La
nueva ofensiva anunciada por el Presidente de la República
para imponer sus proposiciones de reforma constitucional
rechazadas por la mayoría de los electores que sufragaron
por el NO el 2 de diciembre pasado, constituye otro grave
error del Comandante en Jefe, que incluso lo puede hacer
entrar en barrena, con todas las posibilidades de
estrellarse, esta vez no contra la tierra como le sucede a
los pilotos que no logran eyectarse del avión en esas
circunstancias, sino contra la voluntad del pueblo soberano.
Y
aunque su primera reacción fue reconocer con aparente
resignación ante un hecho irreversible, el triunfo del NO,
inmediatamente apeló a su frase histórica. “por ahora” que
lo catapultó en el imaginario de los venezolanos el día de
su rendición incondicional después de su fallido golpe de
Estado el 4 de febrero de 1992, como anunciándole al país
que insistirá en un acción evidentemente inconstitucional.
Una cosa distinta hubiera sido decirle a quienes lo
adversaron votando NO o absteniéndose, que ejercería el
derecho a recuperar la confianza de su pueblo mediante una
administración menos corrupta y más eficaz, o mejor dicho,
contra los corruptos e incapaces que el mismo ha denunciado
varias veces en sus programas dominicales, únicos
responsables de su derrota. Pero insultar a los venezolanos
que no votaron por su reforma, calificándolos de “mierda”,
no le regresará el afecto que le manifestaron en otros
tiempos.
En
Venezuela no es la primera vez que un gobernante después de
recibir el apoyo de más 60 ó 70% de los votantes ha perdido
su respaldo, sin insultar a nadie, sin persecuciones por no
sufragar por sus candidatos, sin listas “Tascón”, con
evidentemente menos corrupción y más eficacia en el manejo
de los dineros de todos los venezolanos, solamente por no
cumplir con sus promesas de realizar las políticas públicas
necesarias para lograr su bienestar y progreso.
De allí
que esa nueva ofensiva del Presidente Chávez terminará
siendo un desplante y una arbitrariedad más, de las que los
venezolanos que lo apoyaron por 8 años largos, ya se
cansaron. Llevando a prisión al ex -gobernador del Estado
Miranda, Enrique Mendoza, mantener en la cárcel al general
Usón y a los ex -comisarios de la PM, y centenares de
exiliados, es una venganza política, un abuso de quien
controla todos los poderes y se olvida que él fue
beneficiado por una política democrática de no más presos
políticos.