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Sí hay futuro
por Juan Páez Avila
viernes, 13 febrero 2009


La dimensión humanista que le dan los jóvenes estudiantes a sus luchas contra la Enmienda a la Constitución, no sólo trasciende el momento de bochorno y subdesarrollo que Hugo Chávez y el autoritarismo le han impuesto a la sociedad venezolana, sino que también, por su coraje y su discurso sorprendente y coherente por su profundidad de ideas y valores democráticos, garantiza que no se dejarán quitar el futuro de libertades en el cual aspiran vivir.

Los jóvenes que también quieren ser, con legítimos derechos, presidentes, gobernadores, alcaldes y legisladores en un futuro inmediato o de corto plazo, revelan que conocen los valores de la democracia y se preparan para constituir un nuevo liderazgo, que la rescaten definitivamente del personalismo, del militarismo y de la tendencia autoritaria del Presidente de la República.

El significado de la mega marcha convocada por los estudiantes apunta hacia un futuro de convivencia democrática y constituye un alerta que ha debido llegar a los oídos y ojos del Presidente Hugo Chávez, seguramente después de observar las fotos que tomaron sus funcionarios desde el helicóptero de la Disip, que le han debido revelar el poder de convocatoria de los jóvenes y lo acertado de los partidos políticos y de la sociedad civil al colocar en sus manos la movilización para demostrar que una mayoría de venezolanos no quieren la reelección indefinida de ningún ciudadano en su respectivo cargo.

La crítica del Comandante en Jefe a la actuación de grupos violentos que le apoyan e incluso se consideran chavistas hasta la muerte, debe ir acompañada de una autocrítica interna, que a su vez le debe indicar el grave error de haber armado una especie de tropas de choque para defender su revolución, de una agresión que no llega ni desde el exterior ni del interior del país.

La amenaza de otro golpe de estado que lo obligue otra vez a renunciar, como el famoso y trágico 11 de abril del 2001, se convierte cada día que pasa en un fantasma que, sin dejar de preocuparle, merece también una seria reflexión. El país político aprendió que ese no es el camino correcto para cambiar de gobierno, que la mayoría busca el rumbo que señalan los estudiantes con su mega marcha pacífica y democrática, no sólo porque el 11 de abril fue un retroceso para el país democrático, sino también porque el 4 de febrero del 1992 fue otro ejemplo de aventurerismo antidemocrático y de regresión histórica, que tampoco debe repetirse.

La mega marcha convocada por los jóvenes que también aspiran ser candidatos a la Presidencia de la República, gobernaciones, alcaldías y cuerpos deliberantes en el futuro, tiene como lectura inmediata que los venezolanos debemos erradicar la violencia como forma de lucha política, y disputarse el ejercicio del poder mediante elecciones transparentes y universales, que NO haya elección indefinida y que el Presidente Chávez debe desarmar a sus grupos violentos, antes de que sea demasiado tarde, porque puede perder su control.

La democracia requiere, como sucede en el mundo civilizado, un desarme total de la población civil, si se quiere evitar que la espiral de la violencia continúe la matanza de miles de jóvenes en los barrios populares y liquide lo que nos queda de convivencia ciudadana.

El combate cívico de los jóvenes y su disposición a contribuir a la defensa del voto, es el prólogo y el epílogo de una gran jornada que todos los venezolanos democráticos debemos realizar el 15 de febrero, para detener la carrera desbocada del Comandante Chávez hacia la presidencia y dictadura indefinidas, votando NO y disponiéndonos a hacer respetar los resultados electorales.
 


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