En
los próximos días el país presenciará un peligroso
enfrentamiento entre quienes defienden el derecho
constitucional de todos los venezolanos a elegir y ser
elegido, excepto que exista sentencia firme de un tribunal
contra quien aspira a ser candidato a cualquier cargo
electivo, y una mayoría del CNE teledirigida por el
Comandante Chávez desde Miraflores, si no se impone la
racionalidad jurídica y ética para actuar con independencia.
Y aunque ha sido reiterativa la violación de la Constitución
Bolivariana aprobada en 1999, por parte del Comandante en
Jefe para adecuarla a sus planes hegemónicos y autoritarios,
el momento político encuentra a un país parcialmente
movilizado debido a la campaña electoral que se adelanta,
por lo que no es descartable que se produzcan protestas
masivas y el proceso electoral tome un giro difícil de
controlar, ya presentado a la opinión nacional e
internacional el contenido de las computadoras del segundo
comandante de las FARC, Raúl Reyes.
Y
aunque también estamos acostumbrados a que un escándalo tapa
otro de dimensiones parecidas o mayores, la campaña
electoral, alimentada por los problemas conocidos como la
corrupción administrativa, la inseguridad de las personas,
las amenazas a la propiedad privada con invasiones de fincas
y expropiación de industrias, más el alto costo de la vida,
será una contienda agravada por el contenido de las
computadores de Raúl Reyes y el maletín de Antonini Wilson.
Mientras más se acerca el momento de la inscripción de los
candidatos que participarán en las elecciones de
gobernadores, alcaldes y diputados a los Consejos
Legislativos y la discusión sobre la legalidad de la
decisión de la Contraloría General de la República se
contrasta con las disposiciones constitucionales
establecidas en los artículos 42 y 65 de la Carta Magna que
ordena, por su condición de Ley máxima, que sólo en el caso
de sentencia firme de un tribunal se puede inhabilitar de
sus derechos políticos a un ciudadano, queda claro que la
solicitud del Contralor tiene un sesgo político orientado a
impedir el triunfo de varios de los aspirantes que forman
parte de su lista inconstitucional.
Y más
grave es que esa solicitad del Contralor para que el CNE
impida la participación de cerca de 400 venezolanos que
gozan de todos sus derechos políticos, tiene nombre propio,
por lo catastrófico que sería para el gobierno perder la
Alcaldía Metropolitana y la Gobernación del Estado Miranda,
porque las encuestas realizadas hasta ahora le dan la
victoria a Leopoldo López y a Enrique Mendoza, figuras
connotadas de la oposición democrática.
Y
aunque es evidente la intención de la Contraloría General de
la República para que el CNE viole la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela y le preste un importante
servicio al proceso chavista al cual auxilian por mandato de
su Comandante en Jefe, el discurso propagandístico de Hugo
Chávez lo confirma cada vez que aparece solicitando el voto
de sus lanceros que lo abandonaron en diciembre del 2007,
para que detengan una nueva derrota suya, que sería lo que
vendría después de que la mayoría de sus gobernadores y
alcaldes sean desplazados de sus cargos en las elecciones de
noviembre de este año.
El
control que el Presidente de la República ejerce sobre los
demás Poderes Públicos, le ha permitido violar diversas
disposiciones constitucionales, y justificarlas ante sus
seguidores como imprescindibles para avanzar en su proceso
revolucionario. Pero el desengaño de millones de venezolanos
que sufragaron por él en procesos electorales pasados, que 9
años después no tienen empleo fijo ni prestaciones sociales,
no tienen vivienda y tienen que soportar todos los días la
arremetida del hampa, difícilmente le acompañarán
respaldando candidatos escogidos a dedo.