Dos
millones de estudiantes madurados “al carburo” durante una
adolescencia vivida en una etapa histórica de intenso
dramatismo, designaron para liderizarlos a Yon Goicoechea,
un muchachote de 22 años cuyo padre está preso en uno de
esos procesos absurdos propios de un régimen donde todo
parece diseñado para estimular la delincuencia.
Desde
el principio, los analistas de la Historia identificaron a
estos jóvenes como la Generación del 2007, al modo de
aquella Generación del 28 que le dio a Venezuela los líderes
que modelaron su democracia y la introdujeron en la
modernidad no sólo en la política, sino en el pensamiento
filosófico, el arte, la literatura y la ciencia.
Las
difíciles condiciones en las que esta Generación del 2007 se
acerca a su etapa productiva, funcionaron como un factor
unificador. Goicoechea lo describe en la introducción de un
libro que refleja el modo de pensar de su generación: “… los
jóvenes nos encontramos en la calle sin previa convocatoria,
como si fuéramos espejos de lo que sentía nuestra gente. No
hubo heroísmo ni genialidad, ni siquiera intereses o
propósitos ocultos, hubo sólo corazón y patria, sueños rotos
y miedo. Ese día tomamos el control de nosotros mismos y
vencimos el peor enemigo: el conformismo”.
Goicoechea reflejó con claridad el pensamiento colectivo.
Descendiente de inmigrantes –sus abuelos son vascos-, pronto
fue impactado por la realidad de un país que no ha
encontrado la justicia. Su padre, quien vivía en una finca,
cayó preso y está incurso en un complicado juicio por haber
defendido la inviolabilidad de hogar. El joven Ion, arrimado
en casa de parientes en Caracas para poder cursar derecho en
la Universidad Católica Andrés Bello, pasaba – y pasa- sus
domingos en las largas filas que ingresan de visita a la
prisión, llevando comida y enseres en bolsitas. Al llegar al
cuarto año de Derecho ya se había paseado por las pesadillas
de cárceles venezolanas y los vericuetos de una justicia que
no merece el nombre.
Las
primeras salidas a la calle, dirigidas conjuntamente por Ion
y el Presidente de la Federación de Centros Universitarios
de la UCV, Stalin González, fueron espectaculares porque el
régimen intentó dispersarlos con perdigones, gas
lacrimógeno, golpes y amenazas. Después de medio centenar de
heridos y la creciente resistencia de la Fuerza Armada a
macularse con una represión de estudiantes, Hugo Chávez
llamó vanamente, durante una sesión en el estado Vargas, a
los “cerros” –las “secciones populares”–, para que “bajaran”
a imponer el orden, a lo cual el dirigente estudiantil
Stalin González, hijo de un fundador de Bandera Roja,
contestó públicamente que “Los cerros somos nosotros”. La
represión armada se calmó en Caracas, pero permanece
endémica en la provincia.
El
Gobierno, visiblemente desconcertado por la irrupción de una
fuerza opositora que no esperaba, optó por formar su propio
grupo de estudiantes oficialistas, esfuerzo que quedó
limitado por las cifras de las elecciones internas en la
Universidad Central –la mayor del país – donde la relación
entre opositores y oficialistas resultó ser 9 a 1. Allí
quedó electo con abrumadora mayoría Ricardo Sánchez,
sustituyendo a Stalin González en la presidencia de la
Federación de Centros Universitarios de la UCV. De 37
Centros de estudiantes en esta universidad pública, sólo 2
quedaron para representantes del Gobierno.
El Parlamento Estudiantil
El 11
de agosto 2007, una reunión nacional de los representantes
estudiantiles electos de todo el país sesionó en Maracaibo,
en la Universidad Rafael Urdaneta, y en un acto que ellos
definieron “histórico” quedó creado el Parlamento
Estudiantil. Se conformaron estatutos provisionales y se
nombró la junta directiva: Stalin González, Coordinador
General del parlamento; Yon Goicoechea, Secretario General y
Jose Caricote, Segundo Secretario.
