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Los rehenes Christophe Beck e Ingrid Betancourt:
dos pesos, dos medidas

por Jacques Thomet
viernes, 29 septiembre 2006


El Quai d'Orsay sigue defendiendo a los rehenes franceses en el extranjero sólo en función de su impacto mediático, como respetando el proverbio de “según sean pobres o poderosos”. El escándalo del caso Christophe Beck, liberado la víspera de la pasada noche de Navidad, después de haber permanecido secuestrado durante más de un año por la guerrilla colombiana ELN (Ejército de liberación nacional), en Venezuela, es una nueva ilustración. 

Su familia tuvo que pagar un rescate de más de 400.000 euros para obtener su liberación, ante el total abandono a su triste suerte por París. Los parientes del rehén no recibieron ningún apoyo de la diplomacia francesa, la cual incluso se negó a facilitarles un préstamo de 10.000 euros para ayudarlos a hacer frente a las exigencias de los secuestradores, según sus revelaciones a la prensa.

 

Ni el Presidente Jacques Chirac, ni su Primer Ministro, Dominique de Villepin, y menos aún el ministro de Asuntos Exteriores, Philippe Douste-Blazy, intervinieron públicamente para exigir la liberación de ese francés víctima del ELN. Su fotografía no se transformó en cartel ni fué mostrado en un solo muro de París.

 

Por el contrario, Francia sigue desplegando una acción pública permanente para obtener la liberación de Ingrid Betancourt, rehén de las FARC (Fuerzas armadas revolucionarias de Colombia) desde febrero de 2002. Esta ex-candidata presidencial en Bogotá,  pues ella es colombiana,  fue una amiga próxima de Dominique de Villepin, cuando éste era su profesor de Ciencias Políticas en París en 1982. Por eso todos los medios materiales y políticos son utilizados desde entonces por París para intentar sacarla de ese calvario.

 

Su foto gigante se encuentra sobre la fachada del ayuntamiento de París, sobre la del ayuntamiento del barrio XVIII de París y sobre las rejas del Jardín de Luxemburgo. En julio de 2003 Francia gastó una fortuna  en una rocambolesque tentativa de liberación de Ingrid Betancourt en la que participaron once espías franceses enviados por el señor de Villepin, entonces ministro de Asuntos Exteriores, a Manaus (Brasil), a bordo de un avión militar Hércules C-130. La aventura fracasó y creó una crisis diplomática: ni Brasil ni Colombia  habían sido informados de esa operación secreta, ejecutada sin que el mismo Jacques Chirac fuera informado previamente.

 

Al mismo tiempo, París se olvidó de los dos otros franceses desaparecidos en Colombia, Marc Beltra, de quien no se tiene señal de vida desde noviembre de 2003, y  de Aída Duvaltier, quien murió en cautiverio en marzo de 2006, después de haber sido secuestrada durante cinco años por la guerrilla EPL (Ejército popular de liberación). Ella había obtenido de éstos sustituir como rehén a su marido, quien sufría de una grave enfermedad…

 

 

 

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   Periodista - Autor del libro “Ingrid Betancourt: ¿historia de corazón o razón de Estado? 
   (Hugo Doc, París, enero de 2006)


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