Todos
los gobiernos totalitarios tienen entre sus objetivos
fundamentales el control de la opinión pública y de todos
los aspectos relacionados con la educación y la cultura de
la sociedad, incluyendo el deporte, para lo cual se les
convierte en imprescindible imponer una hegemonía
comunicional. Fue lo que hicieron Stalin en la Unión
Soviética y todos los regímenes comunistas en aquellos
países cuyos gobiernos respondían a los lineamientos del
dictador ruso de entonces, y lo que queda en Cuba y Corea
Norte como los últimos vestigios del pensamiento único.
Las
amenazas del Ministro Diosdado Cabello de cerrar más de 200
emisoras de radio y particularmente contra Globovisión,
podría ser el paso final para consolidar la política de
hegemonía comunicacional del gobierno cuyas consecuencias
políticas tendrán repercusión nacional e internacional.
Y
aunque trate de justificarla jurídicamente, con alguna
decisión del Tribunal Supremo de Justicia, tendrá claros
efectos políticos sin descartar que los interesados apelen a
otras instancias jurídicas en el país, lo que les permitirá
acudir a organismos internacionales en concordancia con
acuerdos firmados por Venezuela y que son de obligatorio
cumplimiento, salvo que el Gobierno del Presidente Chávez
decida violarlos y retirarse de dichos organismos.
Si no
hay una solución en los tribunales venezolanos el caso no se
cerrará jurídica ni políticamente, porque como sucedió con
la no renovación de la concesión a RCTV, no es una simple
medida administrativa de CONATEL, sino una resolución
política con el evidente objetivo de lograr la hegemonía
comunicacional para controlar la opinión de la sociedad
venezolana y amedrentar a otros medios y a periodistas que
no compartan las políticas gubernamentales. De allí que el
enfrentamiento tenderá a agudizarse en los próximos días y
meses, porque un importante sector de la sociedad se verá
afectada, que incluye a chavistas y no chavistas, con el
cierre de cerca del 80% de los medios radioeléctricos,
quienes en sondeos de opinión anteriores, rechazan que el
gobierno le ponga un cerrojo a centenares de emisores en
todo el país, con cuya programación en general se sienten
identificados.
Como
muchas de las políticas del Presidente de la República, la
confiscación o expropiación de esos medios de comunicación
ha sido coreada por representantes de de los demás Poderes
Públicos, como una demostración de que el Comandante en Jefe
tiene todo el poder necesario para ordenar que se haga lo
que su voluntad decide. Posiblemente no consultó, porque no
tiene a quién o por subestimación a sus colaboradores, y la
medida tendrá un alto costo político al ser rechazada por un
importante porcentaje de sus simpatizantes. Lo que viene no
es fácil de predecir, pero si surgen protestas y se
mantienen en la calle y en los medios el costo le será mayor
y la crisis política se agravará.