La
orden del Presidente de la República a la Asamblea Nacional
de aprobar una enmienda a la Constitución Bolivariana,
violando varios artículos de la misma, y la orden a los
ministros de Defensa e Interior y Justicia de lanzarle ¨gas
del bueno¨ a los manifestantes que protesten contra esa
flagrante transgresión a la Carta Magna, forman parte de un
mismo plan para tratar de imponerle a los venezolanos su
voluntad personalista y militarista de permanecer
indefinidamente en el poder.
Ambas
decisiones del Comandante Chávez, además de obedecer al
objetivo fundamental de perpetuarse en el ejercicio del
poder, tenían que ser decretadas con horas de diferencia en
el tiempo, porque ya eran conocidos por la sala situacional
de Miraflores los resultados de las últimas encuestas de
mayor credibilidad y acierto en sus diagnósticos, que
registran rechazo mayoritario de la población a esa ambición
demencial de permanecer al frente del gobierno hasta la
muerte.
De allí
la violencia que han desatado los cuerpos policiales contra
los estudiantes y jóvenes en general que han salido a la
calle a expresar sus opiniones contra le reforma a la
Constitución Nacional disfrazada de enmienda, y a pedir al
Tribunal Supremo de Justicia que declare ilegal la
convocatoria al referendo, por no permitirle a centenares de
miles de venezolanos que cumplieron 18 años desde el momento
en que se cerró el Registro Electoral para realizar las
elecciones del 23 de noviembre de 2008, hasta el 15 febrero,
fecha dispuesta, por orden del jefe único, para ejecutar la
consulta.
En la
creencia de que pueden cambiar la opinión mayoritaria de los
electores a votar por el NO, reprimiendo brutalmente a los
estudiantes con ¨gas del bueno¨ lanzado por la policía y la
Guardia Nacional, deteniendo, torturando y desapareciendo a
decenas de jóvenes, han permitido la presencia agresiva de
grupos parapoliciales o paramilitares que se identifican con
los intereses de la perpetuación en el poder de todos los
funcionarios electos en comicios pasados, incluso de ellos
como bandas irregulares pagadas con los dineros de alguna
alcaldía o ministerio gubernamental.
A la
violación de los derechos políticos relacionados con la
protesta pacífica de los estudiantes, le agregan la
violación de los derechos humanos de los manifestantes, en
una peligrosa carrera hacia dictadura.
De nada
valdrá la represión contra la juventud que reclama le
permitan ejercer el derecho al voto porque ya cumplieron 18
años. Los jóvenes han demostrado una gran madurez y una
verdadera vocación pacífica para luchar, y la sociedad
venezolana ha alcanzado ciertos niveles de conciencia
política democrática, que no dejarán amedrentar por la
represión y acudirán masivamente a votar NO en las
elecciones del 15 de febrero. Tanto por lo que dicen las
encuestas, como por lo que uno puede pulsar en calle, la
mayoría de los electores considera que ya se rechazó la
reforma, el 2 de diciembre de 2007, que solicitaba el voto
para la elección indefinida del Jefe del Estado, y que ese
No será ratificado en la próxima consulta.