Inicio | Editor | Contáctenos 
 

Los 3 milagros de San Chávez
por Jurate Rosales
viernes, 13 junio 2008


Cual santo en vía de beatificación, Chávez produjo tres milagros en una semana. El primero y más notorio fue hacer que un sapo salte hacia atrás – cosa verdaderamente milagrosa. Me refiero a la anulación de la Ley de Inteligencia y Contrainteligencia, bautizada por la gente “ley sapo”, que Chávez decretó, promulgó, alabó y recomendó como el fruto de varios años de exhaustivo trabajo, y diez días más tarde dijo “nos equivocamos”, para derogarla de inmediato en Gaceta Oficial.

El segundo fue mandar al traste – por lo menos oficialmente – 35 años de “sueños azules” y 20 de luna de miel con las FARC. Declarar públicamente que las FARC deben liberar “a cambio de nada” a todos sus “prisioneros” y afirmar que “la guerrilla pasó a la historia”, es, en el caso de Chávez, un milagro mayor que hacer saltar un sapo pa´trás.

El tercer milagro de Chávez ha sido reunir a la más conspicua oligarquía empresarial del país, para pedirle que le ayudase, no se sabe si a enderezar la economía, o a ganar las elecciones de noviembre. El dicho de Karl Marx, que un empresario vende la soga con la que lo ahorcarán, nunca fue mejor aplicado. Si a Chávez lo ayudan en vez de hundirlo, será este el mayor de los tres milagros y – vistas las ganancias que brinda Cadivi bonos mediante a quienes manejan sustanciosos capitales -, Chávez es capaz de producir ese gran milagro.

Cómo queda Rodríguez Chacín

La oferta del ministro de Interior y Justicia Ramón Rodríguez Chacín era clara y coherente. Brindaba a las FARC alivio en suelo venezolano, algo que ya constaba en un primer documento elaborado para Chávez por Rodríguez Chacín en 1999, pero tiene que ser reforzado ahora, dado las necesidades de una FARC derrotada en Colombia.

Internamente, Rodríguez Chacín ha sido el heraldo de la Ley de la Policía Nacional, organizada para que fuese operativa en noviembre y cuyas acciones recibirían el piso legal de la Ley de Inteligencia y Contrainteligencia.

Hubo un momento significativo durante la cadena que transmitió el discurso presidencial frente a los empresarios. Chávez hizo alarde de su buena voluntad refiriéndose a la derogación de la Ley de Inteligencia y cuando criticó esa ley, recibió un aplauso. Vimos a la audiencia aplaudiendo y a Rodríguez Chacín sentado inmóvil, sin aplaudir, con el rostro “amarrao”, diríamos en criollo.

¿Sigue siendo ministro del interior? ¿Cuánto tiempo lo será? El régimen radical, de fuerza y abiertamente comunista que el ministro ya tenía organizado ¿está anulado o pospuesto? Desde 1999, Rodríguez Chacín nunca dejó de actuar como el operador político entre Chávez y las FARC. Su actual disgusto es evidente y la gran pregunta es cuánto poder real posee este hombre de temible trayectoria, o si simplemente observará un lapso de espera de aquí a noviembre.

Cómo quedan las FARC

Es evidente que la situación de las FARC es desesperada. Su Directorio formado por siete miembros de la mayor veteranía, perdió a tres de ellos en pocos meses. Alfonso Cano, quien reemplaza al fallecido jefe supremo Manuel Marulanda, según las fuentes de Bogotá está herido en un brazo. El otro jefe importante, alias Mono Jojoy, presumiblemente tiene problemas de salud.

La debilidad de las FARC se mide por el número de deserciones y sobre todo, por la facilidad con la que el gobierno colombiano averigua lo que pasa dentro de la guerrilla, lo que significa que ésta ha sido infiltrada como nunca lo fue antes.

Chávez, quien lleva años preparando su “guerra asimétrica” que es la guerra de guerrilla, de pronto afirma que “está fuera de orden un movimiento guerrillero armado. Eso hay que decírselo a las FARC”. Suena a una orden impartida a un grupo cuya única tabla de salvación es buscar la paz, porque su otra tabla de salvación, que es Chávez, no acepta servir de amparo.

