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Nuevas realidades
por Juan Páez Avila
miércoles, 19 diciembre 2007


Después del triunfo del NO en las elecciones del 2 de diciembre pasado, que contuvo la tendencia autoritaria enrumbada a perpetuar en el poder al Comandante en Jefe del socialismo del siglo XXI, el panorama político del país registra algunas nuevas realidades, sin descartar lo económico y social, que la dirigencia política deberá manejar con el mismo espíritu unitario que los acompañó para enfrentar y derrotar por primera vez al Presidente de la República.

Lo que parece una perogrullada tiene unas peligrosas aristas que pueden crear roces y hasta divisiones en la oposición, si se desatan las ambiciones personales (seguramente muy legítimas en la mayoría de los casos) para presentarse en el 2008 como candidatos a las gobernaciones y alcaldías, consejos legislativos y concejos municipales, en la creencia de que el mandado está hecho para derrotar a los aspirantes del oficialismo. Las propias cifras electorales obtenidas tanto por el NO como por el SÍ indican que diferencias es muy reducida, y por lo tanto nadie, con cierta sindéresis política, puede atribuirse posibles victorias unilaterales.

Lo único que puede afirmarse con espíritu realista es que el triunfo en las elecciones del 2 de diciembre, es de la democracia venezolana, representada por adversarios y partidarios del oficialismo. Si el Comandante Chávez oyera la voz del pueblo, debería invitar al diálogo civilizado, como lo ha hecho la oposición llamando a la reconciliación nacional, conservando cada quien sus puntos de vista acerca de las ventajas de sus respectivos proyectos políticos.

2008 será un año crucial para el futuro democrático del país, en el que las voces del extremismo tendrán menos eco, y durante el cual la oposición está obligada a trazar una política consustanciada con el interés e inquietudes de una inmensa masa de abstencionista que no se sintió representada por ninguno de los grupos que participaron en el Referendo. El mensaje y los candidatos serán determinantes para atraer un alto porcentaje de los abstencionistas que en las elecciones presidenciales sufragaron por Hugo Chávez, pero que el 2 de diciembre se quedaron en sus casas. No hay dudas de que el oficialismo tratará de reconquistarlos, pero su mensaje está equivocado al llamarlos traidores, cobardes y mierdas.

La locura que ha desatado en el oficialismo la derrota del SÍ, soberbia, desafiante, tiene que ser enfrentada con un mensaje unitario, de inclusión y respeto a todas las ideas, de confianza en un futuro sin exclusiones, sin persecuciones, sin presos políticos ni exiliados, es decir, conviviendo en un Estado de Derecho.


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