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Enmienda y crisis
por Juan Páez Avila
viernes, 19 diciembre 2008


Las crisis políticas pueden presentarse acompañadas o no de una crisis económica, e incluso pueden tener un desenlace inesperado, pero cuando se desarrollan en medio de una debacle económica las consecuencias tienden a ser irreversibles y su final de un seguro colapso para quien dirige los destinos de un país.

El Presidente Chávez decidió adelantársele a los efectos que la crisis económica mundial tendrá sobre nuestra economía y ordenó la convocatoria de una Enmienda a la Constitución Nacional, para tratar de reelegirse por tiempo indefinido, generando en el país una crisis política que puede alcanzar a su propio Partido Socialista Unido de Venezuela, que a la vez puede hacerle más difícil la aprobación del Referendo que establece la Carta Magna.

Y aunque la convocatoria de la Enmienda es a todas luces inconstitucional porque es para consultar una reforma que ya fue negada por el soberano, la decisión del Comandante en Jefe metió a la población en una nueva campaña electoral, que junto con las cadenas de radio y televisión de casi todos los días trastorna la paz de las navidades y es posible que hasta la admiración y el respeto que muchos de sus simpatizantes le tienen. Su aspiración a ser el único que puede dirigir el país desde Miraflores no sólo liquida la alternabilidad que impone la Constitución que él mismo hizo aprobar en 1999, sino que también le cierra el paso a todos los aspirantes de su partido que obtuvieron una alta votación sin haber recibido su espaldarazo levantándoles las manos en la pasada campaña electoral.

Derrotados sus pupilos Diosdado Cabello, Jesse Chacón y Aristóbulo Istúriz, y aparecidos como emergentes Henry Falcón y Manuel Briceño, el jefe único vio perdida su hegemonía personal, porque estos gobernadores de Lara y Monagas no fueron escogidos por su dedo, ni electos por el respaldo que él les dio, sino por sus respectivos liderazgos, y por eso corrió hacia adelante llevándose por el medio a su propia Constitución Bolivariana.

De allí que el Comandante en Jefe tendrá que enfrentar una crisis política creada por su ilimitada ambición de poder, antes de que se le agote el colchón de dólares que tiene en Fonden y se vea envuelto en o arropado por la crisis financiera y económica que afecta a todas las economías altamente desarrolladas del mundo.

En esta nueva encrucijada política lo más probable es que su verbo tronante, escatológico, conectado durante varios años con el sentimiento popular de una mayoría que le ha acompañado, no tenga el eco de antes, y camine seguro a una tercera derrota, que lo deje con la única oportunidad de terminar su período el 2012. El final del período presidencial del Comandante en Jefe debería estar revestido de toda normalidad democrática, pero como Chávez no tiene límites en su ambición personal, lleva el país hacia una nueva contienda electoral para tratar de perpetuarse en el poder.

Por los primeros sondeos de opinión que se han realizado en los últimos días y por el rechazo que tuvo el referendo del 2D del 2007, mediante el cual pretendía reformar de Constitución para reelegirse indefinidamente, estamos frente a claros indicadores de que la mayoría de electores votará contra la enmienda. Y una tercera derrota lo dejará definitivamente desconectado con el pueblo que le ha venido apoyando a lo largo de estos ya largos 10 años de gobierno, y sin posibilidades de imponer a su sucesor en las filas del PSUV. Derrotado una vez más, la dinámica de la crisis le abrirá paso a los liderazgos emergentes.


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