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Zelaya derrocado por un golpe militar 
por Joaquím Ibarz
lunes, 29 junio 2009


Fue un golpe en las sombras, de noche, por sorpresa. Cuando el presidente Manuel Zelaya se ufanaba de que ya había neutralizado los intentos golpistas, fue derrocado y sacado del país en forma fulminante. Tanto que aún vestía el pijama de dormir. Los mismos militares que en la madrugada del viernes aparentemente respaldaron al jefe de Estado, fueron los que le dieron el golpe y lo sacaron a punta de fusil de la casa presidencial para conducirlo a una base aérea; acto seguido lo expulsaron a Costa Rica.  Roberto Micheletti, presidente del Congreso, fue designado presidente interino en forma unánime por los dipùtados. 

Al llegar a San José, Zelaya dijo que seguía siendo presidente constitucional de Honduras. “No pedí asilo aquí. Estoy secuestrado, esto fue un secuestro. Quiero pedirle a la comunidad internacional que pelee por la democracia en Honduras que es pelear por ellos mismos. Dieron un golpe sólo porque un presidente quería hacer una consulta”.

Zelaya exhortó a sus seguidores a seguir pelando por la democracia. “Quiero ver a la Iglesia. Esta no es la voz de los militares hondureños, sino de un grupo de militares y de un grupo de políticos. Mi familia todavía está en Honduras. Pido a la policía que esos militares hagan daño a mi familia”.

En tono enfático, Zelaya explicó su detención: “Me despertaron los ruidos, los balazos,  en la madrugada. Me apuntaron al pecho y me dijeron que acatara las órdenes. Le dije al soldado que cómo iba a acatar las órdenes de un superior, el jefe del Ejército, que había desobedecido al comandante en jefe que soy yo. Esto que estás haciendo es contra tu pueblo, contra tu familia. Ya he hablado con Daniel Ortega, con Chávez Frías. Mañana habrá una reunión de presidentes centro americanos en Managua. Ortega me dijo ‘vente para acá que te vamos a reconocer todos como presidente de Honduras. También se organiza una reunión de presidentes bolivarianos”.

Zelaya pidió al embajador de EE.UU. que aclare si está detrás del golpe. Después exhortó a los soldados a que no apoyen la fuerza del terror, porque “con esta agresión a su presidente están creando un monstruo que no van a poder detener”. “Un gobierno usurpador no puede ser reconocido por nadie. Se quedará sólo”, proclamó.

Zelaya desmintió desde Costa Rica la carta leída a mediodía de ayer en el Congreso hondureño en la que supuestamente renunciaba a la presidencia, junto con su gabinete. “Es falsa esa carta, yo no he renunciado. Esto demuestra que en Honduras no sólo se ha producido un golpe militar, sino que también hay una conspiración política”, afirmó Zelaya.

Un portavoz militar dijo que Zelaya fue detenido   “en cumplimiento de una orden de los tribunales para impedir el plebiscito que pretendía realizar en contra de las sentencias del Consejo Nacional Electoral y de la Corte Suprema de Justicia, que lo habían declarado ilegal.

 Cuatro comandos de unos 200 soldados rodearon la residencia del mandatario antes de penetrar por la fuerza. Según un testigo que vive cerca, la tropa llegó poco antes de las seis de la mañana. Los militares realizaron cuatro disparos para intimidar. Eduardo Reina, secretario privado de Zelaya, dijo que “un nutrido contingente militar sacó al presidente y se lo llevaron, hubo choques con la guardia personal, con tiros, pero no se produjeron víctimas". Los militares condujeron a Zelaya a la base aérea de la capital, y desde allí lo expulsaron a Costa Rica.

Los militares impusieron un bloqueo informativo. Canales de televisión, públicos y privados, salieron del aire; CNN y TVE también perdieron la señal. Lo mismo pasó con las emisoras de radio. Antes del cierre, el presentador del gubernamental Canal 8 anunció: "Parece que los militares vienen hacia aquí, vayan a la plaza de la Libertad”.

En la capital y algunas zonas del país cortaron la energía eléctrica para dificultar las comunicaciones.

Los hondureños habían sido convocados este domingo a una consulta promovida por Zelaya para apoyar convocar una Asamblea Constituyente que reforme la Constitución y permita la reelección presidencial.

El Tribunal Supremo Electoral, la fiscalía, el Congreso, las FF.AA., la Iglesia y la mayoría de los medios de comunicación se oponían a la consulta, en la que veían la intención de Zelaya de perpetuarse en el poder siguiendo los dictados de su mentor, Hugo Chávez. En una reunión con el cuerpo diplomático, Zelaya dijo el sábado que pretendía  promover la democracia participativa y dar la palabra a los más pobres.

