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El sueño de Fidel
por Jurate Rosales
viernes, 17 enero 2009


    ¿Esta vez la respuesta es sí? No, no se trata de la enmienda, sino de Fidel Castro. Quien da la información es el propio Chávez: "El Fidel aquel que recorría calles y pueblos de madrugada no volverá; quedará en el recuerdo. Fidel va a vivir, como está vivo, y vivirá siempre más allá de la vida física, y debe vivir”. En cuanto a la mención de Cuba en el grifo abierto de palabras con el que Chávez nos inundó en cadena durante casi 8 horas desde la Asamblea, el pasado martes, me dicen que se limitó a unas palabras “muy sentidas y emotivas”.

     La renovada información de un posible fin físico de Fidel Castro no ha sido confirmada – igual podría ser cierta, como falsa, lo que ya poco importa desde que Raúl Castro dio muestras de que quien manda ahora es él. La Cuba de Raúl, es la que ahora está vigente.  

Quién necesita a quien

     Una de las más absurdas relaciones internacionales jamás vistas en la política, ha sido la que Hugo Chávez estableció con Cuba. Que un país próspero, petrolero, amplio y económicamente poderoso como lo era Venezuela en 1999, se convierta por voluntad propia y sin necesidad alguna, en esclavo puesto al servicio de una isla paupérrima, hambreada, económicamente quebrada, sin producción propia, con mucho menos territorio y habitantes - no cabe en una mente normal. Chávez arruinó a Venezuela trasladando gran parte de sus riquezas a Cuba. Lo hizo basándose en una premisa: desde un inicio apuntaba al poder indefinido y Fidel Castro le proporcionaba la receta para lograrlo. (Cuando entrevisté a Chávez en 1994 a su salida de la prisión de Yare, ya le noté –y así lo publiqué – el pensamiento hitleriano del poder absoluto. Esto estaba presente en su mente desde el principio).

     Con Fidel fuera del escenario, queda viva la receta, Chávez sigue aplicándola y la pregunta clave será: ¿se trata de una receta eterna, de las que siempre son válidas en la Historia, o una de esas rabias que desaparecen, muerto el perro? En este momento, todos los movimientos de Chávez indican que él apuesta por lo primero.

      Veamos. Cuando Raúl Castro estaba por viajar a Brasil para tender a través del presidente Lula da Silva el puente hacia Washington, Chávez insistió en que primero venga a Caracas. Raúl complació “al sobrino” (sic – “hijo” será de Fidel), pero de Caracas, prosiguió hacia Brasil. Porque ahora, la necesidad prioritaria se invirtió. Si bien Cuba, que apunta al norte, nunca desistiría de la formidable ayuda económica que le brinda Chávez, Raúl Castro empieza a diversificar y mira hacia otros lados. En cambio Chávez, enfrentado a una creciente dificultad de sellar legalmente su permanencia indefinida en el poder al ejemplo cubano, necesitará prioritariamente el know how que Cuba puede suministrarle en materia de represión. Con o sin enmienda constitucional, son ahora de importancia vital para Chávez, los mecanismos – policiales, estructurales y administrativos – de control de una población reacia a aceptar una dictadura comunista. Los cubanos son los únicos en poseer estos conocimientos. Esta es la situación real en este momento. 

El plan Venecuba

    Fidel Castro tejió al final de su vida, una astuta telaraña destinada a preservar indefinidamente su paciente labor. Sabía que Raúl es primeramente un empresario y que en sus manos, Cuba iniciará un rumbo más pragmático. Pero tenía a Chávez para trasladar la revolución a Venezuela, fundirla con Cuba y convertirla en una ventaja económica para el propio Raúl – utilizó a Chávez para anclar a Raúl, el comerciante,  en un esquema que le represente suficientes ventajas económicas como para obligarlo a seguir al lado del hijo convertido en sobrino.

     Fidel trabajó en ello desde el inicio del gobierno de Chávez. El traslado de gente de Cuba a Venezuela y viceversa ha sido gigantesco en estos últimos diez años. La transformación de las Fuerzas Armadas de Venezuela en un calco de las Fuerzas Revolucionarias Cubanas, uniforme y saludo incluidos, fue impuesta gradualmente, ha sido acatada, mas no aceptada. Desde hace ya años, crearon en Cuba una bandera que es la mezcla del tricolor venezolano con el triángulo cubano. La presencia cubana en  los organismos clave de control del Estado  (sala situacional, Onidex y Disip), la redacción de leyes, sobre todo fiscales y monetarias, que permitan en cualquier momento proceder a una fusión del signo monetario con Cuba, el permanente ataque a la propiedad privada, fueron iniciados desde hace años.

     Chávez, particularmente sensible a los gestos simbólicos, mandó izar una bandera cubana en el Panteón Nacional venezolano, al tiempo que lanzaba su frase de que Fidel no paseará por las calles, pero vivirá más allá de su vida física. Con ello daba una señal inequívoca.  

Comer a lo cubano

     Lo más grave para los venezolanos, no es la bandera en el Panteón, sino lo que ella representa en términos de la vida diaria. Desde hace años, Chávez está instaurando en Venezuela el sistema económico que llevó a Cuba a sufrir hambre durante más de medio siglo. El control estatal de la producción, precios y distribución de alimentos, es el esquema que produce la ausencia de rubros básicos, la inflación y el hambre. Es el sistema comunista que mantuvo durante décadas a la Unión Soviética y al bloque oriental en condiciones de perpetua penuria.

      La escasez tiene para los regímenes comunistas la ventaja de crear la dependencia del ciudadano de las dádivas oficiales, lo cual es reforzado por la vigilancia policial y un sistema judicial de represión legalizada. También esto sería parte, en Venezuela, del sistema cubano trasladado a Caracas.       

¿Están a tiempo?

       Frente a este panorama, la defensa del venezolano común sería que el régimen creado por Fidel y a punto de ser perpetuado en Venezuela ya no puede ser el mismo que hace medio siglo, cuando Castro lo importó de la URSS y lo aplicó en la isla. La primera gran diferencia en el tiempo, son las comunicaciones libres, que golpean en la raíz uno de los más importantes instrumentos comunistas: la mentira oficial fríamente planificada para contradecir al 100% las realidades (“inflación cero”, “no hay niños de la calle”, etc.). La mentira total funcionaba cuando un país estaba aislado del resto del mundo y la población sólo tenía acceso a la información oficial. Hoy, esto no es posible, ni siquiera en la propia Cuba.  

     Otra defensa del venezolano, es que Chávez no puede prescindir todavía de una confirmación electoral, real o trucada, pero que mantenga la fachada de que él gobierna en nombre del pueblo. Aviso a los votantes: el sufragio sigue siendo importante.

     Finalmente, en diez años, Chávez logró instaurar en Venezuela gran parte de las estructuras gubernamentales cubanas, pero encontró una resistencia nacional que le ha impedido dar el zarpazo final de la presidencia indefinida y hereditaria. Esto último, está por definirse el mes próximo. A partir de entonces, si los resultados del referendo son como los anuncian las encuestas serias, a Chávez le quedará como solución el imponer el fraude total, como ya impone la mentira total, o recurrir a la represión abierta, para instaurar su “Venecuba”.  De lo contrario, habrá perdido el esfuerzo de una década y Fidel morirá sin haber hecho realidad su gran sueño, iniciado cuando en 1958, pedía petróleo venezolano, sin lograrlo, a Rómulo Betancourt.
 

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  Artículo publicado originalmente en el semanario Zeta


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