Formularle al elector una pregunta acerca de si quiere
ampliar los derechos civiles que contempla la Constitución
Bolivariana, sin decirle cuáles son esos derechos, cuando lo
que se pretende es elegir por tiempo indefinido a los
actuales gobernantes y en especial al Presidente de la
República, es un claro signo de que los más altos
funcionarios gubernamentales tienen la información del
rechazo mayoritario de la población a la reelección perpetua
del Comandante Chávez.
Esa
pregunta elaborada deliberadamente para confundir a los
electores es el producto de la lectura que ha hecho el
propio Presidente de la República, de la mayoría de las
encuestas que se han realizado en los últimos días. Ni los
chavistas, en un buen porcentaje, quieren que Chávez se
convierta en un monarca disfrazado de jefe de estado y del
gobierno mediante una elección universal, directa y secreta.
De allí el subterfugio y la manipulación que los diputados
de la Asamblea Nacional encontraron para complacer al jefe
único y para tratar de asegurarse unas cuantas curules en
las elecciones del 2010, en la creencia de que de esa manera
pueden ganar el referendo para reformar la Constitución.
Pero es
tan burda la maniobra que en el supuesto negado de que
ganaran el referendo, los únicos beneficiados son los que ya
están electos, liquidando toda aspiración de decenas o
centenares de dirigentes que esperan por su ascenso a
gobernador, alcalde, diputado o concejal. Chavista y no
chavistas que hacen carrera política y luchan por sus
derechos a ser electos, serán los primeros en rechazar una
enmienda para eternizar en los cargos a los actuales
funcionarios.
Estamos
en presencia de un acto de desesperación política del
Comandante en Jefe y sobre todo de quienes se han
beneficiado de su condición de portaviones electoral en
comicios pasados, pero que observan, sin lugar a muchas
dudas, que el barco ha perdido la brújula y no podrán
avanzar más allá del 2012. Por su incapacidad para
administrar la más fabulosa hacienda pública conocida en la
historia del país, algo más de 800 mil millones de dólares
en 10 años, para combatir la corrupción y resolver los
problemas sociales más ingentes de la población, deberán
entregar el gobierno a una nueva generación de luchadores
sociales.
En resumen, Hugo Chávez ya perdió la oportunidad que le dio
nuestra historia, una historia accidentada de la Venezuela
del siglo XX, pero que había conquistado ciertos espacios de
funcionamiento civilizado y democrático, y esperaba por el
perfeccionamiento de sus instituciones. Los 10 años de
gobierno del Comandante han dejado a nuestra sociedad un
mayor y alarmante estado de corrupción, una inseguridad y
una violencia personal y colectiva sin límites conocidos en
nuestro tiempo, un déficit de cerca de 2 millones de
viviendas, la mayor inflación de América Latina, la
educación y la salud en grave estado de estancamiento y en
algunos aspectos en retroceso. Y un futuro incierto, para
cuya corrección se requieren nuevas políticas públicas que
él no está en capacidad de promover ni ejecutar, por lo que,
para beneficio del país, NO debe seguir gobernando más allá
de 2012.