Chávez, no debió ni debe significar, el fin de la oposición democrática; pero tampoco la protesta y el inconformismo resultante de dicho fraude debe ser puramente simbólico.

 

Es por ello que el renacimiento institucional es vital en las actuales circunstancias. Es a través de las instituciones que las mayorías inconformes van a canalizar sus reclamos, y para transitar ese camino, que hoy pareciera una ficción, hacen falta guías y líderes eminentes políticamente hablando, visionarios, con el coraje suficiente para producir una verdadera militancia social. No se trata de alguien que solo lance edictos desde la TV, sino de un dirigente que trace un camino, una ruta de concertación, por cuanto la reconstrucción del país es un trabajo de todos, y no podemos dejárselo a las conveniencias circunstanciales – una vez mas – de un cogollo principalmente conformado por incapaces.

 

En ese sentido, y como un buen signo hacia una hipotética restauración institucional, debe ser percibido el informe presentado por el equipo que coordina el abogado Tulio Alvarez; dicho informe, por su seriedad y contundencia debe ser presentado antes todas las instancias, nacionales e internacionales. La impugnación de los resultados del RR del 15 de agosto, debe producir en primera instancia la inmediata interpelación de todos y cada uno de los miembros de la directiva del CNE, luego deberá ser interpuesto por ante el TSJ, y frente a cuya sede debería instalarse desde ya una protesta, firme y decidida como la que recientemente hiciera la valiente y desamparada Linda Loaiza. Igualmente la impugnación del RR, debe ser tema de debate desde el primer día del reinicio de las sesiones en la Asamblea.  En fin el fraude y su impugnación debe condensar el debate político nacional, y si bien por lo pronto solo se tienen elementos jurídicos de peso, hace falta el empuje y el impulso político necesarios.

 

El impulso político, en teoría debería venir de la Coordinadora Democrática, pero al mismo tiempo del seno de la CD esperamos – y se está haciendo larga la espera - una efectiva movida mata, que renueve tanto su liderazgo, como sus ideas y planteamientos; una CD que se atreva a expulsar de su seno al partido de Arias Cárdenas, el ciclotímico militar golpista que juega para dos equipos al mismo tiempo; una CD que una vez que se sacuda, del quiste de los partidos políticos tradicionales,  reduzca la participación de dichos partidos – AD y COPEI – estrictamente a la representatividad que estos tienen en el electorado; una CD, que someta al MAS a una cura de desintoxicación intensiva e indefinida, hasta tanto no quede dentro de ese partido una sola traza de su locura chavista del 98. En fin, esperamos una CD renovada, con un discurso que tenga los pies puestos sobre la tierra, así como una vocería competente y ordenada.

 

Si el derrotado y camaleónico liderazgo actual de la CD, insiste en desechar la impugnación de los resultados del RR, por considerar que solo se dispone de elementos jurídicos; sería la prueba contundente y reiterada, de que los líderes de la CD que hoy pretenden pasar la página del fraude, y ponen solo la mira en las elecciones regionales, lo hacen como un egoísta y cobarde pretexto de subsistencia política, un juego peligroso del cual estos ingenuos dirigentes serían las primeras víctimas.                             Imprima el artículo Subir Página