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Yon Goicoechea, hombre del Año 2007
por Jurate Rosales
viernes, 21 diciembre 2007


Dos millones de estudiantes madurados “al carburo” durante una adolescencia vivida en una etapa histórica de intenso dramatismo, designaron para liderizarlos a Yon Goicoechea, un muchachote de 22 años cuyo padre está preso en uno de esos procesos absurdos propios de un régimen donde todo parece diseñado para estimular la delincuencia.

Desde el principio, los analistas de la Historia identificaron a estos jóvenes como la Generación del 2007, al modo de aquella Generación del 28 que le dio a Venezuela los líderes que modelaron su democracia y la introdujeron en la modernidad no sólo en la política, sino en el pensamiento filosófico, el arte, la literatura y la ciencia.

Las difíciles condiciones en las que esta Generación del 2007 se acerca a su etapa productiva, funcionaron como un factor unificador. Goicoechea lo describe en la introducción de un libro que refleja el modo de pensar de su generación: “… los jóvenes nos encontramos en la calle sin previa convocatoria, como si fuéramos espejos de lo que sentía nuestra gente. No hubo heroísmo ni genialidad, ni siquiera intereses o propósitos ocultos, hubo sólo corazón y patria, sueños rotos y miedo. Ese día tomamos el control de nosotros mismos y vencimos el peor enemigo: el conformismo”.

Goicoechea reflejó con claridad el pensamiento colectivo. Descendiente de inmigrantes –sus abuelos son vascos-, pronto fue impactado por la realidad de un país que no ha encontrado la justicia. Su padre, quien vivía en una finca, cayó preso y está incurso en un complicado juicio por haber defendido la inviolabilidad de hogar. El joven Ion, arrimado en casa de parientes en Caracas para poder cursar derecho en la Universidad Católica Andrés Bello, pasaba – y pasa- sus domingos en las largas filas que ingresan de visita a la prisión, llevando comida y enseres en bolsitas. Al llegar al cuarto año de Derecho ya se había paseado por las pesadillas de cárceles venezolanas y los vericuetos de una justicia que no merece el nombre.

Las primeras salidas a la calle, dirigidas conjuntamente por Ion y el Presidente de la Federación de Centros Universitarios de la UCV, Stalin González, fueron espectaculares porque el régimen intentó dispersarlos con perdigones, gas lacrimógeno, golpes y amenazas. Después de medio centenar de heridos y la creciente resistencia de la Fuerza Armada a macularse con una represión de estudiantes, Hugo Chávez llamó vanamente, durante una sesión en el estado Vargas, a los “cerros” –las “secciones populares”–, para que “bajaran” a imponer el orden, a lo cual el dirigente estudiantil Stalin González, hijo de un fundador de Bandera Roja, contestó públicamente que “Los cerros somos nosotros”. La represión armada se calmó en Caracas, pero permanece endémica en la provincia.

El Gobierno, visiblemente desconcertado por la irrupción de una fuerza opositora que no esperaba, optó por formar su propio grupo de estudiantes oficialistas, esfuerzo que quedó limitado por las cifras de las elecciones internas en la Universidad Central –la mayor del país – donde la relación entre opositores y oficialistas resultó ser 9 a 1. Allí quedó electo con abrumadora mayoría Ricardo Sánchez, sustituyendo a Stalin González en la presidencia de la Federación de Centros Universitarios de la UCV. De 37 Centros de estudiantes en esta universidad pública, sólo 2 quedaron para representantes del Gobierno.

El Parlamento Estudiantil

El 11 de agosto 2007, una reunión nacional de los representantes estudiantiles electos de todo el país sesionó en Maracaibo, en la Universidad Rafael Urdaneta, y en un acto que ellos definieron “histórico” quedó creado el Parlamento Estudiantil. Se conformaron estatutos provisionales y se nombró la junta directiva: Stalin González, Coordinador General del parlamento; Yon Goicoechea, Secretario General y Jose Caricote, Segundo Secretario.