Aunque el resultado no iba a ser vinculante, desde las instituciones y los partidos se había instado al pueblo a no ir a votar. El giro de Zelaya al populismo izquierdista  y su cercanía a Chávez suscitaban crecientes recelos. “Estamos aquí como soldados a la orden de Honduras", le dijo Chávez a Zelaya el viernes, lo que aquí generó amplio rechazo. También causó malestar que Chávez llamara gorila al jefe de las FF.AA., general Romeo Vásquez.

El diario “El Heraldo” destacó que la presencia en Honduras de nicaragüenses y venezolanos para apoyar a Zelaya a realizar la consulta fue una de las causas que habrían precipitado la caída de Zelaya.

Los militares y las fuerzas vivas de Honduras actuaron de manera expeditiva para cortar de raíz la influencia de Chávez. “Actuamos antes de que fuera tarde. Quisimos evitar que aquí se repitiera el libreto que Chávez marcó a Bolivia y Ecuador, que tantos enfrentamientos ha provocado en esos pueblos”, declaró a “La Vanguardia” Porfirio Lobo, presidente del opositor Partido Nacional.  

LAS PROTESTAS POR EL GOLPE FUERON ESCASAS Y POCO NUMEROSAS

Por las calles de Tegucigalpa transitaron de nuevo tanquetas y camiones llenos de soldados. Se repitieron las escenas de los numerosos golpes de Estado que ha sufrido Honduras en los últimos decenios. Éste, al menos, no fue sangriento. No hubo ni un herido. Los militares tomaron los puntos estratégicos de la ciudad, mientras helicópteros artillados sobrevolaban la Casa Presidencial y el Parlamento.

Aunque la Corte Suprema de Justicia emitió un comunicado en el que se afirma que las FF.AA. “han actuado en base a derecho ante la desobediencia del poder ejecutivo de suspender la ilegal consulta”, está claro que lo que se produjo en Honduras fue un golpe de Estado. Con todas las letras. Por un conflicto judicial no se saca al presidente de su  residencia y se le expulsa del país.

Quien asuma el gobierno de facto enfrentará una unánime condena internacional, empezando por EE.UU. y los vecinos centroamericanos que se reúnen hoy para respaldar a Zelaya y rechazar el primer golpe en América Latina en cinco años. El último se produjo el 21 de abril de 2005 contra el presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez. Rafael Correa, actual presidente, participó como ministro de Economía en el gabinete golpista de Alfredo palacio Los ocho países miembros de la Alianza Bolivariana, que encabezan Cuba y Venezuela, así como la Organización de Estados Americanos (OEA) con toda seguridad van a decretar el aislamiento político y económico al nuevo régimen. 

Hay una orden de captura contra todos los ministros del gabinete. Algunos han pasado a la clandestinidad. Fueron detenidos los embajadores de Venezuela, Cuba y Nicaragua, junto a la ministra de Exteriores, Patricia Rodas. Los diplomáticos serían liberados poco después.

 En Tegucigalpa no se produjeron grandes protestas ni visibles muestras de solidaridad con Zelaya. En la capital, la mayoría de la población es muy hostil al populismo de Zelaya, con barniz izquierdista, en el que pocos creían. La cercanía de Zelaya con Chávez provoca temores y recelos. En los barrios pobres el presidente tenía mayor arraigo gracias a los programas sociales que estaba impulsando.

Las únicas protestas por el golpe se produjeron ante la residencia presidencial. Unos centenares de personas se manifestaron ante los soldados que custodiaban la zona.

“¡Adelante, la lucha es constante!”, “Queremos a Zelaya, esto es un secuestro”, “¡Golpe de Estado no!”, “Militares traidores”, “Que nadie tenga miedo”, “Vamos a ver si los militares van a disparar contra el pueblo”, fueron los gritos más reproducidos. Se produjo cierta tensión cuando los manifestantes pretendieron forzar la puerta principal. Los soldados les intimidaron con sus fusiles M-16 en posición de disparo. En otro momento, la gente obligó a las tanquetas a retroceder.

Subidos en un vehículo, un grupo de partidarios de Zelaya mostró una gran urna para hacer un simulacro de votación.

En algunos barrios se apreciaban columnas de humo que provocaban  neumáticos quemados. La policía disparó gases lacrimógenos contra grupos progubernamentales en el centro de la ciudad. 

CHÁVEZ: “UN GOLPE TROGLODITA”

Desde que se enteró del derrocamiento de Zelaya, Hugo Chávez se puso al frente de la condena mundial. “Es un golpe troglodita,  lo derrotaremos desde dentro y desde afuera, ya empezamos a movilizarnos”, dijo. “Si juramentan como presidente a Roberto Micheletti, presidente del Congreso, lo vamos a derrocar”, advirtió más tarde. “Ahora estos militares van a saber lo que es un pueblo… Detrás de los golpistas está la burguesía… los ricos… los que convirtieron a Honduras en una República Bananera”.

 

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  Artículo publicado originalmente en el diario La Vanguardia


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