Después
de varias victorias electorales a lo largo de sus primeros 8
años de gobierno, al sufrir su primera derrota el 2 de
diciembre del 2007 el Presidente de la República perdió el
norte de la brújula que mantuvo en sus manos exitosamente
con la ayuda de su carisma, de su discurso populista y la
cooperación de algunos veteranos operadores políticos que lo
abandonaron o los echó de su entorno, cuando creyó que su
proyecto de revolución del socialismo del siglo XXI, sólo lo
podía dirigir y ejecutar él, en Venezuela y en toda América
Latina.
Todas
sus decisiones orientadas a recuperar el terreno perdido y
avanzar en la materialización de su revolución, lo alejan
cada día más de la realidad nacional e internacional, donde
había logrado un importante apoyo con los aportes de su
chequera de petrodólares. Son tantas las resoluciones que ha
tomado el Comandante en Jefe que lo han colocado en las
encuestas en una estrepitosa caída, que es imposible
referirse a todas en un breve artículo. Pero 3 ó 4 son
suficientes para determinar el rumbo de su proyecto, que
resulta indetenible hacia una derrota definitiva.
El
cambio de gabinete, primera y gran oportunidad para dar
señales de cambio en las políticas públicas que el momento
le exigía para tratar de superar la inflación que agrava los
niveles de vida de los más pobres, la inseguridad que azota
a toda la sociedad, el desabastecimiento que llena angustias
a la mayoría de los venezolanos que no consiguen alimentos
de primera necesidad, la falta de viviendas que ya produce
visibles protestas de los propios chavistas engañados. Nada
de eso lo podrá lograr con el enroque o el ascenso que hizo
de algunos de sus amigos y subalternos, la mayoría militares
educados para obedecer lo que se les ordene.
La
rendición de cuentas a la Asamblea Nacional, otro momento
importante para explicarle al país que lo oía en cadena, los
logros de su proyecto político, dedicó a increpar a sus
ministros y otros colaboradores, por qué después de 8 años
de revolución no había leche, pollos, ni carne; por qué la
inseguridad, la falta de control de la inflación, la poca
construcción de viviendas, como si las políticas públicas no
las hubiese ordenado él.
La
celebración de 4 de febrero en una guarnición militar, cuyo
discurso estuvo orientado a comprometer a todos los
militares con las sinrazones de su intento de golpe de
Estado, y a señalarles a las FARC y al ELN como fuerzas
insurgentes, cuyos territorios ocupados limitan con
Venezuela. Lo primero es un peligroso ejemplo para
golpistas, y lo segundo una exaltación del terrorismo que
expone a nuestro país a enfrentamientos militares
internacionales.