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¿Por quién suenan las campañas?
por Jurate Rosales
viernes, 22 agosto 2008


Venezuela 2008. Una oposición alejada de las realidades nacionales y un gobierno que forja su propia “realidad comunista”. Los primeros todavía creen que se ganan votos prometiendo servicios eficientes, bienestar y abundancia. Los segundos apuestan a las necesidades y penurias para convertir el gobierno en el único dispensador de comida y servicios.

Contrariamente a la costumbre democrática donde el descontento popular se expresa a través del voto-castigo y cada político está forzado –si quiere ser reelecto- de velar por el bienestar de los ciudadanos, en los regímenes como el que instaura Chávez, mientras menos comida, servicios y vivienda recibe el ciudadano, más dependencia y obediencia logra asegurarse el gobierno. Se trata, por cierto, de un sistema muy bien estudiado, que Chávez aplica al pie de la letra porque es el que permitió a todos los regímenes comunistas – que estuviesen en China, Rusia o Cuba-, instaurar la dictadura vitalicia. La meta es que la comida, vivienda y servicios estén en manos del líder todopoderoso, único capacitado de dar o quitar lo que cada ciudadano necesita para vivir. Se debe llegar a un punto de escasez tal, que la vida misma de cada ciudadano, dependa del favor del amo del país. El plan de la escasez viene acompañado de unas milicias que impiden la rebeldía. Venezuela no es que “va a eso”, sino que ya está en eso.

Creer que lo grueso del pueblo venezolano no se da cuenta de lo huecas y desfasadas que son las promesas de los candidatos de la oposición, sería pecar de ciego. Y creer que la brutal imposición gubernamental no da frutos, es ignorar que la necesidad inmediata presiona más, que las promesas de un inconsistente candidato opositor.

La campaña oficialista

La campaña que emprendieron los candidatos oficialistas está clara en sus lineamientos. Basta observar que no hay promesas y que el discurso es de amenazas.

¿Quiénes están en la campaña del gobierno, además de los boliburgueses que cuidan sus millones? Los “patrulleros” que trabajan para el jefe y son recompensados con pequeñas dádivas. En los mitines están los empleados públicos, porque de ello depende el sueldo del que comen sus familias (con las estatizaciones, a medida que desaparece la empresa privada, crece el número de quienes ya son “empleados públicos”).

Los más interesantes son los grupos de gente desesperada que surgen diariamente en todo el país con manifestaciones de protesta. Jamás se les ve invocar el poder del voto-castigo o mencionar a algún candidato opositor. La gente sabe, que el voto-castigo ya no tiene curso con el gobierno. Conocedores de la situación real, organizan protestas de calle y dirigen a gritos sus peticiones “a Chávez”, o al ministro, o al funcionario de turno. Este, a su vez, puede imponer sus condiciones, puesto que a él se dirigen las peticiones. Si en alguna de esas manifestaciones apareciera un candidato de la oposición, se le vería como un estorbo, porque “la cosa” es con el gobierno. La gente está clara que el candidato opositor no le arregla su problema. Si por lo menos apareciera un opositor que fuera a la fuente de todos los problemas, pero hasta ahora, ninguno fue capaz de hacerlo sin “desinflarse” en el camino.

La debilidad del candidato de la oposición es reforzada por unas leyes, especies de patentes de Corso que no cambian la situación real vivida en los últimos tiempos, pero brindan ahora una seudo “legalización”a los consuetudinarios abusos oficiales. Mientras los juristas analizan las leyes y observan que un gobernador o alcalde elegido, si es de la oposición tendrá por encima de él a un funcionario nombrado por el presidente, la gente hace tiempo sabe por experiencia que una patrulla de guardias nacionales puede más que una policía municipal.

Las campañas opositoras

¿A quiénes piensa engañar el candidato de la oposición cuando centra su campaña, como si se tratara de una democracia, en promesas de vialidad, servicios, de todo lo que brinda a un ciudadano una vida tranquila y placentera, cuando todos saben que no hay vida tranquila posible?

Las campañas políticas de los candidatos opositores, con sus “acuerdos previos” entre partidos y el reñido reparto de botellas vacías, transmiten dos mensajes: que los candidatos viven en un pasado caduco y que subestiman a los votantes. Claro que la gente quiere saber cómo les van a reparar la carretera comunal o poner una luz en los escalones que llevan al barrio, pero mucho más quieren saber cómo es que se saca a todo el país del embrollo que llevó a que todas las carreteras fuesen abandonadas y la luz se corta en la mitad del país. Mientras las campañas políticas de los candidatos de la oposición se limitan a olvidar la raíz de los problemas, sus discursos carecerán de credibilidad.

Los inhabilitados

El sistema de inhabilitar artificialmente al candidato opositor para ganar elecciones, fue advertido y analizado en estas mismas páginas cuando todavía nadie hablaba de ello. Al igual que el sistema comunista que crea la escasez para gobernar, las inhabilitaciones han sido aplicadas institucionalmente en diversas dictaduras a lo largo de la última década, con el fin de aparentar victorias electorales que en realidad no lo fueron.

No se constituyó a tiempo en Venezuela un frente común de todos los demócratas con el fin – no de combatir, sino de evitar – las inhabilitaciones. Al inhabilitado candidato Leopoldo López, se le dejó combatir solo. Al seguro candidato a gobernador del casi capitalino estado Miranda, Enrique Mendoza, se le engañó hasta el último momento con promesas de quitarle la inhabilitación y así neutralizaron la lucha que hubiese podido librar. El estado Táchira, el municipio Chacao, El Hatillo, la Alcaldía mayor de Caracas, están dando aparatosas exhibiciones de partiduchos que en diez años, nada aprendieron, nada olvidaron. ¿Qué pensarán los vecinos que votan en estos lugares? Han de concluir que están en presencia de fósiles políticos, a pesar de que los dos partidos que mayor ceguera muestran, son los dos más jóvenes según la fecha de su respectiva fundación.

Dos fósiles enfrentados

En conclusión, también cosas de fósiles parecen ser las campañas electorales de gobierno y oposición en la Venezuela del 2008. Por parte del oficialismo, hay consciencia que el país es otro y actúan en consecuencia, pero no se han dado cuenta que el muro de Berlín cayó hace dos décadas. Olvidan que son muchos los chavistas, que preferirían tener libertad sin que se les encierre detrás de un muro.

Por parte de la oposición, no entendieron que ya se encuentran en un sistema comunista y tampoco parecen haber comprendido que los muros de Berlín caen cuando hay el propósito y la unidad para tumbarlos. No se les ve el propósito, menos la unidad y sobre todo, es posible que ellos, en su ceguera, no ven el muro que cada día recibe una nueva hilera de ladrillos, y a medida que sube más alto, será más duro de tumbar.

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  Artículo publicado originalmente en el semanario Zeta


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