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La disidencia
por Juan Páez Avila
lunes, 19 noviembre 2007


La decisión del Presidente de la República de solicitarle a la Asamblea Nacional la aprobación de una Reforma Constitucional, que adecue la actual a sus intereses personales de perpetuarse en el poder por tiempo indefinido, si bien ha sido obedecida por la mayoría de los integrantes del Poder Legislativo y apoyada por otros Poderes Públicos bajo su control, ha generado una nueva disidencia interna en el llamado chavismo que lo puede conducir a la derrota.

El grupo PODEMOS registra hoy, según algunas encuestas conocidas, un 12% de apoyo popular, y si a ello se agrega el terremoto político que ha causado en las filas del chavismo el pronunciamiento del ex -Ministro de la Defensa, General Raúl Isaías Baduel en contra de esa reforma y llamando a votar NO en el Referendo Consultivo el 2 de diciembre, más los efectos que pudo haber causado la rebelión civil de la ex -Primera Dama de la República, Marisabel Rodríguez, y otras disidencias que revelan la crisis en el conglomerado chavista, el Comandante en Jefe puede enfrentar en los próximos días la profundización de un grave conflicto nacional.

En un momento político en el que el país presencia numerosas protestas de diferentes sectores sociales que manifiestan estar con el Presidente, pero denuncian ineficiencia y corrupción en los funcionarios nombrados el propio Primer Magistrado, y piden solución a múltiples promesas incumplidas en medio de trancas de vías públicas, no es exagerado concluir que el peor error político que ha cometido el Comandante en Jefe en lo que lleva al frente del gobierno, puede ser éste de intentar la confección de un traje constitucional a la medida de sus ambiciones de caudillo por la voluntad del “pueblo bolivariano y socialista”.

Y por si todo este difícil panorama político no fuera suficiente para formarse la hipótesis de que Chávez empuja al país hacia una peligrosa crisis política, de la cual aspira salir victorioso para consolidar su proyecto de socialismo del siglo XXI, sus más cercanos asesores ideológicos lo alertan sobre un resbaladizo futuro y le recomiendan negociar.

Un Jefe de Estado que cada día va quedando más solitario, perdidos algunos operadores políticos que contribuyeron a llevarlo al poder, y apartados otros por considerarlos innecesarios y posiblemente algún estorbo, depende hoy de su propia capacidad política no sólo para preservar el poder, sino también para imponer un régimen autoritario a una sociedad democrática, apegada a la Constitución Nacional aprobada por el mismo y que ordena su defensa en caso de violación a sus postulados fundamentales. Su confrontación con la nueva y la vieja disidencia puede que no sea la última que tenga que enfrentar, pero todo indica que no le será fácil superarla.


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