Las
crisis políticas pueden presentarse acompañadas o no de una
crisis económica, e incluso pueden tener un desenlace
inesperado, pero cuando se desarrollan en medio de una
debacle económica las consecuencias tienden a ser
irreversibles y su final de un seguro colapso para quien
dirige los destinos de un país.
El
Presidente Chávez decidió adelantársele a los efectos que la
crisis económica mundial tendrá sobre nuestra economía y
ordenó la convocatoria de una Enmienda a la Constitución
Nacional, para tratar de reelegirse por tiempo indefinido,
generando en el país una crisis política que puede alcanzar
a su propio Partido Socialista Unido de Venezuela, que a la
vez puede hacerle más difícil la aprobación del Referendo
que establece la Carta Magna.
Y
aunque la convocatoria de la Enmienda es a todas luces
inconstitucional porque es para consultar una reforma que ya
fue negada por el soberano, la decisión del Comandante en
Jefe metió a la población en una nueva campaña electoral,
que junto con las cadenas de radio y televisión de casi
todos los días trastorna la paz de las navidades y es
posible que hasta la admiración y el respeto que muchos de
sus simpatizantes le tienen. Su aspiración a ser el único
que puede dirigir el país desde Miraflores no sólo liquida
la alternabilidad que impone la Constitución que él mismo
hizo aprobar en 1999, sino que también le cierra el paso a
todos los aspirantes de su partido que obtuvieron una alta
votación sin haber recibido su espaldarazo levantándoles las
manos en la pasada campaña electoral.
Derrotados sus pupilos Diosdado Cabello, Jesse Chacón y
Aristóbulo Istúriz, y aparecidos como emergentes Henry
Falcón y Manuel Briceño, el jefe único vio perdida su
hegemonía personal, porque estos gobernadores de Lara y
Monagas no fueron escogidos por su dedo, ni electos por el
respaldo que él les dio, sino por sus respectivos
liderazgos, y por eso corrió hacia adelante llevándose por
el medio a su propia Constitución Bolivariana.
De allí
que el Comandante en Jefe tendrá que enfrentar una crisis
política creada por su ilimitada ambición de poder, antes de
que se le agote el colchón de dólares que tiene en Fonden y
se vea envuelto en o arropado por la crisis financiera y
económica que afecta a todas las economías altamente
desarrolladas del mundo.
En esta
nueva encrucijada política lo más probable es que su verbo
tronante, escatológico, conectado durante varios años con el
sentimiento popular de una mayoría que le ha acompañado, no
tenga el eco de antes, y camine seguro a una tercera
derrota, que lo deje con la única oportunidad de terminar su
período el 2012. El final del período presidencial del
Comandante en Jefe debería estar revestido de toda
normalidad democrática, pero como Chávez no tiene límites en
su ambición personal, lleva el país hacia una nueva
contienda electoral para tratar de perpetuarse en el poder.
Por los
primeros sondeos de opinión que se han realizado en los
últimos días y por el rechazo que tuvo el referendo del 2D
del 2007, mediante el cual pretendía reformar de
Constitución para reelegirse indefinidamente, estamos frente
a claros indicadores de que la mayoría de electores votará
contra la enmienda. Y una tercera derrota lo dejará
definitivamente desconectado con el pueblo que le ha venido
apoyando a lo largo de estos ya largos 10 años de gobierno,
y sin posibilidades de imponer a su sucesor en las filas del
PSUV. Derrotado una vez más, la dinámica de la crisis le
abrirá paso a los liderazgos emergentes.