Había
que ilustrar un artículo sobre le escasez de aceite de comer
y el reportero gráfico recibió la encomienda de fotografiar
en un supermercado el letrero “2 botellas por persona”.
Cuando llegó, lo encontró cambiado por uno que decía “una
botella por compra”. Ese mismo día, el diario El Universal
publicaba en primera plana una foto de amas de casa en
Guarenas frente a las neveras vacías de un frigorífico, con
la explicación “carne, pollo, azúcar, granos, leche en polvo
y aceites faltan en las vecinas ciudades mirandinas”. Se
refería a las ciudades dormitorio de Caracas.
Los
economistas dicen que lo más grave no es la escasez, sino la
inflación. Un decretado aumento del salario mínimo en 20% se
derritió cuando la cifra oficial de la inflación llegó al
19,5 % anual, porcentaje teórico, puesto que lo calcula el
Banco Central utilizando cifras de los precios regulados
para rubros de la dieta básica que sólo se consiguen en el
mercado negro al doble o triple de lo regulado.
A lo
cual cabe agregar la desaparición del canal RCTV, señal
libre y amena que cubría el 95% de la población, en una
época en que ésta se encuentra condenada a no salir de noche
de su casa, debido a los gravísimos problemas de
inseguridad. El ciudadano sabe, que al salir, no sólo se
expone al robo, sino al asesinato.
En los
días inmediatamente previos al cierre de RCTV, el ruido
nocturno de cacerolas – señal tradicional del descontento –
se oía con mayor insistencia en los barrios populares
caraqueños de Caricuao y El Valle y en los sectores
populares de Maracay, Valencia, Maracaibo y Puerto La Cruz.
La compra de lealtades
Frente
a ello, el gobierno multiplica las dádivas. Brinda pensiones
de seguro social a toda persona de edad – haya cotizado o no
-, paga presuntas becas, extiende ayudas monetarias al ama
de casa en las zonas rurales.
Unos
dos millones de empleados públicos viven del sueldo que les
paga el gobierno. A cambio de ello, se les exige acudir
puntualmente a toda reunión o mitin anunciados por las
autoridades, vestir franela roja, gritar consignas
revolucionarias y aupar a Hugo Chávez. La imposición, sobre
todo entre los empleados públicos que son, en Venezuela, un
importante segmento de la población si se les agregan los
contratistas, proveedores y prestadores de servicios al
sector público, es aceptada por unos y se traduce en
doloroso dilema para otros.
El agresivo despliegue de súbitas y desmesuradas riquezas en
la clase gobernante, termina por colocar la guinda sobre una
torta de crecientes protestas populares.
Un ejército de vicepresidentes
El
Presidente de la República parece estar consciente del ánimo
de sus gobernados, porque en uno de sus últimos e
interminables discursos, fustigó a quienes gastan en
vehículos de lujo y los instó a compartir su riqueza con el
pueblo. En esa misma alocución dio una dramática muestra de
lo alejado que está de las realidades económicas, porque al
ofrecer “al pueblo” la donación de 250 mil dólares que había
recibido con un premio otorgado para su persona en Libia, no
supo traducirlo en bolívares, se paseó por una confusión de
tantos o cuantos ceros, terminando con un cálculo basado, no
en el cambio legal impuesto por su gobierno, sino en el del
mercado negro… de hace un mes.
En esa
misma alocución Chávez anunció que introducirá en la
legislación del país, el nombramiento de muchos
vicepresidentes de la república “como en Cuba”, dijo, dando
a cada vice el mando de un sector administrativo o regional.
Con esta medida estaría barriendo a los ministros, los
gobernadores y los alcaldes, porque colocaría encima de
todos ellos a un representante directo de su persona, dotado
del mismo poder absoluto que posee el presidente. Faltaría
saber si los gobernadores y alcaldes, que se sienten electos
y con mandato popular, estarían dispuestos a perder poder,
dinero y libertad de acción, por un plumazo en Miraflores.
En
cuanto a los ministros, su poder y permanencia en el cargo
desde que gobierna Hugo Chávez son tan precarios, que su
principal actividad parece resumirse a dar declaraciones
calculadas para agradar al Presidente.
