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La descentralización contra Chávez
por Juan Páez Avila
domingo, 9 noviembre 2008


El cambio de la política de descentralización establecida en la Constitución Bolivariana de Venezuela, por una centralista impuesta por el Presidente Chávez para ejercer un mayor control de las decisiones fundamentales que deben tomar los gobernadores y alcaldes en ejercicio de sus funciones, ha provocado la disidencia de muchos de sus seguidores que aspiran a que se les respete su manera autónoma de pensar y actuar. Es lo que ha sucedido con varios dirigentes regionales aspirantes a esos cargos, que reaccionaron contra la imposición de otros candidatos del Comandante en Jefe, y han desafiado el centralismo político que pretende anular sus capacidades para tomar importantes iniciativas a la hora de escoger sus propios candidatos.

A la prohibición del PSUV a todos sus dirigentes y militantes de lanzarse como candidatos, antes de que la fecha fuera fijada por la dirección nacional de ese partido, seguramente señalada por el Presidente del Partido y de la República, en Barquisimeto, Henry Falcón expresó: No, mi Comandante, quienes sabemos cuándo nos conviene presentar mi candidatura a la gobernación, somos nosotros, aquí en la región los que conocemos la realidad inmediata, social y política; y convocó a un acto público en el Domo de la ciudad, cuya asistencia al parecer no le dijo nada al Vicepresidente del PSUV, General Muller Rojas, quien procedió a expulsarlo de las filas de esa organización. El Comandante Chávez, que ha podido recibir la información de sus servicios de inteligencia, arrugó, y llamó a Falcón para comunicarle que la expulsión era “un mal entendido” que continuara adelante y contara con su respaldo.

Realizadas las elecciones primarias, Lenny Manuit, hija del gobernador del Estado Guárico, pero también líder de su partido y de esa región, ganadora de esa consulta interna, fue sustituida por un representante incondicional del Presidente, y aquella reaccionó: No mi Comandante, aquí gané yo, y ese señor a quien usted pretende imponer, no conoce el Estado, aunque nació en su territorio, puede confundir a Tucupido con Tucupita.

Luego el Presidente impuso candidatos en Carabobo, Portuguesa, Barinas, Trujillo, y obtuvo la misma respuesta: No mi Comandante, regrese sus candidatos a Caracas, que nuestros electores están con sus propios y más cercanos dirigentes.

Y aunque la disidencia del mandato único del Comandante en Jefe no triunfe en todos los estado en los cuales insurgió contra el centralismo, la realidad política de las regiones indica que sumados a los candidatos de la oposición, la defensa en la teoría y en la práctica de la descentralización le propinará una rotunda derrota a las pretensiones hegemónicas y personalistas del Presidente de la República.

En conclusión, la descentralización es una conquista que le otorga el derecho a los dirigentes regionales a escoger sus candidatos y a disputarse entre ellos el gobierno respectivo. Las fallas que hayan podido presentarse –y desde luego que existen todavía- en el ejercicio de los gobernadores y alcaldes electos, después de la escogencia en escrutinios internos de cada organización o coalición de partidos políticos, deben ser corregidas con la participación de la sociedad civil en los estados, y no por la intervención inconsulta y arbitraria del poder central. Los sufragios del 23N deben ser una extraordinaria oportunidad para consolidar el pensamiento democrático y plural de los venezolanos; los electores pueden escoger a quienes consideren con mayores méritos, capacidad y vocación de servicio, de acuerdo a los intereses de los diversos sectores de la sociedad, y no por ser obsecuentes con el poder central, personalista y militarista del Comandante Chávez.


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