Dividieron el país en regiones y nombraron provisionalmente las vocerías correspondientes: Región Occidental (Zulia, Lara, Falcón) Julio Soto, Universidad del Zulia (LUZ); Región de Los Andes (Táchira, Mérida, Trujillo), Alirio Zambrano, Universidad de Los Andes (ULA): Región Central (Yaracuy, Carabobo, Aragua), Mauro Montero, Universidad de Carabobo (UC), Región de Los Llanos (Guárico, Cojedes, Apure, Portuguesa, Barinas), Carlos Prosperi, Universidad Rómulo Gallegos, Región Macizo Guayanés (Delta Amacuro, Amazonas, Bolívar, Guayana), Frank Rodríguez, Universidad de Oriente (UDO), Región Capital (Miranda, Vargas, Distrito Capital), Alexis Cabrera, Universidad Metropolitana (UM) ; Región Oriental (Nueva Esparta, Monagas, Sucre, Anzoátegui) William González, Universidad Santa María (USM).

La lucha por el referendo

La primera gran lucha política del Parlamento Estudiantil consistió en organizar al país para que rechazara la Reforma Constitucional, interpretada como un paso hacia la dictadura y una presidencia vitalicia. Establecieron ocho campos de acción, divulgados por sus directivos a todas las regiones:

1. Rechazar la Reforma Constitucional. 2. Estrategia de información para difundir el fondo del proyecto de reforma. 3. Formar una organización llamada “Equipo Libertador” para ir a los sectores populares a explicar el proyecto de reforma. 4. Exigirle respeto de los derechos electorales al Consejo Nacional Electoral. 5. Retomar la calle e ir a instituciones públicas para exigir el respeto a los derechos civiles. 6. Asambleas en todas las capitales de los estados. 7. Declararnos en sesión permanente. 8. Hacer un llamado público a todos los sectores del país – partidos políticos, gremios, iglesia, etc.

El programa fue aplicado en Caracas y las regiones, con el ímpetu de una juventud exasperada por las crecientes trabas que le imponía el Gobierno. Los primeros en unírseles fueron los liceos y establecimientos de secundaria, que a la primera provocación empezaron a salir a la calle. Parte de la población también salió a la calle con manifestaciones de apoyo a los estudiantes. La Iglesia se pronunció en ese mismo sentido. Los partidos políticos se vieron arrastrados y se les unieron varios gremios con algunas ONG. Unas declaraciones del ex Ministro de la Defensa, Raúl Baduel, de gran influencia en la Fuerza Armada, coincidieron con lo que recomendaban los estudiantes: ir a votar contra la reforma.


Nada de triunfalismo

La madurez adquirida durante el aprendizaje adolescente bajo un gobierno represor, fue lo que posiblemente dictó las cuidadosamente medidas declaraciones de los estudiantes después del referendo. Nada de triunfalismo ni de atribuirse la victoria. Por el contrario, se esmeraron en mencionar a todos quienes colaboraron, partidos políticos incluidos.
Simultáneamente, Goicoechea y Freddy Guevara quien preside la FCU de la UCAB, emprendieron una acción de información ante la OEA y la Unión Europea. Fueron a Bruselas para explicar que en Venezuela. “no hay una lucha ideológica, como se quiere vender, ni de derecha e izquierda. Es una lucha entre la democracia y la dictadura”. La frase resume el fondo del discurso de los estudiantes, donde prevalece un llamado a la pluralidad política, la acción pacífica, las normas democráticas y la alternabilidad en el poder. Existe en este discurso un severo juicio de la acción social del gobierno. Los estudiantes nunca dejan de mencionar que ellos exigen la creación de un sistema que alivie efectivamente la pobreza y abra oportunidades de progreso a los más desposeídos. Sobre todo, insisten en la reconciliación nacional. El recién electo Presidente de la FCU de la UCV, Ricardo Sánchez, reflejó la posición del estudiantado después del referendo, con un apasionado llamado a la reconciliación de todos los venezolanos.

No se ve fácil el año próximo para los estudiantes. La importancia de su emergencia como factor dinamizante de la democracia ha sido percibida por la tendencia totalitaria que al principio pareció sorprendida. Maniobras de toda índole se desarrollarán para dividirlos, desanimarlos y dispersarlos. Unas elecciones regionales donde se presentarán candidatos de diversos partidos amenazan fracturar el variopinto movimiento estudiantil, salvo que ellos logren, igual como lo hicieron antes del referendo, aglutinar a todos los sectores en una sola lucha por candidatos unitarios. Encomienda nada fácil, incluso para los dos millones de estudiantes que en el 2007 vencieron obstáculos a primera vista inamovibles.

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  Artículo publicado originalmente en el semanario Zeta


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