La rebelión estudiantil
¿Cuál
es la situación de un estudiante universitario a los nueve
años del gobierno de Chávez? El estudiante de la Facultad de
Derecho debe memorizar largas listas de leyes, pero sabe que
este esfuerzo de nada le servirá en un país donde los jueces
deciden por orden del Ejecutivo. Quienes se enfrascan en la
larga carrera de 9 años de estudios médicos, observan que su
puesto en la medicatura está ocupado por un médico cubano,
que nunca mostró ni revalidó su título. El futuro economista
ve que sus estudios son inútiles en un país cuyas finanzas
marchan al capricho de un teniente coronel. El futuro
ingeniero escuchó que para poder trabajar en la principal
industria del país, el requisito obligatorio es ser “rojo
rojito”. Finalmente, los muchachos de la facultad de letras
hicieron la lectura del cierre de RCTV: la profesión que
podía denunciar y quizás remediar la situación de sus
compañeros, se vio amordazada.
Simultáneamente con el cierre del canal, el Ministro de
Educación Superior anunció que se impondrá el socialismo en
todas las universidades y se reconsiderará la autonomía
universitaria. Los estudiantes se rebelaron.
Un sistema de gobierno
Desde
un principio, el sistema utilizado por Hugo Chávez consistió
en crear organismos paralelos para duplicar, vencer y
sustituir a los ya existentes. Así actuó con uno de sus
principales enemigos – los sindicatos – creando sindicatos
chavistas paralelos. Sustituyó un incómodo gremio médico que
le exigía modernizar los hospitales, con los módulos “Barrio
adentro” de galenos cubanos. Trató de debilitar las
universidades al fundar grupos chavistas dentro de las
instituciones existentes.
Cada
organismo paralelo creado por el gobierno, al ser
numéricamente inferior, podía actuar con violencia, a
sabiendas que ninguna autoridad los castigará.
Ninguno
de esos organismos paralelos le ha dado a Chávez el
beneficio esperado. Los pequeños sindicatos chavistas
proliferaron y llevan una sangrienta guerra entre ellos
mismos. El “barrio adentro” está en gran parte desafectado.
Las universidades nunca han sido tan unánimes en su
rebeldía.
El caso
de las universidades merece mayor análisis. En los últimos
años, grupos de estudiantes chavistas ejercieron la
violencia en la Universidad del Zulia, la de Los Andes
(donde hasta recibieron apoyo del Tribunal Supremo), la UDO
(la “Mano Negra”) y la UCV, donde la toma del rectorado fue
dirigida a través de su hijo por la entonces Vicepresidenta
de la República, Adina Bastidas, pero terminó en la derrota
de los chavistas.
Los
grupos chavistas nunca han logrado reunir mucha gente en las
universidades. Cuando uno de ellos intentó frenar, la semana
pasada en la UCV , una marcha lanzando bombas lacrimógenas y
niples, fueron fácilmente cercados y dominados por los miles
de manifestantes. Apareció que sumaban en total unos doce
individuos.
Queda
para el chavismo la Universidad Bolivariana y la UNEFA
(Universidad militar) fundados por Chávez. En la
Bolivariana, no pudieron reunir el miércoles pasado
suficientes estudiantes para un debate de ideas pactado con
las otras universidades. En la UNEFA han tenido alumnos
uniformados que se unieron a las marchas rebeldes. Para el
debate entre los dos grupos de estudiantes en la Asamblea
Nacional, los oficialistas tuvieron que echar mano a jóvenes
asalariados en la administración pública.
El alto
gobierno debe haber medido estas realidades y estar
consciente de que su último recurso – de dudosa fidelidad –
son las policías, la Guardia Nacional y la Fuerza Armada. La
pregunta es ¿quién dará las órdenes de reprimir? ¿Quién
cargará con la responsabilidad de haber atacado con armas de
fuego a estudiantes desarmados?
La
anunciada creación de muchos vicepresidentes encaja en el
sistema de “órganos paralelos” que siempre ha utilizado
Chávez, pero su funcionamiento presenta interrogantes. ¿Se
imagina alguien una lucha armada, como la de los sindicatos
chavistas, entre dos vicepresidentes de la república? Por
cierto, ¿la gente con la que se rodearía cada vice, estaría
allí para trabajar o para enriquecerse? ¿Qué resultado real,
salvo el de una aún mayor centralización del poder en su
persona, espera Chávez brindar a la población? Finalmente,
¿quién será el vicepresidente encargado de la represión y
cuál será su futuro?
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Artículo
publicado originalmente en el semanario Zeta |