Falta saber si las FARC están de acuerdo con lo que les aconseja Chávez y si lo acepta Alfonso Cano. Tres de los actuales miembros del directorio de las FARC – el Mono Jojoy, Iván Márquez y Timochenko – están muy ligados a Venezuela y al gobierno de Chávez. No es imposible que Chávez estuviese actuando de común acuerdo con ellos cuando habla de pacificación. Otra cosa son el férreamente estalinista Alfonso Cano y los jefes del frente occidental. Todos, o cualquiera de ellos por separado, podrían sentirse traicionados ¿por Chávez? ¿por Rodríguez Chacín? ¿por Alcalá Cordones? ¿Cuánto sabe la FARC acerca de Chávez para sacarlo a la luz pública?

Además, si una guerrilla presumiblemente amiga produce grandes daños en la frontera, ¿cómo sería si pasa a ser enemiga?

Cómo quedan los empresarios

El caso de los empresarios invitados a ayudar a Chávez es curioso, para decir lo menos. A la Polar le quitaron silos, le pararon camiones, la acusaron de acaparadora y le bloquearon varias veces la producción de la harina de maíz, pero el dueño de ese emporio, Lorenzo Mendoza, saludó como positiva la idea de “participar”. Otros están en igual situación: “Van Dam, ¿qué planta te quitaron? Tranquilo, esto se arreglará”, dijo Chávez en medio del discurso. El sector de la gran banca fue claramente amenazado e invitado a “desembuchar”. Chávez prometió créditos y condonaciones de deudas dentro del plan de reactivación agrícola. Lo hace después de ocho años de atropellos contra fincas y hatos, incluyendo la aplicación del “método Chas” con el que despojó a los dueños de la hacienda La Marqueseña.

La voluntad de expropiar nunca fue escondida, Chávez intentó incluirla en la reforma constitucional. Las invasiones que tantas fincas convirtieron en desiertos, recibían su patente de corso. Incluso ahora, de las tres horas que duró el discurso, las dos primeras fueron dedicadas a subrayar que se trata de una economía socialista, controlada por el gobierno hasta en la fijación de los precios que serán “flexibles”, pero controlados.

¿Por qué los empresarios acudieron y lo escucharon? Porque allí están las multimillonarias oportunidades que brinda el control de cambio y la especulación con bonos. Chávez no sólo no quitó el control de cambio, sino que flexibilizó su uso, no a los ciudadanos de a pie, sino a los importadores que van en las Hummer. Quien ni siquiera puede hacer una pequeña compra porque no tiene tarjeta de crédito, o sea los más humildes, quedaron fuera igual que antes.

En términos reales, la situación es que Chávez, a cinco meses de unas elecciones, ya sabe que su equipo de gobierno es incapaz de construir una casa, impedir el desabastecimiento o mejorar los hospitales. Como medida de emergencia, pide al sector privado efectuar algo que el sector público nunca hizo ni hará: producir bienes. Prometió millones de dólares para utilizarlos como capital, con tal de que alguien los invierta, trabaje y produzca, eso sí, bajo un sistema estatal de control socialista, lo que de raíz, corta lo esencial que es la confianza.

Cómo queda la gente

Al faltar algo tan esencial para la inversión como la confianza y existiendo solamente el dinero oficial para impulsar una economía donde tampoco se han hecho esfuerzos para frenar la corrupción, es iluso esperar resultados para toda la población. A lo que antes robaba el sector público, se le agregará lo que robarán en el sector privado. Eso es todo.

En el plan presentado por Chávez, no hubo mayor cosa para frenar la inflación, el desorden y los abusos. Para el ciudadano que hace su mercado semanal, que no consigue la medicina y no encuentra cómo pagar el alquiler, de aquí a noviembre nada habrá cambiado y quizás algunas cosas habrán empeorado.

En conclusión, estos tres milagros de Chávez producidos a un altísimo costo de credibilidad, sólo habrán servido para acelerar el autobús en su bajada.

 *

  Artículo publicado originalmente en el semanario Zeta


© Copyright 2007 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.