Los
resultados de las últimas elecciones para la Federación de
Centros Universitarios de la Universidad Central de
Venezuela, en la que la Plancha que se oponía a la Reforma
Constitucional sextuplicó a la que representaba al
oficialismo, no es desde luego un reflejo total de la
correlación de fuerzas que existe en la sociedad venezolana
de hoy, pero sí se puede entender como una ratificación de
lo que indican las encuestas, también de este momento
político del país, acerca del rechazo mayoritario a dicha
Reforma.
Lo que
sí representan una interpretación general del pensamiento de
la inmensa mayoría de los venezolanos, son las declaraciones
del nuevo Presidente de la FCU, Ricardo Sánchez, en las que
afirma que esa Reforma perjudica tanto a chavistas como a no
chavistas y expresan también la voluntad de esa colectividad
de rechazo a la violencia ejecutada por los cuerpos
policiales y especialmente por los grupos paramilitares
creados y dirigidos desde el alto gobierno.
Por
razones obvias la Reforma afecta seriamente a quienes no se
adhieran al Partido Socialista Unido de Venezuela, porque
pasan a ser considerados enemigos del “proceso
revolucionario”, y como consecuencia de tal barbaridad serán
execrados de la Administración Pública de la cual se
consideran dueños y únicos beneficiarios los incondicionales
del régimen autocrático; dueños del petróleo y todos los
recursos naturales del país, y quienes dispondrán de la
propiedad privada y de la riqueza que generan los
emprendedores de cualquier empresa, grande o pequeña. Y en
cuanto a los chavistas que tengan pensamiento propio y se
les ocurra expresarlo públicamente o en privado, ya han
comenzado a pasar por la guillotina del Tribunal
Disciplinario del PSUV, sin que éste se haya constituido
como Partido Político todavía; ya saben los que les espera,
algo parecido a un paredón de fusilamiento político.
Y como
un aporte juvenil a la cultura política de nuestra nación,
el Presidente de la FCU de la UCV, Ricardo Sánchez, llama a
la convivencia pacífica y al respeto entre los venezolanos
que participan o aspiran a participar en la conducción del
país. Y como el futuro le pertenece a la juventud, nada más
sensato que invitar a un debate civilizado y a cerrarle el
paso a una Reforma autoritaria de la Constitución Nacional y
a una criminal violencia que amenaza con destruir la
República Democrática.