Nuestro
país avanza hacia una nueva confrontación entre la
democracia y el autoritarismo. Las próximas elecciones a
celebrarse a finales de este año para elegir gobernadores,
alcaldes, diputados regionales y posiblemente concejales, a
quienes se les vencen sus respectivos períodos en el 2008,
pero que podrían ser llamados a nuevos comicios por el CNE
para evitarse un nuevo proceso electoral, constituirán la
prueba de fuego definitiva para el Presidente Hugo Chávez, y
posiblemente una estruendosa derrota para los candidatos del
PSUV, quienes no contarán ahora con el poderoso portaviones
que los encumbró en pasadas elecciones.
Después
de la primera derrota que sufriera el Comandante en Jefe en
las elecciones del 2 de diciembre del 2007, éste quedó
inhabilitado como el gran elector de otros tiempos, y como
para curarse en salud ha declarado que los candidatos
oficialistas deben ser escogidos por las bases del Partido
Socialista Unido, recién creado. Y un partido en el que
antes de nacer surgieron tendencias enfrentadas
públicamente, entre quienes se consideran verdaderos
revolucionarios y los llamados “boliburgueses”, denunciados
por los primeros como representantes de la derecha y de
haberse enriquecido en funciones de gobierno, ya comienza a
ser escenario de una batalla interna por la conquista de las
candidaturas, en la que saldrán a relucir expedientes de
corruptos de alto y bajo nivel.
En una
sociedad muy corrompida, a los nuevos ricos al amparo de
contratos y cobro de comisiones ilícitas que se han hecho de
una clientela política entre los más pobres, a quienes le
han matado el hambre por algunos días, se les ha reducido la
esfera de influencia, porque muchos hombres y mujeres
humildes han descubierto que han sido utilizados para llevar
al poder a unos cuantos traficantes de los dineros del
pueblo.
Y como
ese pueblo humilde que arrastró el Comandante en Jefe
durante 8 años tras las banderas de una revolución
socialista que sirvió para elegir gobernadores y alcaldes
escogidos a dedo, son hoy tanto o más pobres que antes,
demostraron el 2 de diciembre que la manipulación no podrá
continuar.
Las
posibilidades de la oposición se acrecientan si sus
dirigentes son capaces de mantener la unidad y combinar la
experiencia de algunos líderes honestos con la presencia de
los nuevos actores juveniles vinculados a la sociedad civil,
y presentar candidatos de la mayor credibilidad posible.
Después que la mayoría de los partidos políticos de la
oposición firmaron un acuerdo de unidad para presentarle al
electorado candidatos únicos a las gobernaciones, alcaldías
y cuerpos deliberantes de carácter regional, tienen que
incorporar también a la disidencia chavista representada por
PODEMOS y las indiscutibles personalidades del General
Baduel y Marisabel Rodríguez, quienes tuvieron una
importante participación en las elecciones del 2 de
diciembre de 2007.
Si el
espíritu unitario del 23 de Enero de 1958 y la experiencia
de las pasadas elecciones privan sobre apetencias personales
y grupales, dado el bajón en las encuestas del Comandante en
Jefe, la oposición podría ganar la mayoría de las
gobernaciones, alcaldías, consejos legistalivos y concejos
municipales del país, abriéndole perspectivas a la derrota
final de Chávez.