Dividieron el país en regiones y nombraron provisionalmente
las vocerías correspondientes: Región Occidental (Zulia,
Lara, Falcón) Julio Soto, Universidad del Zulia (LUZ);
Región de Los Andes (Táchira, Mérida, Trujillo), Alirio
Zambrano, Universidad de Los Andes (ULA): Región Central
(Yaracuy, Carabobo, Aragua), Mauro Montero, Universidad de
Carabobo (UC), Región de Los Llanos (Guárico, Cojedes,
Apure, Portuguesa, Barinas), Carlos Prosperi, Universidad
Rómulo Gallegos, Región Macizo Guayanés (Delta Amacuro,
Amazonas, Bolívar, Guayana), Frank Rodríguez, Universidad de
Oriente (UDO), Región Capital (Miranda, Vargas, Distrito
Capital), Alexis Cabrera, Universidad Metropolitana (UM) ;
Región Oriental (Nueva Esparta, Monagas, Sucre, Anzoátegui)
William González, Universidad Santa María (USM).
La lucha por el referendo
La
primera gran lucha política del Parlamento Estudiantil
consistió en organizar al país para que rechazara la Reforma
Constitucional, interpretada como un paso hacia la dictadura
y una presidencia vitalicia. Establecieron ocho campos de
acción, divulgados por sus directivos a todas las regiones:
1.
Rechazar la Reforma Constitucional. 2. Estrategia de
información para difundir el fondo del proyecto de reforma.
3. Formar una organización llamada “Equipo Libertador” para
ir a los sectores populares a explicar el proyecto de
reforma. 4. Exigirle respeto de los derechos electorales al
Consejo Nacional Electoral. 5. Retomar la calle e ir a
instituciones públicas para exigir el respeto a los derechos
civiles. 6. Asambleas en todas las capitales de los estados.
7. Declararnos en sesión permanente. 8. Hacer un llamado
público a todos los sectores del país – partidos políticos,
gremios, iglesia, etc.
El
programa fue aplicado en Caracas y las regiones, con el
ímpetu de una juventud exasperada por las crecientes trabas
que le imponía el Gobierno. Los primeros en unírseles fueron
los liceos y establecimientos de secundaria, que a la
primera provocación empezaron a salir a la calle. Parte de
la población también salió a la calle con manifestaciones de
apoyo a los estudiantes. La Iglesia se pronunció en ese
mismo sentido. Los partidos políticos se vieron arrastrados
y se les unieron varios gremios con algunas ONG. Unas
declaraciones del ex Ministro de la Defensa, Raúl Baduel, de
gran influencia en la Fuerza Armada, coincidieron con lo que
recomendaban los estudiantes: ir a votar contra la reforma.
Nada de triunfalismo
La
madurez adquirida durante el aprendizaje adolescente bajo un
gobierno represor, fue lo que posiblemente dictó las
cuidadosamente medidas declaraciones de los estudiantes
después del referendo. Nada de triunfalismo ni de atribuirse
la victoria. Por el contrario, se esmeraron en mencionar a
todos quienes colaboraron, partidos políticos incluidos.
Simultáneamente, Goicoechea y Freddy Guevara quien preside
la FCU de la UCAB, emprendieron una acción de información
ante la OEA y la Unión Europea. Fueron a Bruselas para
explicar que en Venezuela. “no hay una lucha ideológica,
como se quiere vender, ni de derecha e izquierda. Es una
lucha entre la democracia y la dictadura”. La frase resume
el fondo del discurso de los estudiantes, donde prevalece un
llamado a la pluralidad política, la acción pacífica, las
normas democráticas y la alternabilidad en el poder. Existe
en este discurso un severo juicio de la acción social del
gobierno. Los estudiantes nunca dejan de mencionar que ellos
exigen la creación de un sistema que alivie efectivamente la
pobreza y abra oportunidades de progreso a los más
desposeídos. Sobre todo, insisten en la reconciliación
nacional. El recién electo Presidente de la FCU de la UCV,
Ricardo Sánchez, reflejó la posición del estudiantado
después del referendo, con un apasionado llamado a la
reconciliación de todos los venezolanos.
No se
ve fácil el año próximo para los estudiantes. La importancia
de su emergencia como factor dinamizante de la democracia ha
sido percibida por la tendencia totalitaria que al principio
pareció sorprendida. Maniobras de toda índole se
desarrollarán para dividirlos, desanimarlos y dispersarlos.
Unas elecciones regionales donde se presentarán candidatos
de diversos partidos amenazan fracturar el variopinto
movimiento estudiantil, salvo que ellos logren, igual como
lo hicieron antes del referendo, aglutinar a todos los
sectores en una sola lucha por candidatos unitarios.
Encomienda nada fácil, incluso para los dos millones de
estudiantes que en el 2007 vencieron obstáculos a primera
vista inamovibles.
* |
Artículo
publicado originalmente en el semanario Zeta |